Detrás del conflicto con Luz y Fuerza del Centro, se esconde algo más que energía eléctrica. Está el cruce de dos cables que disputan el panorama de las telecomunicaciones en México. Una conflicto entre Telmex y los que buscan romper su monopolio. Un chispazo que ya generó un...
CORTO CIRCUITO
Los cables se cruzaron. Y saltaron chispas. El corto circuito entre el gobierno mexicano y el sindicato de Luz y Fuerza del Centro (LYFC) luce casi inevitable.
Pero no es un cruce de cables de energía eléctrica. Son cables de cobre y de fibra óptica. Son redes de telecomunicaciones. Son la competencia que se necesita para equilibrar a Telmex.
Ése parece ser el trasfondo de un conflicto que se inició en el sexenio de Ernesto Zedillo, cuando el entonces subsecretario de Comunicaciones Javier Lozano enfrentó al monopolio de Carlos Slim.
Una disputa que se trasladó al sexenio de Vicente Fox y que más tarde derivó en que el dueño de Telmex fundió las aspiraciones de Javier Lozano para instalarse en la Secretaría de Comunicaciones y Transportes en el actual gobierno calderonista.
Un conflicto que hoy se desplaza a la arena de uno de los sindicatos más consentidos de México. Una disputa que está viciada de uno y otro lado.
En un extremo del cable está el gobierno mexicano, que busca meter en cintura lo que considera un sindicato que se salió de control y que le cuesta miles de millones de pesos en subsidios anuales.
Un gobierno mexicano que está dispuesto a liquidar Luz y Fuerza del Centro para consolidar la red nacional de electricidad en torno a la CFE.
Pero en ese mismo extremo del cable del gobierno mexicano, está la firma de un contrato para que una empresa monte un cableado de fibra óptica sobre la postería de Luz y Fuerza del Centro. Una posibilidad de triple play en telecomunicaciones. Romper el monopolio de Telmex.
Pero el contrato es cuestionable. Está asignado y firmado en el sexenio de Vicente Fox, sin licitación de por medio. Es otorgado a una firma española que termina en sociedad con dos ex secretarios de Energía del mismo sexenio foxista. Evidentes violaciones y conflicto de intereses.
En el otro extremo del cable está un sindicato que desmiente el saqueo a la empresa bajo el argumento de que apenas 39 por ciento de sus ingresos son para cubrir sueldos, prestaciones y jubilaciones.
Y que las pérdidas que se le atribuyen a Luz y Fuerza del Centro son las descompensaciones de una electricidad que la CFE les vende cara para que ellos la distribuyan y la facturen barata a los grandes consumidores del Distrito Federal y el Estado de México.
Pero en ese mismo extremo del cable está un sindicato que año tras año busca no sólo mantener, sino acrecentar privilegios laborales excesivos, que no son sostenibles en estos tiempos de competencia global.
Un sindicato que por su abierta filiación de izquierda, aparece como beligerante y retador. Tanto, que ningún presidente, ni Carlos Salinas, que sometió a "La Quina", lo ha podido meter en cintura.
Un sindicato que por sus relaciones con la Unión Nacional de Trabajadores (UNT) y con Francisco Hernández Juárez, el líder de los telefonistas, bien podría alinearse por simpatía a los intereses de Telmex. Al que perjudicaría la red de fibra óptica que se montaría sobre los postes de luz.
Por eso hay que ver el conflicto entre el gobierno y el sindicato de Luz y Fuerza del Centro como algo que va más allá del eterno conflicto laboral.
Es cierto que la intención final de esta confrontación apunta hacia una liquidación de Luz y Fuerza del Centro, para dar paso a una integración nacional de la red eléctrica bajo la CFE. Pero no hay que desestimar que eso es del pasado.
En el fondo, la disputa es de futuro. Del enorme potencial de negocios que significa la posibilidad de montar sobre su infraestructura una red de fibra óptica que sea la mejor opción para el triple play. El némesis de Telmex. Analicemos.
