Por: Miguel Russo
::Diario Diagonales
La política sudamericana podría marcar la necesidad de mirar la política europea para huir de esa nefasta atracción a parecerse. Allá, como haciendo ostentación de los siglos y siglos de cultura (cultura Europa, está claro), el primer ministro Silvio Berlusconi lanzó la semana pasada su novísimo grito de guerra: ''menos inmigrantes es menos criminalidad''. Inmigrantes, dijo Berlusconi: africanos, asiáticos, americanos del sur o del centro; no del norte ni de otros países de Europa. Lo peor de todo no es que Berlusconi lo diga, sino que su notorio fascismo tenga el apoyo del 48 por ciento de los italianos.
De lo que debería tratarse, entonces, es de separarse de esas bestialidades. Algunos políticos lo hacen. Por ejemplo, el presidente de Bolivia Evo Morales, que destacó ante miembros de varios sindicatos y movimientos sociales, que ''si nos equivocamos en el gobierno, igual estaremos aquí frente a ustedes, para que nos riñan, para que nos corrijan. Ustedes están aquí para eso, esa es nuestra organización''. O el primer mandatario de Brasil, Lula da Silva, que envió un mensaje clarísimo al Foro Económico Mundial de Davos: ''El mundo necesita cambios profundos y complejos en busca de un modelo económico que favorezca la producción, no la especulación. Hace falta una regulación clara para poder evitar riesgos absurdos y excesivos''. O la candidata a intendenta de Montevideo, la comunista Ana Olivera, que anunció que donará el 85 por ciento de su sueldo si resulta electa (cosa que, con el 53 por ciento del apoyo al Frente Amplio en la capital uruguaya, parece un trámite).
Otros, en cambio, corren presurosos a mirarse en el espejo de Il Cavalieri. Es el caso de Sebastián Piñera, el presidente electo de Chile, que festejó la cancelación de siete partidos por resolución del Servicio Electoral al no obtener más del 5 por ciento de los votos en las últimas elecciones. Entre los partidos están el Comunista, el Humanista, la Izquierda Cristiana, el Movimiento Amplio Social. Y también el derechoso Chile primero. Claro que, sus poquísimos miembros ya tienen asegurado puestos en el nuevo gobierno del empresario multimillonario.
Otro que se destaca entre los copiones es el presidente de Colombia, Álvaro Uribe, que fue el primero que visitó a Porfirio Lobo para manifestarle su apoyo incondicional al triunfo amañado de las últimas elecciones en Honduras luego del golpe de Estado contra Zelaya.
Más cerca, en Perú, está por verse si las bromas del reconocido escritor y conductor Jaime Bayly se plasman en votos, con lo cual habrá otro país a la derecha del espectro en América Latina. Mientras tanto, el jefe de la Fuerza Aérea de ese país se trenzó feo con su par chileno para ver quién tiene la capacidad de ''pegar más fuerte'' luego de la compra de aviones de guerra a los Estados Unidos para dirimir un conflicto que ignora, como siempre, la verdadera necesidad de los pueblos.
Fuente: TELESUR
Difusión: AMLO TV
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