Los expedientes del Bar Bar
Estacionó su Mercedes Benz frente a la entrada del Bar Bar. Bajó acompañado de una mujer rubia. En el acceso al establecimiento, el encargado de revisar a los clientes pasó sus manos entre sus ropas. Al llegar a la cintura, detectó algo duro y cuadrado, al parecer un arma de fuego.
Por Icela Lagunas
“No hagas pedo”, le dijo Alger Falcón, “es para mi protección”. Y entró al bar.
Alger Falcón y Aarón “N” son los dos hombres más buscados por la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF), después de José Jorge Balderas Garza, “El JJ”, y “El Paco”, identificados como agresores del futbolista Salvador Cabañas.
Los también clientes asiduos del Bar Bar estuvieron bebiendo whisky Buchanans en la mesa 7, donde se encontraban “El JJ” y su escolta “El Paco” o “El Contador”, la madrugada del lunes 25 de enero.
Reporte Índigo tiene en su poder la averiguación previa FAO/AO-4/T1/00147/10/01, que contiene las declaraciones de empleados y clientes que estaban en el Bar Bar la noche en que Salvador Cabañas recibió un balazo en la cabeza mientras se encontraba en el baño de hombres.
El documento detalla la identidad de otros dos hombres que acompañaron a “El JJ” en su mesa. Entre ellos, Alger Falcón, asiduo cliente del antro, quien presuntamente operó la discoteca La Boom, en la zona de Toreo del Distrito Federal, en los años 90.
Alger Falcón entró con un arma de fuego al Bar Bar, irregularidad que detectó el vigilante del lugar Edgar López Luna. Pero esta falta fue solapada por Carlos Fernando Cázares Ocaña, “El Charly”, gerente del lugar, quien ordenó a su subalterno: “Ya pásalo”.
Las versiones contenidas en el expediente dan cuenta del cúmulo de irregularidades que ocurrieron en la discoteca antes, durante y después del ataque al futbolista paraguayo.
Por ejemplo, que se permitiera el ingreso de un hombre armado y que, una vez ocurrida la agresión contra el delantero del América, se limpiara el baño con agua mineral, cloro y aromatizante.
Y aún más: que se propusiera a la esposa del futbolista que declarara que los hechos habían ocurrido en la calle, que le negaran el acceso al baño donde estaba su esposo, que se ocultara el casquillo en una servilleta y que los empleados del antro dejaran escapar al agresor.
Todo con un fin: proteger el Bar Bar y, sobre todo, a sus dueños.
Los subgerentes del antro, Farid Dib Cabrera y Jorge Pinto, lanzaron de viva voz una orden al resto de los empleados del lugar: “Que dijeran que no sabían nada, que no comentaran nada”.
‘Charly’ y el hombre armado
“Limpien todo el pinche baño, hagan en chinga el corte y vámonos”.
Esa fue la instrucción que dio Carlos Fernando Cázares, gerente del Bar Bar, antes de que Salvador Cabañas fuera subido a una ambulancia para ser trasladado al hospital.
“Charly”, como lo conocen en el lugar, es quien tiene que dar más explicaciones.
Fue él quien frenó la revisión que sus empleados de seguridad hacían a Alger Falcón, a quien se le detectó el arma de fuego que traía fajada en la cintura.
“En ese momento, Alger se echa para atrás, evitando que lo continuara tocando, por lo cual le pregunto si traía algo y Alger contesta que no traía nada”, declaró Edgar López, encargado de la revisión a la entrada del antro.
“Le indicó que no puede pasar y en tono sarcástico le dijo al declarante: ‘es para mi protección’, entonces vía radio, Carlos Fernando, que se encontraba a una distancia de dos pasos, le ordenó al declarante: “Ya pásalo”, por lo que el emitente acató la orden y quitó la cadena”.
Detrás de Alger Falcón, uno de los hombres más buscados para dar con la identidad de “El JJ”, ingresó “El Paco”, quien levantó las manos como señal de que podían revisarlo.
‘Aarón’, el primero en llegar
Eran las 00:45 del lunes 25 de enero. Desde la mesa 7, un cliente a quien se conoce como “Aarón” pidió una botella de Buchanans 18. Se encontraba solo. Al cabo de unos minutos, llegó “El JJ” acompañado de “El Paco”. Y siguieron tomando whisky.
Luego pidieron un licor de hierbas que mezclarían con Boost, una bebida energizante.
