viernes, 5 de febrero de 2010

Riesgo de la vacuna


Riesgo de la vacuna

¿Te duelen las piernas después de la vacuna?... ¿Puede salirte más caro el remedio que la enfermedad?

En 1976 una vacuna contra la influenza ocasionó demandas por 3.5 billones de dólares en Estados Unidos.

Y por los mismos desórdenes neurológicos que hoy puede producir la vacuna para prevenir la A H1N1 en Monterrey y en todo el país.

Por ello el temor que se extiende en esta ciudad. A nadie le gusta que le pinchen el cuerpo y menos cuando duda del compuesto que le aplicarán.

Y quizás este riesgo también se debe el titubeo de las secretarías de Salud, tanto de la federal como de la local, para enfrentar la verdad sobre el síndrome Guillain Barré.

Como el caso de Sandra, de quien omitimos sus dos apellidos para guardar su anonimato. Ella ya fue diagnosticada con este desorden neurológico.

Padecimiento que hace una semana la llevó de urgencia al Hospital San José.

Apenas un día después de vacunarse contra la A H1N1, esta mujer joven de 28 años, que trabaja en una cadena de supermercados y habita en el sur de la ciudad, empezó con dolores en sus piernas.

Pero ese fue sólo el comienzo de lo que vendría.

Porque tres días más tarde el diagnóstico fue que tenía el Síndrome de Guillain Barré, padecimiento que significó un ataque a todo sistema motriz y a su vista.

No puede caminar regularmente. No puede ver y tiene falta de sensibilidad en sus extremidades. Y no sabe cuál será la evolución del síndrome.

Por una vacuna, Sandra se llevó una verdadera sorpresa que hoy afecta toda su vida y su entorno.

Aunque muchas teorías hablan de que el síndrome de Guillain Barré puede ser detonado por cualquier vacuna, la verdad es que no existen pruebas de ello.

Pero es un hecho que Sandra había sido vacunada en muchas ocasiones durante su vida y nunca manifestó síntomas de este trastorno neurológico.

Además, el dolor de sus piernas y los demás indicios empezaron apenas un día después de que la secretaría de Salud local, que dirige Jesús Zacarías Villarreal, acudió a su empresa para aplicar las vacunas.

Y es que ante la escasa afluencia de ciudadanos a vacunarse, la secretaría buscó alternativas para realizar aquí la campaña nacional.

Porque hace tres semanas, antes de la constante publicidad en los medios de comunicación y el ejemplo que puede reflejar el contagio del alcalde, muy pocos regios habían sido inyectados.

Así que funcionarios de Salud se reunieron con unos 15 capitanes de empresas locales para pedirles que promovieran entre sus empleados la aplicación de las vacunas.

Pero solamente dos o tres compañías estuvieron de acuerdo, precisamente por las dudas que empezaban a propagarse sobre la aplicación.

Sandra fue una de las empleadas que se aplicó la vacuna, pero hoy se arrepiente.

Quizás la presión de las autoridades federales, de la propia Organización Mundial de la Salud, o de los propios laboratorios y sus ambiciones comerciales, repercuten en esta constante campaña.


Porque hasta el momento ninguna autoridad de Salud en este país ha salido a difundir la posibilidad de que alguien adquiera el síndrome de Guillain Barré a causa de la aplicación de la vacuna contra la influenza humana.

Pero Sandra no es la única con el síndrome.

Y en otros estados y en otros países que están utilizando la vacuna también han aparecido trastornos neurológicos en gente que fue vacunada.

Aparentemente, un lote de ampolletas de origen alemán fue el que se utilizó para la aplicación de la inyección que disparó el padecimiento en Sandra.



EL SECRETO DE SALUD

La infectóloga que hizo el dictamen, Ana Graciela Yee Arellano, dijo a Reporte Índigo Monterrey que no quiere hablar sobre el tema, porque le pidieron guardar silencio.

A familiares de Sandra también les pidieron callar.

Y la secretaría de Salud local a cargo de Jesús Zacarías Villarreal le atribuye el estudio del caso a la secretaría federal.

