martes, 8 de septiembre de 2009

Lo dicho…




Lo dicho…

Cuando ponderábamos la elección de Barak Obama en Estados Unidos reconocíamos, sin duda, el gran significado que tiene para la humanidad el que un hombre de color, de pensamiento moderno y democrático -sobretodo frente a la rémora de Bush- llegará a la presidencia de la Unión Americana.


Gonzalez Schmal
Pero, a la vez, teníamos que reconocer el reto que ello representaba para vencer los intereses de una historia de intervencionismos, abusos e hipocresías en materia internacional que caracteriza a los Estados Unidos. Inercia ésta que, incluso, no han podido modificar los innumerables humanistas críticos dentro de su propio país, que lo han intentado.

Por ello, ahora se revela nuevamente, aún sobre las esperanzas y deseos que despertó Obama, el que la fuerza de la tradición guerrera e imperialista de los Estados Unidos es más poderosa que los deseos de su propio presidente que, al fin de cuentas, se tiene que ceñir a ello.

El caso de las bases militares aéreas norteamericanas en Colombia, logradas como tantas veces lo ha hecho la política exterior norteamericana, cobijando a los gobernantes de derecha del continente para hacerlos cómplices o compañeros de viaje, es la muestra de que Obama no cambiará un ápice esa tendencia histórica de los gringos.

Puede uno estar o no de acuerdo con la vehemencia de Chávez, Evo o Correa en las actitudes de defensa frente a los Estados Unidos, pero lo que si estamos seguros es que tienen razón porque el enclave norteamericano aéreo en Colombia, es una amenaza permanente, inhibitoria de procesos políticos independientes y soberanos de los pueblos sudamericanos, un atentado al derecho internacional y a la razón misma en la convivencia civilizada entre las naciones.

La reelección de Álvaro Uribe en Colombia una vez que ha logrado la aprobación para lograr por tercera vez gobernar a ese gran país, es el signo inequívoco de que la estrategia de “guerra preventiva” que inauguró Bush, la seguirá fielmente Obama. Las apariencias engañan porque los Estados Unidos seguirán siendo por siempre los policías del mundo que, entre más pobre y atrasado esté, más fácil será someterlo.

Abogado

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