Las entretelas del PAN
A Puerta Cerrada
Marcela Gómez Zalce
• El llamado de Espino
• El “corral”... de Donceles
La religión y la moral, mi estimado, ponen freno a las energías de la naturaleza. Espectacular el cierre en San Lázaro que ha dejado demasiados agravios latentes entre todos los sectores del país. Desde el inicio del engendro fiscal desarrollado por el presumido equipo económico de Los Pinos al peligroso parto —con reloj detenido—, donde se violó la ley por quienes ostentan ser representantes de... la ley, porque de los ciudadanos, ni hablar, el accidentado camino a la aprobación del dinero que saldrá de los bolsillo de millones de mexicanos en tiempos de shock financiero resultó ser un escándalo.
Un cínico circo de ridículas piruetas para arrebatarse el botín (de nuestros impuestos) con claros intereses electoreros (qué… ¡¿hay de otros?!) resultando en simpáticas fracturas que no tardan en pasar a sus respectivas básculas internas, yes?
En el PRI quedó borrado el ¿liderazgo? de Francisco Rojas, a quien la aplanadora mexiquense encabezada por Luis Videgaray se pasó por salva sea la parte la autoridad del coordinador en las formas y el fondo dibujando esa pedante altivez que acompaña a la insufrible caterva de peones de Enrique Peña Nieto. Y todo bajo la mirada deslucida de Beatriz Paredes, quien baila acompañada de esa ambigüedad política para evitar definirse en asuntos relevantes pero eso sí, lucha incansable en alardear las medallas y los trofeos de una cruenta batalla legislativa, donde se olvidaron de la inclusión y desecharon los balances tan necesarios en la simulada vida democrática del país.
En el PAN, my friend, el asunto es todavía mucho peor. Sobre todo porque aquella aguerrida y energética Josefina Vázquez Mota hoy es un retrato lúgubre del fracaso y del descrédito. Vázquez Mota no pudo ni tomar las placas del camión azul que la arrolló y del Torton tricolor que la dejó, literalmente, muerta políticamente en vida. Su suerte está echada y lo sabe… pero la Jose parece resignarse porque no hay maltrato que bien no valga un fuero.
El divino quid, mi estimado, es que el PAN está sufriendo una gran debacle en su interior. Una gran lucha de poder entre atractivos grupos que se disputan su control. Y en medio el extraordinario timing del regreso de una figura congruente como la de Manuel Espino con su libro Volver a Empezar: Un llamado a la perseverancia desde la democracia cristiana, en el cual el ex presidente de Acción Nacional exhorta a los blanquiazules a reencontrarse con sus orígenes de humanismo político y evitar que los electores les sigan pasando facturas al PAN por alejarse de sus principios.
Y los principios, la moral y la religión, my friend, han sido cimientos fundamentales presumidos por este partido en el poder (del no poder) que cada vez más se aleja de la sombra de ese árbol de… moras. El escándalo velado sobre un número indeterminado de cristianos no católicos que pretenden tripular Acción Nacional para consolidar una alianza político-electoral ha generado inquietud en las filas partidistas. No sólo porque ya se rumora la inclusión en sus filas de varios miles de “nuevos miembros” provenientes de “hermanos separados” (?), sino porque además el asunto trastoca lo más íntimo de Los Pinos.
Y Felipe Calderón está en un vertiginoso proceso de descomposición política… y personal. Y esto último está desencadenando una delicada (lucha de poder) división panista, donde comienza a aflorar un gélido ambiente en el cual ya se velan armas. Y el gymboree (con minúsculas) juega un rol fundamental en esta madriza anunciada que pasará por la nueva dirigencia del PAN-DF... y del sucesor de César Nava.
Aún más.
El torbellino de entusiasmos azules ante la adversidad está develando que todas sus pasiones los están llevando a cometer faltas. Pecados, dirían en su aldeano lenguaje. Y ésos, my friend, son un lujo que no se pueden dar… sin consecuencias.
Graves consecuencias.
Por la mirilla
Uno. Asume el ife (ídem) recorte a su presupuesto. Ajá. ¿¿¿Y la transparencia de los 24 mdd, apá???
Y dos. Nada como la grillita de un diputado en la ALDF quien, para dinamitar el acuerdo de todas las fracciones alrededor de evitar el circo (¿ooootro?) de reporteros danzando de curul en curul una vez iniciada la sesión, se aventó la puntada de decirle a la fuente que tendrían su “corral de la ignominia”. Su nombre: Alejandro Sánchez Camacho, alias sombrita (con minúsculas). La medida fue tomada por unanimidad de la Comisión de Gobierno y el “corralito” del que hablaba esta lacra resultó ser… todo el edificio de Donceles.
gomezalce@aol.com
Fuente: Milenio
Difusión: AMLOTV
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