jueves, 19 de agosto de 2010

Desastre en el norte


Rodolfo Sánchez Mena
sanchemena@yahoo.com

El norte del país padece ahora otro nuevo desastre, miles de familias de Coahuila, Tamaulipas y Nuevo León han perdido todo su patrimonio y decenas de miles de ellos han perdido a sus familiares a causa de la mortandad de la llamada guerra contra el narcotráfico de Calderón.

El gobierno federal no ha convocado a una reunión del gabinete de seguridad nacional, para enfrentar con suficiencia una situación de magnitudes ocultadas que rebasa capacidades locales, municipales y estatales. La presencia de Felipe Calderón y su mujer en Monterrey en una gira de relaciones públicas, es sólo testimonial, para regatear recursos. En Tamaulipas, no le faltaron los reclamos por el pésimo manejo de las presas. Coahuila, lo esperaba.

En el norte como en el sur, vivimos constantemente asolados por los cambios de los ciclos estacionales, ya sea en el norte agobiado por la sequía que hace imposible los cultivos y mata a buena parte de las cabezas de ganado. En tierras legendarias donde todo es producto del esfuerzo y la tenacidad.

Un sur de riquezas diversas y con un potencial que no alcanza a desarrollarse a causa de una población sitiada por las inundaciones. Así, en esta semblanza nuestro país parece estar a expensas de situaciones donde el despliegue de la naturaleza nos somete a sus caprichos y cambia la sequía por las inundaciones como ahora sucede en el norte.

La población de estas tres entidades, lejos de contar con un plan previsor y de emergencia, donde se coordine a nivel regional un programa para las tres entidades y los municipios prioritarios y de mayor riesgo, los han dejado a su suerte, culpando al huracán Alex, a la lluvia y al nivel de las presas de la magnitud de su desgracia.

Documentado está que la tragedia en Tabasco y la inundación de su capital Villahermosa, no fue de tipo aleatoria, circunstancial y a causa del intenso régimen de lluvias. Las pérdidas humanas y materiales de dicha entidad, no pueden adjudicarse ni siquiera a la desidia o desinterés de la autoridad local, ya sea el gobernador o los presidentes municipales o su Congreso.

El desastre de Tabasco, como ahora sucede en el norte del país, obedece categóricamente a la política económica del gobierno federal, representado por Calderón, cuya prioridad es beneficiar a la inversión extranjera, sin importar si se afecta a la población y a la economía nacional. Al capital extranjero sólo le interesa una ganancia fabulosa y la repatriación de utilidades y el capital invertido.

Recordemos cómo se privilegió a las empresas extranjeras generadoras de energía eléctrica a cambio de paralizar el sistema de generación de electricidad nacional y la saturación del sistema de presas que, liberada su agua sobre Tabasco, se adjudicó a las lluvias.

De igual forma, en el norte del país el gobierno panista de Calderón ha privilegiado a la guerra contra el narcotráfico en detrimento del desarrollo de la región del norte en su conjunto, paralizando la economía regional para dar prioridad a la inversión extranjera en diferentes rubros.

De manera particular, el sector agropecuario en su conjunto, ha sido afectado por la política de importación de alimentos y de insumos de Calderón, afectando a los productores y a la agroindustria regional. La política de desaliento de Calderón a la producción agropecuaria por la vía de elevar los precios de los insumos estratégicos, diesel y electricidad para bombeo de pozos e inclusive la de impedir que Petróleos Mexicanos produzca los fertilizantes, para favorecer millonarias ganancias de importadores.

La salida a las situaciones de desastre que se atribuyen a los ciclos estacionales y al régimen de lluvias, es la planeación de un sistema nacional de aprovechamiento de cuencas hidrológicas y su desarrollo sustentable. Poner en marcha un gigantesco programa de infraestructura hidráulica nacional que sirva de plataforma de sustento a la integración de las regiones y despegue de la economía.

No podemos pasarnos inventando el hilo negro. Afortunadamente este plan de desarrollo de la infraestructura hidráulica ya se ha elaborado, sólo requiere de una población organizada y de un gobierno dispuesto a no pasarse culpando a la lluvia y al exceso de agua de las presas de las inundaciones en el sur y de las sequías en el norte en vez de reconocer las verdaderas causas de las tragedias.

Fuente: Forum
Difusión: Soberanía Popular

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