Fue hasta las tres de la madrugada cuando se amplió el grupo de amigos que ocupaba la mesa 7. Se sumó otro cliente asiduo del lugar de nombre Alger Falcón. Iba acompañado por una mujer rubia, según declaró Francisco Javier Ibarra Salazar, el mesero encargado de atender las mesas numeradas de la 5 a la 10.
La versión de Ibarra Salazar coincide con la del cadenero Edgar López, quien relató ante el Ministerio Público que a las tres de la madrugada llegó al lugar Alger Falcón con una mujer de pelo rubio y recogido.
“Ahí está Alger y pregunta por Charly”, dijo un empleado del valet parking. Edgar López se dirigió al vehículo para ver al conductor, a quien saludó.
“¿Ahí está el pelón?”, habría preguntado Alger, refiriéndose a Carlos Fernando. Entonces, el vigilante se comunicó con el gerente del lugar para comentarle que lo buscaba Alger.
Al llamado acudió Carlos Fernando. Se dirigió al Mercedes Benz que manejaba Alger, con quien dialogó por un momento.
Luego de bajar del vehículo, sucedió el episodio del arma detectada a Alger Falcón. Sin embargo, entró al lugar con el consentimiento de “Charly” para reunirse con “El JJ”.
“Después Alger y su acompañante se ponen a bailar en el pasillo, el mesero que atendía la mesa del ‘JJ’ les sirve de la misma botella”, comentó Edgar el empleado de seguridad.
“En la mesa que ocupa ‘JJ’ y su amigo ‘Paco’ se encontraba parado Alger, quien tiempo atrás trabajó en la empresa, pero en otro lugar, en La Boom, por el rumbo de Toreo, como capitán, este saludaba a la gente que conocía”, declaró otro testigo arraigado, Heriberto González Vargas, de seguridad.
‘JJ’ invita trago a cubanas
Para entonces, Salvador Cabañas, su esposa María Lurjia Alonso y Amancio Rojas Fernández, cuñado del futbolista, ya habían ingresado al lugar y ocupaban la mesa 81. También consumían whisky.
Los tres habían llegado al Bar Bar a bordo de una camioneta Hummer, color gris, placas 251 TZM.
Nadie refiere haber visto que Cabañas y “El JJ” intercambiaran palabras o que tuvieran algún roce a lo largo de la madrugada en la que estuvieron bailando.
El único contacto en común fue el trío de bailarinas cubanas, quienes frecuentaban el bar cada fin de semana desde hacía un mes. Ellas habían intercambiado números telefónicos con el cuñado del futbolista, Amancio Rojas, quien les ofreció boletos para ver un partido de futbol.
Después, uno de los hombres que acompañaban a “El JJ”, probablemente Aarón o Alger, se dirigió a la mesa de las cubanas Diana, Ismary y Anaís para decirles que “El JJ” les invitaba una copa.
“Mi amiga Ismary y yo nos quitamos los zapatos y estábamos bailando y llegó hasta nuestra mesa un sujeto del sexo masculino de ojos claros y tez blanca, el cual nos dijo que venía de parte de ‘JJ’ y que nos invitaba una copa”, declaró Diana Hernández Díaz.
“Sin embargo yo le dije que estábamos descalzas, el cual dijo que no era problema y cargó en brazos a Ismary y la llevó a la mesa de ‘JJ’ y después regresó por mí y de igual forma me llevó cargando en brazos y me senté en un taburete al lado del ‘JJ’.
“Entonces me siento al lado del ‘JJ’ y me comienza a halagar y a invitarme todo lo que yo quisiera que pidiera, me dijo que qué tomaba y le dije que whisky, mandó traer el mesero y tomó la orden”.
Por espacio de media hora, la bailarina cubana conversó con “El JJ” o “El Modelo”. Se percató de que vestía ropa muy ajustada y no vio señal alguna de que portara un arma de fuego.
Al cabo de ese tiempo, “El JJ” le comentó a Diana Hernández que iría al baño. Se levantó de la mesa 7, e inmediatamente lo siguió “El Paco”, su escolta.
Caos y confusión
Diana también fue al baño de mujeres. Y, al salir, fue interceptada por el escolta del presunto agresor de Cabañas. Luego volvió a la mesa donde la esperaba su amiga.
Fue la última vez que vio a “El JJ”.
