lunes, 7 de septiembre de 2009

Crisis de ¿credibilidad?




Crisis de ¿credibilidad?

En poco tiempo, los problemas del país, cuya acumulación silenciosa sirvió a los gobernantes en turno para no hacer nada, se desbordan por doquier: a los problemas de inseguridad y de violencia que azotan todas las regiones del país, hemos tenido que asumir como realidades cotidianas el encarecimiento de los alimentos y el hambre, los éxodos económicos de familiares y amigos, la debacle financiera, la devastación del campo, el agotamiento del petróleo, la ambición trasnacional por controlar los recursos naturales; la destrucción del territorio, el cambio climático, la contaminación, el agotamiento del agua…


Cuevas
Estos flagelos se han vuelto incontrolables por el predominio del “libre” mercado sobre la vida humana. Al mercantilizarse irracionalmente todo, incluso la vida de las personas y la naturaleza como biosistemas, ha roto los equilibrios sociales y ecológicos. Todo aras de obtener ganancias a cualquier costo. Sin previo aviso, se ha erigido el dinero y la acumulación material como el único sentido de la vida: vales lo que poseas no lo que seas.

Esta manera, la crisis ambiental energética, alimentaria, migratoria, económica, financiera, es también moral, política y cultural. Son síntomas, quizá, del agotamiento de un modelo de civilización, de un sistema de producción que completado su ciclo y ahora en lugar se sustentarse en fuerzas de producción ahora está basado en las fuerzas de la destrucción (incluso capaces de acabar con la humanidad misma).

Pero no nos preocupemos, en su triunfal mensaje a la nación, Calderón dijo que va solucionar todos los problemas del país. No podemos dudar de su palabra si ha cumplido como presidente del empleo y si ha realizado ha todas sus promesas de campaña como bajar la gasolina y la electricidad, y ahora acabará con privilegios de los altos funcionarios públicos y hará que paguen impuestos los más encumbrados millonarios de México. Si ahora quiere vender Pemex y lo que queda del país, no discutamos, es para ahorrarnos preocupaciones; por eso pronto propondrá que la mejor manera de superar la crisis será no vivirla. Sólo le faltó decir que la crisis fue un invento de quienes no quieren al país.

Después de todo, ¿tú le crees a Calderón? Yo tampoco.

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