El neopriista
La lluvia de halagos que han conferido los tricolores a Fernando Gómez Mont fue inusitada. Si hoy solicitara su afiliación al PRI, quizá sería recibido con los brazos abiertos.
Por Félix Arredondo
12/02/2010 - 1 comentario
Categoría: Política
“Solo hay algo peor que un político profesional, y eso es uno no profesional. Veamos lo que pasa en el gobierno, con todo respeto a mi amigo el secretario de Gobernación”.
Eso fue lo que le dijo el senador priista Manlio Fabio Beltrones a Fernando Gómez Mont hace menos de tres semanas.
Y no es ni la primera ni la única vez que el sonorense ha recriminado el desempeño del secretario de Gobernación en lo que va del año.
El siete de enero, por ejemplo, el legislador tricolor dijo:
“Lo único que le voy a pedir es que si él (Gómez Mont) tiene la obligación de defender al presidente, a su jefe Felipe Calderón, también tiene la obligación, como secretario de Gobernación, de aconsejarlo bien; uno de los primeros consejos que le debe de dar es que cumpla con su palabra, que respete los acuerdos para que respeten también sus posiciones”.
Y es que, si hacemos memoria, el titular de Gobernación se había lanzado contra el senador priista, a quien acusó de infantilismo por criticar al presidente Calderón de incumplir su palabra de mantener fijo el precio de la gasolina durante 2009.
“Lo que no le puedo aceptar (a Manlio) es la insinuación de que el Ejecutivo no oye, cuando ha sido un Ejecutivo dialogante, serio, responsable y abierto con diagnósticos claros y difíciles ante la comunidad a fin de que se tomen las soluciones.
“El presidente es un hombre comprometido a servir a su comunidad. Es un hombre sensible y constantemente escucha.
“Hacer pasar lo contrario y deslindarse de la responsabilidad política que significan las decisiones de orden fiscal que hemos tomado con el Congreso me parece hoy por hoy un infantilismo”, dijo el secretario Gómez Mont el 6 de enero de este año.
Sin embargo, hoy las circunstancias son otras. Si el secretario de Gobernación solicitara su afiliación al PRI, sin duda sería recibido con los brazos abiertos de inmediato.
Y es que, por el tono de las declaraciones de los tricolores sobre la renuncia del secretario de Gobernación al PAN, a Gómez Mont poco le falta para ser considerado el mejor político de los últimos tiempos.
El senador Beltrones, por ejemplo, dice que el secretario de Gobernación es “un hombre de ideas, un hombre inteligente” y un “interlocutor válido”.
Por su parte, el gobernador Enrique Peña Nieto señala que en Gómez Mont “se aprecia un principio de congruencia”, que “respeta y valora su definición política partidista”. Considera que “sigue siendo un interlocutor confiable”.
También recibió los elogios de Emilio Chuayffet, quien afirma que “es uno de los poquísimos funcionarios de este régimen que sabe hacer sus cosas”.
Es de sabios cambiar de opinión. Pero, ¿tanto?
Para unos, la renuncia del funcionario al PAN fue un acuerdo tramposo. Una especie de montaje acordado entre el presidente Felipe Calderón y su secretario de Gobernación.
Para otros, en cambio, hubo un rompimiento severo entre los dos.
Solo los panistas como el senador Gustavo Madero, el diputado César Nava o hasta María Luisa Calderón parecen cantar un emocionado tango por la dolorosa partida del amigo.
Sin embargo, “haiga sido como haiga sido”, Fernando Gómez Mont renunció al PAN, y este es el hecho que entusiasma a los priistas.
Y es que, se diga lo que se diga, con esto no solo salió perdiendo el partido de la familia Gómez Mont, sino también el gobierno del presidente Felipe Calderón.
Eso, sin contar los daños colaterales para el ya de por sí muy golpeado PRD.
Desde el primer momento, tanto por la forma, como por el fondo, la renuncia huele mal. Si no es que apesta.
Manuel Espino, ex líder del PAN, ha cuestionado:
¿Cómo entender que un presidente de las características de Felipe Calderón pueda convivir con un secretario de Gobernación que no le es leal?
¿Cómo podría el presidente sacar adelante cualquier reforma sin que se volviera a presentar otra diferencia de opinión entre el partido del primer mandatario y el secretario de Gobernación?
Si la renuncia fuera un montaje, como sostiene Manuel Espino, ¿se piensa acaso que la oposición y hasta los mismos panistas son tan ingenuos como para tragarse esa píldora por más de una semana?
Más pronto que tarde sería descubierto el juego. La oposición, si no es que hasta los artífices de la simulación, haría evidente el arreglo, y poco podrían hacer el presidente y el secretario de Gobernación.
Montaje o realidad, lo cierto es que el PAN perdió y el PRI ganó. Aun antes de competir.
¿Quién podría decir que el presidente y su partido no perdieron, sobre todo cuando para satisfacer al PRI se tuvo que mentir al panismo de un Gómez Mont?
¿Quién podría decir que el presidente y su partido ganaron si ahora tienen que soportar a un secretario de Gobernación que no está de acuerdo con las resoluciones que adoptan el presidente y la dirigencia de su partido?
Y aunque se diera el relevo en la Secretaría de Gobernación, ¿no perderían el presidente y su partido al dejar de tener el apoyo del sector político que aún controla “El Jefe” Diego?
Fuente: Reporte Indigo
Difusión: AMLOTV
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