El hombre de ojos verdes que minutos antes las había cargado para llevarlas a la mesa de “El JJ” apareció a toda prisa y, sin mediar palabra, se llevó las pertenencias que “El Modelo” había dejado en la mesa.
La música cesó y las luces se encendieron. Al salir del bar, las jóvenes cubanas vieron en la calle muchas patrullas y una ambulancia. Tomaron un taxi rumbo a su domicilio. Llevaban prisa, no querían ser detenidas.
Una luz blanca, que era la señal de que había un conato o riña en el baño, se encendió al interior del bar. Los integrantes del equipo de seguridad subían y bajaban las escaleras a toda prisa.
Enrique Fichtl García, empleado de seguridad, escuchó una detonación cuando subía las escaleras para entrar al baño de hombres.
“En la puerta del baño vi a ‘El Gordo’ preguntándole, ¿qué pasó?, refiriendo que dicho sujeto lo empujó con su brazo izquierdo para salir corriendo seguido por ‘El JJ’, sin percatarse si alguno de ellos traía arma de fuego”.
Javier Ibarra Coronel, encargado de la limpieza de los baños, le alcanzó a decir: “Le pegaron en la cabeza”. Esto, mientras observaba el cuerpo de Salvador Cabañas rodeado por una mancha de sangre.
Por el equipo de radiocomunicación que utilizan los empleados de vigilancia, se escuchó: “Baño, baño”. Y, en seguida: “Charly, Charly, urge que subas al baño”, refirió el capitán de meseros Farid Dib Cabrera.
‘Pedo en el baño’
De lo ocurrido en el interior del baño solo había un testigo, Javier Ibarra Coronel, empleado de limpieza, quien en su primera declaración ministerial manifestó no haber escuchado nada. Posteriormente, en una segunda declaración, aclaró que sí hubo una discusión ente “El JJ” y el futbolista paraguayo.
El episodio referido por el afanador es sobre una discusión en torno al futbol.
“¿Qué pasó con esos goles?”, le dijo “El JJ” al delantero del América.
A lo que Salvador Cabañas contestó: “¿Cuáles goles?”.
“Los del América, para que gane el equipo”, le espetó “El JJ”.
El afanador refiere que Salvador Cabañas se tornó agresivo con “El JJ”, a quien le dijo: “¿Tú quién eres para decirme cuáles goles?”.
Entonces, de entre sus ropas, “El JJ” sacó una pistola escuadra de color negro que traía fajada a la cintura.
Al ver esto, el empleado de limpieza activó la alarma que utilizan para avisar al personal de seguridad que existe un problema.
“El JJ” apuntó a la frente de Cabañas diciéndole: “Yo soy el hijo de la chingada que te va a romper tu puta madre”.
Cabañas dirigió la frente hacia el cañón retando a su agresor: “Jálale, jálale”.
Vino la detonación. Y luego la inmediata reacción de “El JJ”, quien dijo a su escolta: “Vámonos”.
“Hay pedo en el baño”, “Le pegaron a Cabañas”, fueron algunas de las frases sueltas que se escucharon vía radio entre el equipo de seguridad.
Heriberto González Vargas, elemento de seguridad del Bar Bar, recuerda cómo corrió al baño, donde encontró a un hombre tirado boca abajo y sangrando abundantemente de la cabeza.
“Se dirige a las escaleras para impedir que la gente entre el baño e incluso se acercó la esposa del lesionado a la cual tampoco le permitió el acceso, ya que en ese momento no sabía qué relación tenía con el lesionado”.
‘Es Chava, es Chava’
Cuando la esposa de Cabañas logró entrar al baño, exclamó: “Es Chava, es Chava”, y a gritos solicitaba que le dieran las pertenencias de su marido.
“Es la señora quien le saca un teléfono celular de la bolsa trasera derecha del pantalón de Salvador Cabañas, mientras los paramédicos le pedían de favor que les permitiera darle los primeros auxilios”, atestiguó Heriberto González, del equipo de seguridad del bar.
Paramédicos y policías preventivos abarrotaron el lugar. Revisaron el cuerpo, y una vez que corroboraron que el jugador estaba vivo, lo subieron a una camilla y lo sacaron del lugar.
“Revisando al lesionado, me percaté de que este estaba combativo, es decir, que manoteaba y con su brazo derecho se golpeaba el abdomen, por lo que procedí a preguntarle a la mujer que se encontraba al interior del baño si el lesionado había ingerido bebidas alcohólicas o algún tipo de droga”, precisó uno de los paramédicos.
