A Puerta Cerrada
Marcela Gómez Zalce
• ¡¿Impuesto a la pobreza…?!
• Bienvenidas…
Algunos políticos despliegan gran ingenio, mi estimado, cuando se trata de ocultar sus verdaderas (limitaciones) complicidades. Excelsos los anunciadísimos cambios de fondo para sacar a flote el barco de gran calado y su tripulación ante la emocionante adversidad. Y con el reciente decálogo visionario de Felipe que originó emotivas porras por parte of the usual suspects y los medios de intoxicación masiva, los nombramientos de ayer confirman, sin lugar a dudas, que el color favorito de este (des)gobierno, o sea, el gris, fue mejorado con… más gris.
Hay que cambiar de fondo y en reversa, my friend, para que todo siga igual o, para entrar de lleno al odioso catastrofismo, peor. Porque lo anunciado ayer no sólo llega tarde sino carece de altura de miras y más bien expulsa un olorcito a mediocridad, a chisguete de fragilidad, de debilidad y de connivencia. Los vientos del pasado regresan por la puerta de atrás develando que las divertidas pugnas dentro del gabinete de inútiles han dejado los primeros damnificados de tres años de desastre, descoordinación y talento para ocasionar varios originales tiraderos.
La salida del procurador (con minúsculas) Medina Mora fue una de esas muertes lentas donde las formas fueron el fondo si considera, mi estimado, que Eduardo ya estaba un poquitín hasta la madre (y viceversa) de haber perdido el encanto… bilateral, y de estar permanentemente confrontado con el otro mega travieso (e intocable) de García Luna. Ambas dependencias fueron seriamente dañadas por la infiltración del organizado crimen que desencadenó el cochinero de la Operación Limpieza —por presión de nuestros vecinos y no como se ufana Felipe Calderón—, y cuyos titulares no fueron tocados con el pétalo de una investigación al ser vulnerada la seguridad nacional, haiga sido como haiga sido.
Eduardo, como todo un gran funcionario (no olvide que valiente), tendrá su premio diplomático, y quien llega —porque ya debe estar planchado y almidonado por el senado de Beltrones— es el “Jefe” Diego, perdón, Arturo Chávez Chávez, socio distinguido de otro ilustrísimo personaje, el ex procurador Antonio Lozano, quien tuvo con Zedillo la gracia y el Encanto de pacas y osamentas, ¿lo recuerda...?
Con todo, Diego Fernández de Cevallos está de regreso (si es que, como Salinas de Gortari, alguna vez se fue) cuando aún está fresca la tenebra desarrollada en las cañerías ahumadas del GDF, pero lo más importante es que cierra la simpática pinza con Gobernación donde despacha otro entrañable cómpl… no, no, amigo, Fernando Gómez Mont.
El caso y el paso de Reyes Heroles por Pemex no fue sólo gris y patético sino que el amigo de Felipe premiado por las encuestas —donde al otro que le deberían dar fliiiiit es al titular whomever del Cisen— perdió batallas importantes contra el músculo de Georgina Kessel, logrando que sus sugestivas pugnas borraran del mapa los acuerdos, consensos y planes en materia energética cuyo chisguetín, por cierto, sigue siendo un holograma de nulo interés para el gymboree (con minúsculas) y Los Pinos.
La llegada de Francisco Gil… perdón de nuevo, de Juan José Suárez Coppel a Pemex estuvo aderezada con cambios de señales con el sindicato encabezado por Carlos Romero Deschamps y algunos priistas, mezcla que detona un delicioso dêja vú, como lo fue el Pemexgate… latrocinio donde Juan José fue importante protagonista, sin mencionar que entre sus linduras destaca el haber estado involucrado en delicadas investigaciones por parte de la SFP sobre raterías, corruptelas, curiositas adjudicaciones y tráfico de influencias a favor de los jijos Bribiesca Sahagún.
¡Chingooón…!
En Agricultura llega, de nuevo, Francisco Javier Mayorga para… para… ¿darle el tiro de gracia? y ser consistente con la política (gris) de Alberto Cárdenas.
Con estos tres cambios… de fondo, Calderón honra la estatura de su extraordinario decálogo. Muestra la solidez y la visión para alcanzar el México que todos queremos. Ahora sólo falta, my friend, en el caso de la PGR y Pemex, los jaloneos, los reacomodos y, of course, la fiesta de bienvenida de todos los traviesos…
Por la mirilla
Uno. Lo que faltaba de esta bola de cínicos: el Impuesto a la Pobreza. El cambio llegó por fin (aplausos) en este jinete (sin cabeza) que es montado por el mismo caballo foxiano.
Y dos. En el town hall meeting (con minúsculas) de Felipe transmitido por Televisa y TVAzteca cabe preguntar: ¿a cambio de qué…?, y ¿cuánto está costando el frívolo chistecito…?
gomezalce@aol.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario