¿Apagón?

¿Apagón?

El propósito de liquidar a la Compañía de Luz y Fuerza del Centro no es otro que borrar del mapa al SME, para abrir paso a los negociazos privados con la empresa que la absorba o la sustituya.

El SME está por cumplir 95 años de su creación, y que desde entonces se ha distinguido por ser un sindicato defensor de los intereses nacionales y populares, que ha sabido guardar distancia del charrismo oficialista y del poder público y que se opone tenazmente a la privatización de la industria eléctrica.

Bajo un gobierno adicto a los negocios, defensor a ultranza de los potentados y profundamente ignorante de la historia, la presencia militante del SME es como un agravio para su soberbia y su espíritu aristocrático y clasista.

Invasión policíaca de las instalaciones de Luz y Fuerza, decreto presidencial de liquidación, ilegalidades notorias, linchamiento mediático planificado y mentiroso, intento de compra de conciencias con el dinero y el bono indemnizadores sobre la mesa. Cadena de atropellos del poder incontestable. Así nomás.

Es ominoso, en este contexto, el nefasto papel de los medios de comunicación, con sus analistas y jilgueros de consigna repartiendo a discreción culpas y sentencias contra los trabajadores electricistas y su representación gremial, omitiendo cínicamente el hecho de que la improductividad de la empresa es responsabilidad directa del gobierno, desde hace años encargado de castigarla presupuestalmente y de imponerle obligaciones económicas aberrantes.

Sin embargo, el problema creado por el autoritarismo y la irresponsabilidad del régimen de Calderón no se resolverá con los hechos consumados y las amenazas. Rasgaron una fibra muy sensible de la historia y la memoria de las luchas populares, cuyos vasos comunicantes están abiertos, como lo demostró el lunes la emotiva concentración del movimiento encabezado por Andrés Manuel López Obrador.

En fin, del intento de apagón podrán nacer nuevas luces.