Uno de los problemas que más agobia al mundo globalizado es el desempleo de los jóvenes, por todos los rumbos del orbe se vive esta situación. Ha sido el ingrediente principal de la insurrección en la costa sur del Mediterráneo, en donde la caída de los gobiernos de Túnez y Egipto, así como los problemas en Libia, Argelia, Marruecos, entre otros, se explican en buena medida por la inconformidad juvenil. En estos países, más de un tercio de la población tiene en promedio una edad entre los 14 y los 30 años.
Igualmente es una preocupación la desocupación de la juventud en Europa, particularmente en España, el país más afectado, en donde el 40% de los 5 millones de parados son jóvenes. Francia, Grecia, Italia, Irlanda, Portugal también padecen esta situación. Una de las causas principales que origina este problema es el abandono escolar, por eso la comisaría europea de Educación, Andrulla Vassliou, hizo un fuerte reclamos a los gobiernos de los Estados miembros para que mejoren los presupuestos educativos.
En América Latina, de acuerdo con datos de la Organización Internacional del Trabajo, 20 millones de jóvenes entre los 15 y los 24 años no laboran: 28% en Colombia; 24% en El Salvador; 20% en Perú; 19% en Argentina y 17% en Chile. En Brasil, el país de moda, por su gran desarrollo económico, la presidenta Dilma Rousseff anunció el Programa Nacional de Acceso a la Enseñanza Técnica (Pronatec), que beneficiará a 3.5 millones de jóvenes sin calificación para desempeñar un empleo, lo cual afecta a las empresas de esta nación y limita el desarrollo económico por carecer de mano de obra calificada.
En México, el 21% de los jóvenes no trabajan y tampoco estudian, esto se traduce en importantes consecuencias para la gobernabilidad y la democracia reflejada en la violencia cotidiana en importantes regiones como la frontera con Estados Unidos, particularmente en municipios de Tamaulipas y Ciudad Juárez, Chihuahua, también en Culiacán, Sinaloa y en Acapulco, Guerrero. Hoy, en nuestro país las lesiones intencionales (crímenes) y los accidentes de tránsito, 60% causados por el consumo de alcohol, son la primera causa de muerte de los jóvenes entre los 15 y los 30 años.
La solución a esta problemática ha sido con programas como Prepa-Sí, que aplica el gobierno del Distrito Federal, el cual consiste en otorgarles a todos los estudiantes de las escuelas públicas de educación media superior de la Ciudad de México 45 dólares mensuales y 65 a quienes obtienen nueve y diez de calificación. Esta medida ha disminuido, en tres años, la deserción del 20 al 6% y las calificaciones han pasado de un promedio de 7.2 a 8.3, en el mismo lapso. El dinero se les entrega a los jóvenes por medio de una tarjeta bancaria, quienes también aprenden a manejar sus recursos.
En Guerrero, el desempleo y el abandono escolar afecta a 200 mil jóvenes de acuerdo a lo expresado por el gobernador Aguirre, en su discurso de toma de posesión. Algunas de las posibles soluciones al desempleo de nuestros jóvenes pasa por modificar la oferta educativa en los niveles medio superior y superior, pues ahora la matrícula se inclina por las llamadas carreras tradicionales en las licenciaturas como derecho, contaduría pública, administración de empresas y medicina entre otras, con una duración promedio de cinco años, las cuales están saturadas y no demanda el mercado laboral.
El caso más complicado está relacionado con nuestra principal institución de educación superior la Universidad Autónoma de Guerrero, en donde uno de cada tres alumnos cursa las carreras de derecho y contaduría pública, dos de las 44 licenciaturas que ofrece la UAG. Asimismo, ampliar la cobertura que es del 11%, cuando el promedio nacional es de 30%.
En el ámbito nacional, mucho ayudaría la aprobación de la reforma laboral que contempla favorecer a los jóvenes con contratos a prueba entre uno y seis meses con salario, prestaciones y seguro social para obtener su primer empleo. A los estudiantes otorgarles contratos por hora, medio día, por día, por semestre o por meses; siempre con salario, prestaciones e IMSS. Así se rompería el círculo vicioso de no ser contratados por carecer de experiencia y no cuentan con experiencia porque no son contratados.
Por otro lado, crear más escuelas vocacionales de dos años de duración, incrementar la matrícula, otorgar apoyos económicos que disminuyan la deserción y la reprobación, estimular el mérito escolar para mejorar los promedios de calificaciones. Además, por supuesto, de una mayor participación de los padres de familia que deben ser los primeros interesados en el futuro de sus hijos.
Fuente: La Jornada de Guerrero
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