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'NO' A LA TOMA DE NOTA
Las hostilidades entre el sindicato de Luz y Fuerza del Centro y el gobierno comenzaron el 1 de octubre, cuando el líder Martín Esparza anunció que rompían relaciones con la Secretaría del Trabajo.
El motivo era la negativa de su titular, Javier Lozano Alarcón, de otorgar la toma de nota al dirigente sindical, hecho que se confirmó el lunes 5 de octubre.
En conferencia de prensa, el secretario del Trabajo dijo que existieron irregularidades en la elección sindical, incluyendo, entre otras, que hubo más votos que votantes, duplicidad de actas, listas diferentes en el número de trabajadores, falta de firmas y más.
Pero no fue sino hasta el martes 6 por la mañana, en el noticiero matutino de Carmen Aristegui, cuando Martín Esparza dio detalles de sus diferencias con Javier Lozano.
Y en la denuncia medular, el no reconocido líder sindical dijo que uno de los motivos de la disputa con el secretario del Trabajo era un contrato privado entre Luz y Fuerza del Centro con la empresa española WL Comunicaciones.
Con este contrato, sin licitación de por medio, se otorgaba a esa empresa el derecho de emplear la infraestructura de Luz y Fuerza del Centro para instalar una red de fibra óptica en el Distrito Federal y el Estado de México.
Pero la revelación de Martín Esparza se dio cuando dijo que esa empresa estaba en sociedad con dos ex secretarios de Energía del gobierno foxista: Fernando Canales Clariond y Ernesto Martens.
El líder sindical dijo que fue citado en el despacho del secretario del Trabajo para ser presionado en un intento por aceptar el contrato que no tenía cumplida la prometida reciprocidad con el sindicato.
Bajo las reglas del contrato colectivo de trabajo, si a una empresa se le concede el usufructo de alguna infraestructura de Luz y Fuerza del Centro, el sindicato tendría el derecho de tener una concesión espejo para dar el mismo servicio.
Martín Esparza cuestionó ante Aristegui el potencial conflicto de interés de que dos secretarios del ramo se convirtieran, antes de terminar el sexenio foxista, en socios de una firma que se beneficiaría de una empresa de energía en un contrato de telecomunicaciones.
La respuesta de Javier Lozano no se hizo esperar. Y en el mismo programa de Carmen Aristegui, el secretario del Trabajo hizo una apasionada y convincente defensa de la posición del gobierno.
Sin desmentir la existencia de la sociedad de los dos ex secretarios de Energía con la empresa española WL Comunicaciones, Javier Lozano dijo que después de algunos años, el contrato se había rescindido por incumplimiento de ambas partes.
Y manifestó que el gobierno del presidente Felipe Calderón estaba decidido a meter en cintura a una empresa y a un sindicato que son caros y malos.
La actitud frontal del secretario del Trabajo fue aplaudida, por ser la primera vez que una autoridad daba la cara para denunciar lo que consideraba abusos de un sindicato eternamente cuestionado por sus excesos.
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NO ERAN SUS ATRIBUCIONES
Pasada la euforia de la defensa, las críticas contra el secretario del Trabajo no se hicieron esperar. Podía estar cierto en el fondo, pero en las formas había pecado.
Y es que no es facultad de un titular administrativo dictaminar si la elección del dirigente sindical, haya sido como haya sido, era legal o no.
En todo caso, opinaron abogados laborales conocedores de la materia, Javier Lozano debió esperar a que los tribunales laborales correspondientes dictaminaran la limpieza de la elección. Y en consecuencia, negar o aceptar la toma de nota.
Pero lo que irritó sobremanera al secretario del Trabajo fue que Martín Esparza revelara que en sus oficinas se realizaron reuniones con los socios de WL Comunicaciones, incluyendo a Fernando Canales Clariond, con el fin de presionar para que se iniciara el servicio pactado en el contrato.
