martes, 21 de julio de 2009

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Alejandro Encinas Nájera
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Hace unos días, Mario Sánchez Ruiz, presidente de la Concanaco, organismo que agrupa al capital turístico y comercial, se manifestó en contra del incremento de impuestos al sector que representa. A cambio sugirió gravar, a través del IVA, a bienes de consumo primario como lo son alimentos y medicinas. El incremento propuesto es del 1%. Este hecho es una muestra más de la disociación que existe entre las cúpulas empresariales y el resto de la sociedad civil.

La propuesta es indignante: a fin de mantener intactos los intereses del capital privado, se sugiere una medida que deteriora la economía de los hogares con menor ingreso.

Sánchez Ruiz es parte del gremio de empresarios despreocupados por el bienestar de los 40 millones de personas con escasos recursos que habitan en México. Además carece de conocimientos para comprender los prejuicios que su propuesta conlleva. Veamos: alimentos y medicinas son bienes de consumo primario que el total de la población demanda, son gastos que no se pueden evadir porque la subsistencia depende de ellos. Las familias con ingresos reducidos destinan la mayor parte de su presupuesto a bienes de consumo primario; no así los grandes empresarios.

La adición del impuesto al precio ya establecido castigará a los que menos tienen. Otra vez, los pobres tienen que cargar con la crisis. No olvidemos que el principio de la política fiscal es el de la redistribución de la riqueza. Fiscalizar a los pobres no cumple con esta función.

El presidente de la Concanaco añadió que su propuesta ha sido bien vista por los dirigentes del PRI, PAN y PRD. No me consta, pero muchos sacarán el cobre el 1 de septiembre, cuando se inaugure la siguiente Legislatura.

No cabe duda de que en tiempos de crisis la responsabilidad debe recaer sobre los sectores que más han recibido del país. Es buena hora de que comiencen a pagar la enorme deuda que tienen pendiente con todos los mexicanos.

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