El PAN y las locas
Conocí al diputado local panista Sergio Eguren hace unos años, cuando trabajaba con Gonzalo Altamirano Dimas en Gobernación. Me pareció – y me parece– un joven inteligente y moderado, ajeno al perfil estridente, intolerante y frívolo que caracteriza a la nueva generación de militantes de acción nacional.
Lo volví a encontrar en la Asamblea Legislativa del DF hace unas semanas, ya como diputado local, y acordamos que escribiera una columna de opinión en El Periódico, porque estoy convencida de que el buen periodismo está obligado a ser plural y crítico., y abrir espacios a la discusión responsable de las distintas expresiones políticas.
El martes pasado, el diputado dijo que promoverá una iniciativa para fijar candados que eviten que las parejas homosexuales puedan adoptar hijos. En defensa de su propuesta argumentó: “¿Qué garantía de vida normal podemos dar a una persona cuando dos personas del mismo sexo lo quieren adoptar, si hoy en día tenemos problemas de familias disfuncionales aun siendo heterosexuales? Queremos volver la jaula de las locas el Distrito Federal, ¿no?”
No se si Sergio se dio cuenta, al decirlo, de la carga de homofobia que lleva su comentario. Supongo, sí, que sus asesores de comunicación le habrán advertido que sería criticado. Sobre todo, creo que los prejuicios que deja ver no son exclusivos del legislador y de su partido, sino de una buena parte –por suerte, cada vez más pequeña– de la sociedad mexicana.
Lo que no s e puede negar es que es un pensamiento característico del PAN. Un conservadurismo decimonónico que a mí me imposibilita votar por ese partido, por más que reconozca su aportación a la construcción democrática del país y aunque haya crecido despreciando al PRI y el PRD me de pena.
El problema de Sergio, y del resto de los panistas, es que Acción Nacional ha perdido la autoridad moral que le dieron sus batallas democráticas y, hoy por hoy, sólo le queda el conservadurismo moral.
Fuente: El Periódico
Difusión AMLOTV
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