En la ambulancia también se fueron el gerente del Bar Bar, Carlos Cázares, quien ocupó el asiento del copiloto, y María, la esposa del jugador.
Carlos Cázares aprovechó para plantear a la esposa de Cabañas que lo mejor sería decir que los hechos habían ocurrido afuera del bar, así evitarían el acoso de la prensa.
Así quedó asentado en la averiguación previa FAO/AO-4/T1/00147/10/01:
“Que al encontrarse a bordo de la ambulancia que trasladaba a Salvador Cabañas al Hospital Ángeles, Carlos Fernando Cázares le pidió que debía declarar que todo había pasado afuera del bar y que no se preocupara ya que el seguro iba pagar todos los gastos del hospital”.
‘Limpien todo el pinche baño’
Antes de subir a la ambulancia, el gerente había dado una orden a sus empleados: “Limpien todo el pinche baño, hagan en chinga el corte y vámonos”.
Por eso, el encargado del baño, Javier Ibarra Coronel, cumplió al pie de la letra las instrucciones.
Primero limpió con Tehuacán, luego echó clarasol al piso y, por último, aromatizante.
Todos colaboraron con el gerente y los subgerentes para no meter en problemas al Bar Bar y a sus dueños, Simón y Ramón Charaf.
Fue por eso que Heriberto González Vargas, uno de los empleados de seguridad, también escondió el casquillo que encontró en el baño y lo envolvió en una servilleta, de lo cual informó a “Charly”, el gerente.
“Mira el casquillo. ¿Sabes qué?, lo voy a desaparecer”, le dijo.
Ya ante el Ministerio Público, el gerente admitió que sí estaba enterado del casquillo, pero que no sabía lo que había hecho Heriberto con él después de que se lo mostró.
En esa misma declaración, “Charly” recordó que durante 2009, “Paco”, el escolta, “se presentó al bar en compañía del ‘JJ’, queriendo entrar armado, sin embargo, al haberle hecho la revisión y detectar lo anterior por debajo de la ropa se le negó el acceso, teniendo que dejar el arma en su vehículo”.
A pesar del desorden y el caos que imperaba en el antro tras el ataque a Cabañas, los empleados del Bar Bar permitieron la salida de los agresores.
Fue Ihosvani Díaz Díaz, subgerente del lugar, quien les abrió la puerta para que salieran a la calle.
El temor al ‘peligroso’ sinaloense
¿Por qué tanto encubrimiento? El encargado de la limpieza de los sanitarios del Bar Bar habló a nombre del resto de los empleados.
“Deseo agregar que la primera declaración la rendí con mucho temor y miedo a que me pase algo a mí y a mi familia, porque todos en el bar saben que el señor es muy peligroso porque dicen que es de Sinaloa y se mueve con gente que siempre lo tiene muy protegido y todo mundo lo respeta por temor a que les haga algo, por lo que temo por mi seguridad y la de mi familia”, declaró el afanador Javier Ibarra Coronel.
Los empleados del Bar Bar sabían mucho de “El JJ” y de su acompañante “El Paco”. Hicieron poco por detenerlos y mucho por ayudarlos a escapar y ocultar evidencias.
Defensa alegará ataque premeditado
El despacho de abogados de Juan Antonio Araujo Riva Palacio, encargado de defender a los siete empleados del bar arraigados por un lapso de 30 días, ya estableció que el ataque al futbolista Salvador Cabañas fue premeditado.
El argumento de los defensores radica en que el video que presentó la PGJDF está editado, no aparece la parte donde se observa que uno de los hombres que acompañaban esa noche a “El JJ” se le acerca y le entrega un objeto (presumiblemente un arma) que le coloca en la cintura.
No es la primera vez que este despacho de abogados enfrenta en un juicio al Ministerio Público de la PGJDF, pues justamente Araujo Riva Palacio es quien aún encabeza la defensa del ex jefe policiaco Guillermo Zayas, acusado de homicidio por el caso de la discoteca New’s Divine.
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Los siete arraigados hasta el momento por el Caso Cabañas:
1. Carlos Fernando Cázares Ocaña, 41 años, gerente.
2. Farid Dib Cabrera, 28 años, capitán de meseros.
3. Ihosvani Díaz Díaz, 33 años, capitán de meseros.
4. Edgar López Luna, 34 años, vigilante cadenero.
5. Enrique Fichtl García, 44 años, vigilante general.
6. Heriberto González Vargas, 38 años, vigilante cadenero.
7. Javier Ibarra Coronel, 45 años, encargado del baño de hombres.
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¿Un atentado planeado?
