SKINHEAD NEOLONÉS
05/11/09
Por: Francisco Rodríguez
LO ÚNICO QUE le falta a Mauricio Fernández, alcalde de San Pedro Garza García, es raparse la cabeza para ser todo un neo-nazi o skinhead. Es ultraderechista, eso sí. Y como todo ultra es extremista por antonomasia.
Lo que estamos presenciando, y que la prensa se esmera en mostrarnos como un fenómeno novedoso (grupos de limpieza, para exterminar a los criminales), no es para nada algo nuevo en nuestra historia nacional: si entendemos a estos grupos como la expresión moderna de la ultraderecha, podemos trazar sus orígenes genealógicos a una larga data, partiendo por las guardias blancas porfiristas, de principios de siglo, siguiendo, obviamente con los nacionalsocialistas de algunas décadas más tarde y el crisol donde hoy todos se resumen, El Yunque.
El Movimiento Universitario de Renovadora Orientación (MURO), lo mismo que el Comando de Acción Revolucionaria Armada (CARA), son apenas dos de los muchos grupos de choque que la ultraderecha panista mexicana ha impulsado para “establecer el reino de Dios” en México. Tal reino celestial, de sobra está decirlo, es para que todos se comporten y vivan “como Dios manda”.
Un grupo de limpieza criminal, cual el que se intuye tiene ya establecido el alcalde del snob municipio neoleonés, Mauricio Fernández Garza, no es –como pudiera suponerse--, un reto a la autoridad que “haiga sido como haiga sido” usufructúa Felipe Calderón y ejecuta su favorito, el titular de la SS Genaro García Luna. Es, por el contrario, un parche a la acción que desde la fallida Administración se da en contra de la delincuencia organizada.
En términos empresariales, una suerte de outsourcing que los capitanes de empresa –esos que hacen como que pagan impuestos--, están dispuestos a pagar por su seguridad y la de sus familiares. No extraña, por tal, que Fernández Garza sea aplaudido por sus vecinos en el área conurbada de la capital regiomontana.
Más todavía si se toma en cuenta que, reconociendo sus muchas fallas, el propio señor Calderón haya recomendado a los magnates de Ciudad Juárez, por ejemplo –aunque muy probablemente también ya lo haya hecho con otros de distintas latitudes--, el contratar ellos mismos a sus grupos de choque, brigadas blancas o grupos de limpieza criminal, reclutando a sus miembros o mercenarios de entre aquellos que hayan recibido entrenamiento militar ya en México, ya en el extranjero.
Mauricio Fernández Garza, en todo caso, no es sino la otra cara del PAN. La que contrasta con aquellos que en el discurso dicen no negociar con el crimen, emplear al Estado de Derecho cual blasón. El alcalde de San Pedro, en cambio, ha admitido no nada más el haber negociado con el grupo delincuencial identificado por los apellidos de sus líderes, Beltrán Leyva –a cambio de que los familiares de éstos gocen la pax sampetrina--, también que violentar la ley “un poquito” le es válido para conseguir sus fines.
Todo esto, en fin, no pasará del ruido mediático que durará unos pocos días más. Se olvidará, como se han relegado muchos otros asuntos importantes, apenas surja un escándalo más.
Índice Flamígero: No sólo en las proximidades de Monterrey. En todo el país hay ya organizaciones como los matazetas, que incrementan el nivel de violencia que padecemos.
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Fuente: Indice Político
Difusión: AMLOTV
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