EN CONCRETO
Laura Itzel Castillo
Miércoles 18 de agosto de 2010
El lunes pasado, durante el desarrollo del Seminario de Energía realizado en la Cámara de Diputados y organizado por la que esto escribe, tratamos el tema “La producción de energía eléctrica y el margen de reserva”, con la participación de expertos como Claudia Sheinbaum, Mario Govea y Francisco Carrillo.
La Estrategia Nacional de Energía, promovida por Georgina Kessel y elaborada por la empresa trasnacional McKinsey, señala que existe un amplio margen de reserva en la capacidad de generación eléctrica.
El margen de reserva es la diferencia entre la capacidad de producción de electricidad y la demanda máxima consumida en determinado periodo. El margen de reserva está constituido por plantas generadoras de electricidad a las que corresponde mantener la producción cuando hay un apagón o se realizan obras de mantenimiento.
Internacionalmente se acepta que el margen de reserva alcance 20% aproximadamente. Por ahora el margen de reserva llegó a 47%, casi la mitad de la demanda de energía, según las cifras que Kessel y McKinsey reconocen.
Cabe preguntarse: ¿por qué la cifra del margen de reserva aumentó durante la última década? La respuesta es simple. Porque CFE contrató a empresas trasnacionales bajo el esquema de los denominados productores independientes de energía, creados por Salinas de Gortari.
No obstante esta situación, la CFE sigue haciendo adjudicaciones para la construcción de termoeléctricas. Hace unos días adjudicó a un consorcio integrado por tres trasnacionales una nueva planta termoeléctrica en Chihuahua denominada Norte.
Por un lado los gobiernos neoliberales han comprado energía innecesaria, cara y contaminante a privados violando la Constitución, mientras que por otro lado nunca autorizaron a Luz y Fuerza instalar plantas para generar electricidad.
Por ejemplo en 2007 la empresa española Unión Fenosa le vendió a CFE el kilowatt/hora a 57 centavos y CFE lo vendió a Luz y Fuerza en un peso. Pero LyFC tuvo que vender a los industriales a 93 centavos el kilowatt/hora.
Pero la “eficiencia” de CFE se mide con ejemplos como el que nos describe Catalina García, quien vive en la Unidad Habitacional Tlatelolco, donde les falló el viejo transformador de la subestación subterránea situada en el módulo central del edificio Chihuahua. Una de las fases quedó fuera de servicio. En su carta Catalina señala: “Para empezar no existe más un centro telefónico de atención al usuario, sino un call center. Las señoritas que contestan (unas amables y otras que quieren ser déspotas, si uno se deja) sólo hacen eso: contestar el teléfono, no tienen la más remota idea de lo que significan los datos que les dimos ‘es subterráneo’, ‘es alta tensión’, ‘es un transformador al que se le botó un fusible’, ‘no, nosotros no nos podemos meter a cambiarlo’. Vamos, ni siquiera tienen una Guía Roji que les indique que Tlatelolco no está junto a ‘Mundo E’, adelante de Satélite, como pensó una de ellas, sino en el Centro de la ciudad.
“La primera cuadrilla que llegó no tenía todos esos datos, pensaba que era cosa de subirse a un poste. Les dijimos que no podían bajar, que había riesgo mortal para ellos y entonces se comunicaron a ‘Tacuba’ para precisar.
“No llevaban casco, guantes, zapatos especiales, overol, ni siquiera linterna, la cual prestamos los vecinos, quienes armamos también una extensión con foco.
“El que sabía un poco más nos dijo que era el fusible. El que habían puesto en la falla anterior (hacía apenas dos semanas) era de 50 amperes menos de capacidad. Pues dijeron: trabajamos con lo que hay”.
Esta es sin duda la empresa de clase mundial que ofrece su propaganda.
Fuente: El Universal
Difusión: Soberanía Popular
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