De acuerdo al líder sindical, en esas reuniones estaba también el abogado de la empresa española, el ex procurador Antonio Lozano Gracia, así como el ex subsecretario de Gobernación Armando Salinas.
El cuestionamiento sobre esta reunión fue inmediato. ¿Qué hace un secretario de Energía cabildeando un acuerdo que de origen corresponde a la Secretaría de Energía por estar involucrada Luz y Fuerza del Centro, o a la Secretaría de Comunicaciones por ser un asunto de telecomunicaciones?
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LA DISPUTA LOZANO-SLIM
La explicación a la intermediación de Javier Lozano a favor de la instalación de la fibra óptica tiene sus orígenes en el sexenio de Ernesto Zedillo.
Eran los días en que Carlos Ruiz Sacristán era el secretario de Comunicaciones y Transportes, y Javier Lozano era su subsecretario y oficial mayor.
Fue precisamente en esta época cuando el entonces segundo de a bordo de la SCT entró en conflicto con Telmex y con su presidente Carlos Slim.
Javier Lozano buscaba a toda costa la apertura del sector, mientras que desde Telmex se cabildeaba por mantenerlo cerrado.
Esa disputa se mantuvo durante el sexenio, avivándose en los días en que el ahora secretario del Trabajo ocupó la Comisión Federal de Telecomunicaciones.
Sin embargo, fue en el arranque del sexenio de Felipe Calderón cuando la confrontación entre Javier Lozano y Carlos Slim alcanzó su clímax.
Para nadie era un secreto que el ex priista convertido en panista buscaba ocupar la Secretaría de Comunicaciones y Transportes. Sus credenciales lo acreditaban.
Pero habría sido el veto de Carlos Slim el que disuadiera a Felipe Calderón de cumplirle a Javier Lozano su promesa. Luis Téllez fue designado titular de la SCT.
Y aunque se le designó titular de la Secretaría del Trabajo, nunca dejó de buscar Comunicaciones. Eso quedó en evidencia cuando Luis Téllez fue obligado a renunciar tras el escándalo de las grabaciones en las que se confrontaba abierta y despectivamente con la Cofetel.
A su salida, Javier Lozano buscó afanosamente que, ahora sí, le dieran la secretaría que tanto soñaba. Pero de nuevo los intereses de Carlos Slim se interpusieron, y la posición fue para Juan Molinar Horcasitas.
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LO QUE DICE EL CONTRATO
El 17 de agosto de 2005, un año antes de que terminara el sexenio de Vicente Fox, WL Comunicaciones presentó a Luz y Fuerza del Centro una solicitud.
Buscaba un acuerdo para retirar de las líneas de transmisión y ductos subterráneos el hilo de guarda para instalar en su lugar fibra óptica.
La intención era brindar a través de ese hilo los servicios de transmisión de voz, datos y video -el llamado triple play- en la zona de servicio de LYFC, que incluye el Distrito Federal y parte del Estado de México.
La petición era que la instalación de la fibra óptica fuera hecha por LYFC. Se procedió a la inspección y a analizar la factibilidad. El 23 de agosto se dio el visto bueno.
En esa fecha, WL Comunicaciones y LYFC firmaron un contrato de arrendamiento de infraestructura para el tendido de fibra óptica.
El 21 de octubre de 2005, celebraron un convenio accesorio al contrato para que WL Comunicaciones cubriera las aportaciones en efectivo y en especie por los retiros de los hilos de guarda.
La instalación de la fibra óptica se haría a lo largo de 312 kilómetros a través de postería y torres; 13.11 kilómetros serían subterráneos.
El acuerdo fue que del cable aéreo, que tiene 48 fibras ópticas, 16 serían transferidas gratuitamente a favor y en propiedad de LYFC. Del subterráneo, con 60 fibras ópticas, 24 serían para LYFC. En ambos casos, la empresa entregaba también el equipo de telecomunicaciones necesario para su operación.
Estos contratos y convenios fueron ajustados en el sexenio actual. Con fecha de 18 de diciembre de 2007, se firmó un nuevo convenio.