Una vez más el misterio de las autoridades vuelve todavía más agudo el temor de los ciudadanos sobre la vacuna.

Extraoficialmente, el tema del síndrome motivó que la semana pasada el sector Salud convocara a una reunión en la Ciudad de México.

En esa junta se trató la probabilidad de que al igual que Sandra y otros casos más en este país, empiece a correr por todo el territorio mexicano el riesgo de un ataque al sistema neurológico.

Pero esto provocaría que la campaña contra la influenza A H1N1 fracase. Así que se acordó que la mejor opción era callar sobre el tema para ver cómo resultaban las cosas.

De hecho, a los familiares de Sandra les informaron que aquí en Monterrey ya hay más casos de trastornos neurológicos.

Pero estos se presentaron en el sector público y a los pacientes no les mencionaron que el síndrome podría deberse a la aplicación de la vacuna.

El alegato de la Secretaría de Salud es que no pueden confirmar que el Guillain Barré sea producto de la vacuna.

Otra vez el silencio, la ambigüedad en sus declaraciones escuetas sobre el tema y la desinformación provocan que haya más miedo entre la población.



EL REMEDIO, PEOR QUE LA ENFERMEDAD

Por Javier Estrada

Apenas hace un mes, dos ciudadanos canadienses no hubieran imaginado que el remedio les iba a salir peor que la enfermedad.

Y es que a Donna Hartlen, de 39 años, y a Don Gibson, de 80, se les diagnosticó con el Síndrome Guillain Barré (SGB), una enfermedad que debilita los nervios, después de que se les inyectó la vacuna contra la influenza H1N1.

Hartlen se sentía bien hasta el 29 de diciembre, cuando recibió el tratamiento. Después la madre de familia enfermó y colapsó.

Cuando llegó al hospital se dio cuenta de que Gibson estaba en el cuarto de al lado. Y comprobó lo terrible: a él también le habían inyectado la vacuna dos días antes que a ella en el mismo consultorio médico.

Los dos residentes de Ontario están convencidos de que el remedio les resultó contraproducente y de que los doctores se niegan a hablar sobre los efectos secundarios de la vacuna para no causar conmoción en el público.

La madre de dos niños también se ha topado con que las mismas autoridades que le proveyeron el medicamento parecen ignorar su condición a la hora de solicitar apoyo.

“Ellos (el gobierno) son los que impulsaron esta vacuna. La promueven cada cinco minutos en televisión. Así que hago lo que me dicen y me da SGB. ¿Y aún así no me van a ayudar?”, cuestiona.

El SGB también se ha manifestado en Estados Unidos y Francia en pacientes a los que se les ha suministrado la vacuna contra la influenza estacionaria.

En Virginia, Estados Unidos, Jordan McFarland, de 14 años, presentó los síntomas horas después de recibir el medicamento a mediados de noviembre de 2009.

Luego de una semana convaleciendo en el hospital, salió de su cama en silla de ruedas. Los doctores le indicaron que se recuperaría en un periodo de cuatro a seis semanas solamente con terapia física.

La madrastra del niño concuerda con los canadienses. Que el gobierno no quiere crear miedo o pánico en la comunidad acerca de la posibilidad de contraer el síndrome.

Un día después y al otro lado del Atlántico, en Francia, una joven también fue diagnosticada con el SGB seis días después de recibir la inyección con el medicamento.

Este suceso, sin embargo, no cambió mucho la percepción que la sociedad francesa tenía con respecto a esta vacuna. Una encuesta de Le Monde reveló que 83 por ciento de la población no tomaría la vacuna.

Eso se suma al impacto mediático que nueve personas causaron al presentar cargos formales en las cortes, alegando que la vacunación masiva contra la influenza estacionaria es un intento por “envenenar a la población francesa”.

La expectativa acerca de esta posibilidad sube, mientras que la constante es el escepticismo que el público tiene frente a las autoridades. Y no dejará de hacerlo hasta que se pruebe que el remedio no es el causante de este síndrome inusual.

Fuente: Reporte Indigo
Difusión: AMLOTV

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