Esbozo
Cuando Agustín Carsten hizo una analogía de la economía con una enfermedad y dijo en televisión nacional que el problema en México era semejante a un resfriado, todos los mexicanos dieron por hecho que la medicina sería una aspirina, pero resulta que el catarro se convirtió en pulmonía y que para el 2010 la receta será todo un coctel de medicinas para tratar de levantar a una economía en terapia intensiva.
El secretario de Hacienda esbozó a Legisladores que entre las medidas para obtener dinero y sanear las finanzas del gobierno, están: aumentar, el gas, electricidad, gasolina, subir los peajes en las carreteras, elevar el Impuesto Especial Sobre Productos y Servicios (IEPS) que no es otra cosa que originar un alza en el precio de los cigarros, cerveza, alcohol ovino, refrescos, comidas rápidas, aguas embotelladas jugos, que son principalmente los productos que contienen este impuesto.
Pasar por ejemplo el impuesto del cigarro de una tasa de 170 por ciento que paga actualmente, a 230 por ciento, pues la media implica un aumento de entre 30 y 35 por ciento como tasa máxima a estos productos.
Otra propuesta sería la de aumentar el Impuesto Sobre la Renta del 28 por ciento actual a 32 por ciento y elevar el IVA del 10 al 15 por ciento, a parte de recurrir al endeudamiento externo por 100 mil millones de dólares, o el 1% del PIB
Pero la medicina propuesta por el secretario Carstens, puede ser peor que la enfermedad, en un momento en que el desempleo ha alcanzado niveles alarmantes en el país y que el ingreso en las familias es cada vez menor, un aumento en cualquier impuesto, traerá como consecuencia, que la población deje de demandar bienes y servicios y por derivación las empresas deje de producirlos, despidiendo a más personal.
Es decir que se convertiría en un círculo vicioso o, como dirían los economistas clásicos, se rompería el círculo de la producción con consecuencias serían gravísimas.
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