Bajo la Lupa
¿Solución diplomática BRIC y/o turco-brasileña para Irán?
Alfredo Jalife-Rahme
El primer ministro de Turquía, Ahmet Davutoglu, y el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, durante su encuentro del pasado jueves en BrasiliaFoto Reuters
Sin contar la devastación ambiental que provocó en sus múltiples guerras en los Balcanes e Irak, gracias a su generosa diseminación de uranio empobrecido (ver Bajo la Lupa, 14/4/02) –tema que anómalamente no formó parte de la Cumbre de Seguridad (sic) Nuclear de Obama–, Estados Unidos (EU), único en la historia que ha lanzado dos bombas nucleares sobre las poblaciones civiles de Hiroshima y Nagasaki, hoy principal vendedor de armas de todo tipo en el mundo (reporte SIPRI 2010) y poseedor, con Rusia, de 95 por ciento de las armas nucleares del planeta, ha creado inconmensurables problemas atómicos al género humano desde que el genio nuclear se salió de la botella, como vaticinó el físico arrepentido Robert Oppenheimer, encargado del Proyecto Manhattan, hace 71 años.
Fue EU el que empezó el programa nuclear de Irán en la nefaria etapa del sha para contener entonces a la URSS en el Mar Caspio y, todavía, en forma homicida, tiene alojadas pletóricas bombas nucleares en por lo menos otros siete países en el mundo, entre los que destacan Alemania y Japón, que han suplicado vanamente su inconfortable desalojo.
EU, el país menos indicado para propinar lecciones de axiología antiproliferativa, exige ahora resolver en forma unilateral su lúgubre legado nuclear, como es el caso de Irán, el que desea aplicar sanciones asfixiantes en caso de no sucumbir a sus pretensiones asimétricas.
El semanario estadunidense Defense News (14/4/10) reveló que Turquía y Brasil, dos miembros no permanentes del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que se oponen a nuevas sanciones contra Irán debido a su controvertido programa nuclear, trabajan una solución diplomática que evitaría las sanciones.
De Defensa (15/4/10), portal estratégico-militar europeo, coloca en relieve la reunión en Brasilia del muy solvente canciller turco, Ahmet Davutoglu (padre del neo-otomanismo que reposicionó a su país en el gran Medio Oriente), con el presidente Lula y su muy capaz canciller Celso Amorim, al margen (sic) de la segunda cumbre del BRIC (acrónimo de Brasil, Rusia, India y China), por cierto, escamoteada por los multimedia israelí-anglosajones: en forma simbólica y muy significativa desde el punto de vista político, la reunión turco-brasileña se escenificó al margen (sic) de la cumbre BRIC, en la misma capital Brasilia.
El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, se había reunido con Lula en Washington, también al margen de la Cumbre de Seguridad Nuclear de 47 países, convocada por Obama (ver Bajo la Lupa, 11/4/10).
¿Habrán notificado Erdogan y Lula a Obama sobre la solución diplomática al contencioso iraní que debe pasar por la firma obligada y sin condiciones de Israel al TNP (Tratado de No Proliferación Nuclear), del que Irán es signatario?
De Defensa infiere que Lula es el delegado del BRIC para dialogar con el ministro turco. Entonces, ¿de quién es delegado el canciller Davutoglu? ¿Del alto mando militar de EU con quien Turquía mantiene todavía óptimas relaciones?
Turquía es el único país islámico miembro de la Organizacion del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), pero en fechas recientes se ha alejado dramáticamente de Israel, su anterior socio militar estratégico, debido al infanticidio palestino en Gaza, mientras se ha acercado asombrosamente a Rusia, Irán y Siria.
Del BRIC, en general, y de Brasil, en particular, nos hemos explayado suficientemente, pero no así de Turquía (Cambia el Eje Geopolítico de Medio Oriente; Radar Geopolítico; Contralínea, 1/11/09), al que habíamos ya detectado como una nueva fuerza emergente en el gran Medio Oriente.
Baste sintetizar que Turquía forma parte, sin mucho ruido, del G-20, el nuevo andamiaje de gobernación global que sustituyó al G-7/G-8 que controlaba la unipolaridad estadunidense.
Pittsburg Post-Gazette (19/9/09) expone que Turquía es un poder mediano en más de un sentido: puente geográfico, económico y cultural entre Europa y Asia, y país islámico (sunnita) de orientación laica (sic) y occidental, al que el G-20 reconoce como un jugador (sic) de significado global con su papel líder en la seguridad energética y la paz en Medio-Oriente.
A juicio de De Defensa, Lula parece haber sido ungido del apoyo implícito del BRIC y, sin duda alguna, de Rusia y China, que han exhibido fuertes reticencias contra las sanciones asfixiantes que exige el belicoso primer ministro israelí Bibi Netanyahu.
El portal europeo conjetura sobre el acercamiento de Turquía al BRIC, agrupación de la que debiera formar parte en algún momento–por cierto, como debiera ser el caso del mismo Irán y de Argentina, adonde acudió en forma espectacular el presidente Medvedev, en vísperas de la cumbre de Brasilia, lo cual pone en jaque a EU en su otrora patio trasero entre la Antártida y las Malvinas y, además, para que James Monroe se revuelque más en su tumba con todo y su unilateral tratado de excluyente enajenación (en el sentido catastral y siquiátrico).
Honor a quien honor merece: De Defensa exalta a Lula, quien se afirmó en fechas recientes con la mayor firmeza como adversario de las sanciones y presiones agresivas contra Irán.
Horror a quien horror merece: el premier turco Erdogan fustigó al gobierno del primer ministro Netanyahu de ser la principal amenaza a la paz en Medio Oriente (MENAFN, 8/4/10) debido a su dotación clandestina, que va desde 200 hasta 600 ojivas nucleares.
Lo peor: Netanyahu –a quien la misma ex canciller israelí Tzipi Livni acusó de haber convertido a Israel en un Estado paria (ver Bajo la Lupa, 21/3/10)– todavía en forma hipócrita se da el lujo de pontificar al mundo entero cuando Israel ni siquiera es signatario del TNP, lo cual pone en la picota la loable (en teoría) desnuclearización de Obama, que peca (en la práctica) de dos pesas y mil medidas.
De Defensa juzga que Turquía no ha cesado de afirmar y profundizar una postura de acomodamiento con Irán, más que nunca necesaria a la luz del grotesco desequilibrio en el que EU y sus aliados europeos se han convertido en los voceros de la política pregonada por el país más agresivo de la región, Israel, además, sobrecargado ilegalmente de bombas nucleares.
La solución diplomática turco-brasileña, a juicio de De Defensa, es de considerable peso específico y, de paso, desmonta la asimetría de desnuclearización de Obama en la cumbre de Washington donde evocó en forma tímida la posibilidad implícita de que Israel pueda firmar el TNP.
El portal europeo ironiza que sea probable que el presidente de EU esté efectivamente informado de que Israel dispone de alrededor de 200 bombas nuclea- res. En flagrante contraste, Obama evocó sin timidez el peligro iraní, cuando no existe evidencia alguna de que posea una sola bomba nuclear.
La prueba de fuego del incipiente nuevo orden multipolar, que tanto reclamó la segunda cumbre del BRIC, pasa por la fractura tectónica de la geopolítica del siglo XXI: Irán.
¿Podrá evitar la laudable solución diplomática turco-brasileña la enésima guerra de Israel en la región, esta vez, contra Irán?
¿Podrá Obama detener y serenar a Netanyahu?
Fuente: La jornada
Difusión AMLOTV
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