Laura ItzelCastillo
Eutanasia y derecho al voto
No cabe duda que como reza el dicho popular: Los extremos se juntan. Desde hace unas cuantas semanas ha empezado a circular por la red una campaña para promover la denominada abstención activa, en la cual coinciden ciudadanos de posiciones políticas variopintas. El común denominador es su hartazgo del sistema de partidos.
Por un lado observamos al primo de Felipe Calderón, Gabriel Hinojosa, dirigente del llamado movimiento Gobierno de Segunda Generación (G2G), quien encabeza desde su entidad natal el llamado a la anulación del voto. El ex alcalde de Puebla plantea que se cruce toda la boleta y dice estar en contra del sistema de partidos, mas no de la democracia.
La ex perredista Rosalbina Garavito, investigadora del Departamento de Economía de la UAM, señala por su parte que anular el voto representa un acto de rebeldía en contra de quienes tienen el usufructo de la representación ciudadana, sin tener legitimidad.
Hasta el viernes pasado –día de cierre de la edición impresa–, las opiniones sobre el tema estaban muy parejas en www.elperiodicoenlinea.com.mx.
A la pregunta “¿Crees que el voto en blanco pone en riesgo la democracia?”, 40.9 por ciento había dicho que sí, 45.5 por ciento que no y 13.6 por ciento respondió “No me interesa”.
Al principio, la cruzada se desarrollaba básicamente a través del ciberactivismo, pero luego pasó a medios electrónicos y a la prensa escrita, lo cual alertó y preocupó a la clase política del país. La Otra Campaña, cercana al zapatismo, se sumó a la polémica desde una posición más radical: el abstencionismo y el llamado a no votar.
Es importante recordar que nuestra Constitución reivindica como una de las prerrogativas ciudadanas: votar en las elecciones populares. El artículo 39 claramente dice: La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno.
¿Acaso nos encontramos ante un acto de eutanasia política? Los promotores de la anulación del voto pareciera que quieren adelantar la muerte del régimen, un enfermo incurable. Pero de paso quizá se lleven entre las patas el endeble andamiaje de nuestra burlada democracia.
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