“El hambre presiona”
Muchos electricistas de LyFC quisieran resistir y no aceptar lo que les ofrece el gobierno, pero se les cierran las opciones de llevar dinero a casa
Marco Antonio Martínez
Un grupo de 10 ex empleados de la extinta Luz y Fuerza esperan ser atendidos para recibir su dinero. Es la sucursal Puente de Piedra, cerca del centro de Tlalpan. Es la marcada para recibir a quienes su apellido empieza con “S”. No se ven tumultos, a pesar de que falta poco menos de la mitad de trabajadores de ser liquidados.
Uno de ellos, quien trabajaba en subestaciones, usa lentes. Están sostenidos de milagro, sólo tienen una patita. Su situación es precaria, dice. Su deseo era no recibir su liquidación. Sabe por otros compañeros que cualquier trámite para recibir dinero, pasa por aceptar “la separación voluntaria”, de su cargo, y eso le disgusta porque él no se separa de manera voluntaria.
Pero hay prioridades y por ello decidió acudir ayer por su liquidación.
“Si quienes trabajan batallan para llevar comida a casa, nosotros estamos peor. Seis semanas sin cobrar. La principal presión es el hambre. De pronto te cortan la subsistencia”, expresa, mientras otros compañeros asienten.
Cuatro semanas por el conflicto, y dos trabajadas antes del conflicto que no les pagaron.
“Muchos sí aguantaron (no cobrar la liquidación). Pero qué sigue, ¿pedir a los amigos? Yo ya lo hice”, interviene otro en la plática.
Apoyan al Sindicato Mexicano de Electricistas, pero para ellos primero es su familia y cubrir sus necesidades.
La sucursal donde serán atendidos tiene las puertas cerradas. Un joven sale cada cierto tiempo a pedir credenciales de elector o pasaporte y una credencial de trabajador. Los dos primeros, cualquiera, es indispensable.
Afuera hay cuatro camionetas de Luz y Fuerza, empolvadas por el desuso. Una camioneta más está estacionada, es de la Policía Federal para resguardar las instalaciones.
Además de los trabajadores, hay un individuo de traje y calvo, y una señora regordeta. Son un par de agentes bancarios. A quienes concluyen su trámite se les acercan y con voz baja y sonrisa de por medio tratan de persuadirlos de invertir su dinero con ellos.
“Zopilotes”, dice alguien sobre esa presencia.
Enfrente de la sucursal había un puesto de periódicos. Está cerrado. No sólo los trabajadores se han visto perjudicados. A dos cuadras hay un minimercado de una calle de largo. Una señora, vendedora de quesadillas y tlacoyos de masa verde, lamenta. “Ha bajado mucho la venta”. Son los afectados indirectos.
El dato
52 por ciento de los trabajadores ha recibido su liquidación, según la Secretaría del Trabajo
Fuente: El Periódico
Difusión AMLOTV
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