lunes, 7 de junio de 2010

Secuelas políticas del Deepwater Horizon


Manuel Camacho Solís
Secuelas políticas del Deepwater Horizon
07 de junio de 2010


2010-06-07




Una forma de hacer política y negocios en Estados Unidos ha sido fuertemente cuestionada por las catástrofes financiera y ecológica provocadas por el descalabro financiero de Wall St. y el derrame petrolero de Deepwater Horizon. En México hemos tenido crisis semejantes y las podríamos volver a tener, pero no ha habido consecuencias políticas.

El derrame petrolero del Deepwater en el golfo de México es la mayor catástrofe ecológica en la historia de Estados Unidos. Desde ahora ya se anticipan efectos mayores. A la empresa British Petroleum el derrame le ha costado cerca de 40% del valor de las acciones de la compañía, una pérdida de prestigio que le afectará sus operaciones en el golfo de México y que incluso las podría poner en riesgo: ya hay voces con autoridad que incluso han propuesto la intervención gubernamental de las operaciones por el gobierno norteamericano.

Para el gobierno de Barack Obama el derrame ha puesto a prueba su liderazgo. Se le ha juzgado como tardío en la respuesta y demasiado cercano a las empresas contratistas. Muchos le reclaman falta de liderazgo e incluso sus partidarios le proponen que aproveche el caso para recuperar un liderazgo que sea capaz de enfrentar los intereses corporativos que, por falta de control y adecuada regulación, han provocado graves daños a la sociedad.

Ante el mayor desastre ecológico de la historia de ese país, el gobierno de Estados Unidos y British Petroleum han dado muestras de haber subestimado la gravedad de los hechos, sobreestimado la capacidad de reparar la operación y subestimado los daños ecológicos. La tragedia ambiental se ha convertido en un punto adicional de irritación contra las grandes empresas no reguladas cuyos excesos y avaricia, muchos piensan, son las causantes de los daños gravísimos que provocó el desplome de Wall St. en 2008 y ahora el derrame del pozo profundo del golfo de México.

El derrame ha mostrado las fragilidades del aparato regulatorio del gobierno norteamericano y el enorme poder de las compañías privadas. Cada vez es más abundante de información sobre la falta de coordinación de las empresas, el incumplimiento de las normas y su inadecuación.

En Estados Unidos ambas crisis han llevado a cuestionar severamente una forma de relación entre el gobierno y las grandes corporaciones, donde bajo la sombrilla ideológica de la libertad del mercado se han cometido abusos, actos de corrupción y descuidos en la regulación que han traído consigo grandes daños a la sociedad.

Ese estilo “cómodo” de hacer negocios, así como la falta de responsabilidad pública, que en buena medida son responsables de esas catástrofes financiera y ecológica en Estados Unidos, no son ajenos a México. Aquí tenemos casos abundantes de abusos, corrupción y falta de regulación. A nivel internacional somos un caso paradigmático de patrimonialismo y capitalismo oligárquico. La única manera de reducir riesgos extremos es con un Estado que no esté sometido a los grandes intereses.

Coordinador del Diálogo para la Reconstrucción de México (DIA)

Fuente: El Universal
Difusión AMLOTV

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