viernes, 2 de octubre de 2009

LA EPOPEYA DE IXTAPALAPA Y EL ESFUERZO CIUDADANO

Hago una rápida reflexión en virtud de lo acontecido el día de ayer en el tan sonado tema de la Delegación Ixtapalapa.

Confieso que ayer mismo, por cuestiones de trabajo que no me permitieron estar presente en la convocatoria que hizo Clara Burgada desde el sábado pasado y enteramente adrede, encendí la televisión para ver uno de tantos canales basura para prestar atención a uno de los "líderes de opinión" del sistema. Gómez Leyva fue el elegido para el 'experimento' y lo que vi y escuché era lo que esperaba: tomando un extracto del discurso de Martí Batres donde éste habla atinadamente de toda la labor ciudadana que se hizo en la demarcación para informar de cómo se debía votar para favorecer a Clara Brugada y que resumió en 'una epopeya', el susodicho "comunicador" hace mofa y desvirtúa dicha labor, ya que, por supuesto, para él no fue una epopeya. Entiendo en parte que no haya sido una epopeya para él, en primera porque suele ver a México desde su escritorio, donde ni suda ni se acongoja y en segunda porque para la televisión, medio para el cual trabaja, lo de Rafael Acosta estaba por convertirse en un teatro más de la democracia mexicana, un teatro que hubiera resultado muy divertido para ellos, no una epopeya, después de todo, ¿qué les preocupa estando del lado donde el dinero todo lo compra y todo lo puede?

Es una lástima que en este país la voz de la sociedad es la que menos peso tiene. Si pudieran hablar los habitantes de Ixtapalapa, si pudieran ser más escuchados los compañeros de medios alternativos que estuvieron dando cobertura a la titánica labor de tocar puertas y documentar todo lo que acontecía en tan sólo pocas semanas previas a la elección, ellos darían fe de que, efectivamente, lo logrado en Ixtapalapa fue toda una epopeya, porque fueron jornadas de todo el día, porque fueron asoleadas y lluvias, porque muchos cayeron enfermos, porque fue un desgaste físico y hasta emocional. Así ha sido todo para nosotros desde el 2006, para muchos más, desde el desafuero en 2005: una epopeya.

Una lástima también que mis líneas y mi voz no puedan alcanzar a Gómez Leyva posado donde se encuentra, allá, en la nube del México de fantasía y de su escritorio feliz, porque si bien no estuve tan de lleno en la epopeya de Ixtapalapa como muchos otros compañeros sí lo estuvieron, pude percatarme de la labor, del trabajo y del esfuerzo.

Me siento satisfecha (como muchos lo estaremos) de que a pesar de tantos obstáculos, terminó por imponerse la voluntad popular, pero aún con ello creo que estamos más concientes de que vivimos en un México en donde cuesta muchísimo imponer la voluntad de las mayorías (como debiera ser ya que somos un país "democrático"). Y aún en caso de que en Ixtapalapa las cosas no hubieran terminado como ayer lo vimos, ni siquiera puedo hablar de una derrota como tal. En México no existen las derrotas ni los triunfos legales. En México los triunfos verdaderamente legales son una raya en el agua y hacer conciencia de esto también pesa, porque Ixtapalapa también nos demuestra que todo lo que intentemos en contra del sistema corrupto, vendrá acompañado de consecuentes acciones manipuladas, de traiciones, del juego de la percepción de las televisoras y el dinero que compra todo -hasta la dignidad-. Lo vivimos en 2006.

El colofón: Requiem para el TEPJF. Muchos esperabamos atentos su actuación en los casos de las delegaciones Miguel Hidalgo y Cuajimalpa, aunque también percibíamos en qué iban a terminar. Se corrobora que Felipe Calderón "ganó" y no precisamente gracias a los votos ciudadanos.

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