En él se estipula, entre otras cosas, que ni la fibra óptica ni el equipo de telecomunicaciones entregado por WL Comunicaciones a LYFC podrán ser vendidos.
Tampoco podrán darse en comodato o donados a favor de terceros para competir comercialmente con la empresa española.
El convenio fue firmado por el representante de WL Comunicaciones, Cristóbal Mario Canales Lebrija. En ningún anexo aparecen los nombres de Fernando Canales Clariond o Ernesto Martens.
Sin embargo, el hecho de que Martín Esparza lo denunciara y que el secretario del Trabajo no lo desmintiera, confirma en cierto modo la sociedad.
Reporte Índigo buscó a Canales Clariond y a Martens para tener sus puntos de vista, pero en sus respectivas oficinas dijeron que estaban fuera de México.
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SINDICATOS, UNT Y SLIM
Si los contratos se hubiesen concretado, el Distrito Federal y el Estado de México ya tendrían otra alternativa de triple play. Quizá la más eficiente.
Pero el convenio se frenó cuando Martín Esparza reclamó para el sindicato -no para LYFC- el servicio espejo al que tenían derecho de acuerdo al contrato colectivo de trabajo.
Como eso no se dio, el tendido de la fibra se congeló, y con ello se suspendió el negocio de WL Comunicaciones.
Fue en esas fechas, en 2007, según recuerda el líder sindical, cuando fue citado a las oficinas del secretario del Trabajo para negociar con los socios de la empresa española, incluyendo al menos a uno de los ex secretarios de Energía.
Martín Esparza dijo que a pesar de haber recibido amenazas de que el sindicato y LYFC serían demandados por incumplimiento de contrato, él no cedió.
Para algunos, la fortaleza del líder sindical en este caso no es casual. Sus vinculaciones gremiales y personales con Francisco Hernández Juárez, líder de los telefonistas y amigo de Carlos Slim, habrían influido de manera definitiva para no cumplir los contratos.
Una de las concesiones más preciadas de Telmex es no sólo la del monopolio del servicio, sino la del monopolio del uso de la postería por la que extiende su red.
Contar de súbito con una fibra óptica tendida sobre los postes, no de Telmex, sino de LYFC, era una amenaza sustancial a sus servicios premium, especialmente la entrega de telefonía, televisión e Internet en un solo cable.
Martín Esparza señala que el negocio de la fibra óptica sobre la postería de LYFC será en pocos años igual o más rentable que el cobro de la energía eléctrica, que asciende a 50 mil millones de pesos.
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LA LIQUIDACIÓN, CFE Y LA FIBRA OSCURA
Además del potencial conflicto con Telmex, existe otro motivo por el cual se hace necesario colocar a LYFC y la CFE bajo un mismo paraguas empresarial.
De poco sirve a la CFE licitar dos o tres cables de fibra oscura, como ya lo anunciaron, para montar el triple play a nivel nacional, si el Distrito Federal y zonas aledañas las controla LYFC.
El negocio de dar la fibra oscura de CFE es uno sin la Ciudad de México y zonas conurbadas, que con ellas. En esos dominios de LYFC, estarían ubicados 40 por ciento de los usuarios potenciales del triple play en los primeros años.
Por eso ahora la presunción es que LYFC será liquidada. Los trabajadores recibirían su indemnización conforme a la ley y la CFE entraría de lleno a operar bajo sus propias reglas.
Pero la historia apenas comienza. La marcha de ayer fue la primera expresión de la inconformidad sindical. Habrá que esperar para hoy viernes la respuesta del secretario del Trabajo.
El gobierno ya pintó una raya y dice tener una estrategia. El sindicato no está dispuesto a que se le presione a favor de ningún contrato que vaya contra lo que considera que son sus intereses.
Y mientras todo eso sucede, los mexicanos perdemos la oportunidad de tener mejores comunicaciones y el derecho de tener un boleto a la modernidad que impone la Red en el siglo 21.
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