Fuente: La Jornada de Oriente (Puebla)
JAVIER PUGA MARTÍNEZ
Aunque el consorcio Granjas Carroll de México (GCM) prácticamente inundó con más de 100 criaderos de cerdos los municipios de Guadalupe Victoria, Tepeyahualco y San Salvador El Seco, cinco comunidades de estas demarcaciones mantienen una lucha desde hace 10 años en contra de esta empresa para evitar que se establezca en predios aledaños. Su principal argumento: proteger su salud y los mantos acuíferos de la contaminación que producen los excrementos y desperdicios de los animales.
A pesar de que rechazaron la apertura de varias granjas nuevas, las comunidades Hacienda Nueva, Quechulac, Portes Gil, El Yaqui y Chichicuautla continúan padeciendo los fétidos olores de las ya existentes, así como plagas de moscas.
Los lugareños afirman que quizás los cerdos de Carroll estén más sanos que los seres humanos que habitan en las comunidades, pues saben que constantemente están vacunados e inspeccionados, pero dicen que algo es seguro: Carroll contamina los mantos freáticos con el excremento de estos cerdos; aunque las autoridades locales desconocen el número, en dichas comunidades son comunes las enfermedades de las vías respiratorias.
Durante un recorrido realizado ayer por La Jornada de Oriente por ese extremo oriente del estado de Puebla, limítrofe con Veracruz, se pudo comprobar que las casas de salud de esas comunidades no estaban abiertas, a pesar de que continúa la contingencia por la epidemia de influenza.
“De todos modos, aunque estén abiertas no tienen medicamentos; los que las atienden son pasantes y estudiantes de enfermería que no saben nada”, relató José Hernández, habitante de Hacienda Nueva.
Aseguran que sólo quienes tienen dinero para poder comprar medicamentos en las ciudades de Puebla o Perote pueden curarse rápidamente, pero la mayoría de los pobladores son campesinos pobres que ganan entre 50 y 100 pesos en el peor y el mejor de los casos, por lo que tienen que esperar a que sobre alguna medicina en la clínica de Guadalupe Victoria.
Charolas de excremento para detener a Carroll
La oposición al establecimiento de una nueva granja, que se sumaría a las decenas de existentes en la zona limítrofe de Puebla y Veracruz, la encabezó el entonces comisario ejidal de Chichicuautla, Antonio López, quien hace dos años convocó a sus vecinos y a los habitantes de otras comunidades para crear un frente de más de 5 mil personas.
Hernández relató que durante una manifestación en 2007, en la que acudieron a la cabecera municipal de Guadalupe Victoria para hablar con el entonces alcalde Gualberto Burgos, poco faltó para que lo lincharan, pues el edil estaba empeñado en la instalación de la granja porcícola.
Posteriormente, los habitantes lograron reunir a Burgos junto con el edil de Perote, Veracruz, y a los representantes de GCM en esa cabecera municipal. Ahí, las autoridades y empresarios expondrían los beneficios de la instalación de la granja, pero los pobladores les llevaron charolas llenas de excremento de cerdo, las cuales se las colocaron en la mesa, justo frente de ellos.
Aunque la pestilencia era insoportable, los lugareños les llevaron a sus “invitados” charolas con comida que colocaron junto a las del excremento y les pidieron que comieran. Desde luego, ni los alcaldes ni los empresarios probaron bocado alguno.
“Eso es exactamente lo que nos vinieron a dejar con la instalación de sus granjas, nos vinieron a aventar pura mierda, y nosotros así tenemos que comer todos los días”, agregó el campesino en su relato a este diario. El ejemplo funcionó, y GCM desistió de instalarse ahí. Ahora la empresa es dueña de un enorme predio que está ocioso “y que esperamos que así se mantenga”, dijo.
“Hay enfermos”
El presidente del Consejo de Vigilancia Ejidal de Hacienda Nueva, Juan Neri, aseguró que esta comunidad está rodeada de tres granjas porcícolas de Carroll. La pestilencia que emana de las lagunas de oxidación del excremento de los cerdos es tal que por las mañanas es insoportable, pues es favorecida con los vientos que corren de norte a sur, además de que los menos de mil habitantes tienen que padecer enjambres de moscas que ahí se crían.
En la población existen personas que han estado hasta por dos semanas padeciendo fiebres de más de 38 grados y catarros que les duran más de dos semanas. No ha ocurrido ninguna muerte, pero poco ha faltado para ello; además, no son los únicos que se han enfermado, y aseguró que ha sabido de otros casos en la zona.
En tanto, el juez de paz de este lugar, Galdino Neri, afirmó que Granjas Carroll no permite que otros cerdos cohabiten en las inmediaciones de sus granjas, lo que lastima el patrimonio de quienes tienen a los puercos como único medio de subsistencia. Han ocurrido casos, como el suyo, en el que agentes de GCM han matado a los cerdos domésticos, “pero sí pagan al animal muerto, de mil 500 pesos por un marranito de 100 kilos”.
“Nadie resiste un cañonazo de 3 millones”
En esta región nadie duda del poder de Granjas Carroll de México; todos saben que el poder económico del consorcio “alcanza para comprar muchas conciencias”, como afirmó Hernández.
Tal es el caso de los alcaldes de El Seco, Tepeyahualco y de Guadalupe Victoria, de quienes Hernández asegura que han recibido hasta 3 millones de pesos por granja abierta. “Y nadie resiste un cañonazo de 3 millones de pesos; a uno hasta le dieron un automóvil Jaguar. El auto era suyo de la noche a la mañana”.
Granjas Carroll “paga bien” los predios que compra para la instalación de conjuntos de 18 naves industriales de unos 200 metros de largo cada una: por ejemplo, en Guadalupe Victoria ofrece hasta 120 mil pesos por hectárea, “pero nosotros como campesinos a veces somos bien tontos, porque se nos hace fácil vender la tierra por tener dinero rápido”, afirmó Juan Neri.
Otro problema es el abandono del campo. Los jóvenes dejan de interesarse en las labores agrícolas y prefieren migrar; quienes se quedan a veces no tienen más remedio que vender a Carroll, pero cuando aparecen los problemas de contaminación como éstos se arrepienten. “Como dicen, una vez ahogado el niño quieren tapar el pozo”, remató Galdino Neri.
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