La agresión contra el futbolista Salvador Cabañas habría sido un acto planeado por Jesús Jorge Cabañas Garza y su cómplice “El Paco”, pues en el video de los hechos, editado por la Procuraduría de Justicia capitalina, se observa el momento en que el escolta de “El JJ” finge un abrazo con otro hombre para introducir el arma.
Así lo denuncia en entrevista con Reporte Índigo Juan Antonio Araujo Riva Palacio, el abogado de los siete empleados del Bar Bar que están arraigados.
El defensor sostiene que el video tomado por las cámaras del lugar es una prueba contundente para demostrar que en el acceso al antro un hombre que simula abrazar a “El Paco” le introduce un objeto en la cintura, presuntamente el arma de fuego.
Para sostener su dicho, Araujo Riva Palacio menciona que en los videos tomados por las cuatro cámaras instaladas en el bar, se aprecia cómo, a las 5:09 a.m., “El Paco” sale a la cadena de acceso y abraza a uno de los escoltas que esperan afuera, mientras le ponen un objeto en la cintura.
“A las 5:09 es el momento en el que le colocan el arma, y él solicita un arma, con lo cual se evidencia que hubo una razón y un motivo”, puntualiza el litigante.
“Entonces, si se violó el sistema de seguridad, era imposible que los empleados lo pudieran prever o evitar, contrario a lo que están señalando las autoridades, que facilitaron la entrada del arma, casi, casi dolosamente y a sabiendas”, agrega.
Por eso, la defensa tratará de desvirtuar la versión de que los empleados fueron copartícipes de la tentativa de homicidio.
“Yo no sé si Cabañas provocó ya este evento en el baño, pero desde la 5:08 que ingresa el arma, no hay otra explicación, más que iban precisamente a lo que iban, a dispararle”, explica el abogado.
El litigante señala que tras la agresión a Salvador Cabañas en el Bar Bar, y ante la falta de resultados para capturar a los responsables, José Jorge Balderas Garza y su cómplice “El Paco”, Televisa ha presionado al gobierno del Distrito Federal, concretamente a la Procuraduría de Justicia capitalina.
Denuncia que la presión de la televisora podría propiciar que la PGJDF consigne a los trabajadores por un delito grave, aun cuando no se conoce la versión del principal afectado, el futbolista Salvador Cabañas.
El defensor analiza los riesgos de que Televisa use su poder para satanizar a los siete trabajadores y usarlos de chivos expiatorios ante la ausencia de “El JJ”, señalado como el principal agresor.
Está consciente de que algunos de los empleados del Bar Bar cometieron errores gravísimos en su afán de evitar que el futbolista paraguayo tuviera problemas con los medios de comunicación, pero también en un intento de exculpar al establecimiento de responsabilidades jurídicas.
Además, todos los trabajadores del antro ubican a “El JJ” como una persona poderosa con la que se debía tener cuidado, no en vano se movía custodiado por un cerco de seguridad.
“Que afronten sus responsabilidades, pero que tampoco se les satanice o se utilice como chivos expiatorios porque no se ha podido detener al ‘JJ’”, dice.
El abogado, quien también llevó la defensa del ex jefe policiaco Guillermo Zayas, acusado de homicidio doloso por la muerte de 12 personas en la discoteca New’s Divine, hace un llamado a las partes involucradas para que cada quien asuma su responsabilidad y que cad quien pague por sus culpas.
Incluido Salvador Cabañas, quien se mantiene convaleciente en un hospital privado y no ha rendido su declaración.
“Yo creo que valdría la pena escuchar la versión de Cabañas y de su familia. A mí me es muy sospechoso que no recuerde nada, el hecho de esa salida psiquiátrica de que se le borró el casete para siempre, esa sí yo no me la creo”, puntualiza Araujo Riva Palacio.
Por eso solicitará la intervención de un especialista, un perito en psiquiatría, para tener un dictamen externo al del Hospital Ángeles, donde es atendido el delantero del América.
El propósito es establecer si los daños ocasionados por la bala provocaron esa pérdida de memoria o si se trata de una estrategia para evitar que se sepa la verdad.
Fuente: Reporte Indigo
Difusión: AMLOTV
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