Ricardo Rocha
Detrás de la Noticia
Modelo para armar
Así como maese Hugh Heffner inventó los juguetes para adultos, así las sesudas entidades públicas y privadas de análisis político nos entretienen hoy con sumas y restas.
Con ellas se pretende anticipar la marcha y el rumbo del Congreso a partir de la renovación de la Cámara de Diputados. Y es que el giro de 180 grados cambió no sólo las proporciones de representatividad de los partidos, sino de plano las reglas del juego. Que, por lo demás, retornando a aquellos audaces cálculos de la infancia, puede resultar muy divertido:
Mecano 1.— El PRI va solo. Es decir, con el añadido del Verde, cuya franquicia compró ya de tiempo completo. Sumados tienen 255 diputados, lo que les da un poco más de la mayoría simple de 251 escaños. Así que en gran parte de las decisiones no tendrían siquiera que voltear a los lados. Serán, por ejemplo, los amos y señores del presupuesto 2010, el gran instrumento de gobierno. Lo que los pondrá de tú a tú con Felipe Calderón y su flaca caballada del gabinete.
Mecano 2.— En el caso de que se requiera una mayoría calificada para modificaciones constitucionales, la cosa se le complica un poco, pero a cambio el PRI tiene dos opciones con las que —en cualquiera de los dos casos— rebasaría los 335 votos requeridos. Si PRI-Verde van por la derecha les bastaría sumar al PAN con sus 144 escaños, o si prefieren rebasar por la izquierda alcanzarían 347, siempre y cuando los fracturados PRD, PT y Convergencia se pusieran de acuerdo para sumar. Se integraría así también una poderosa alianza opositora en caso de una prueba de fuerza frente al gobierno federal panista.
Mecano 3.— Casi impensable. Se suman PAN, PRD, PT y Convergencia. Pero ni así le quitan la mayoría simple a la alianza PRI-Verde a menos que a este último le lleguen al precio.
Mecano 4.— Se suman PAN y Nueva Alianza ¿y?
Mecano 5.— Se suman PRD, PT y Convergencia ¿y?
Bien se sabe que en este, como en todos los juegos, hay variables: que todos jalen parejo en cada fracción y que no haya fracturas; que nadie falte a las sesiones; que no se levanten al baño en el momento más inoportuno y algunas otras.
También habrá que ver si Beatriz Paredes se reconfirma a sí misma como coordinadora de su bancada. Si César Nava —en pleito con Josefina Vázquez Mota— lo es de la del PAN. Y si el Chucho Zambrano lo será de los perredistas.
No habrá, pues, de pasar mucho tiempo para saber si el PRI está decidido a lo que los franceses llaman también en política “cohabitación” con el PAN o si venderán caro su amor según sea el caso.
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