Micheletti impone el toque de queda; ordena el cierre de todos los aeropuertos del país
Zelaya vuelve a Honduras y convoca a un diálogo nacional
Mi postura: patria, restitución o muerte... nadie me volverá a agarrar dormido, advierte
Llamó a seguidores a congregarse frente a la embajada brasileña, que lo acogió como huésped
Sólo un baño de sangre detendrá la fuerza de un pueblo pacífico, dice el jefe de la resistencia
Manuel Zelaya, presidente constitucional de Honduras, en la embajada de Brasil, donde permanece en calidad de huésped desde su retorno, ayer, a Tegucigalpa. Lo acompaña su esposa, XiomaraFoto Reuters
Afp, Dpa, Reuters y Pl
Tegucigalpa, 21 de septiembre. Patria, restitución o muerte, proclamó hoy el presidente constitucional de Honduras, Manuel Zelaya, ante miles de manifestantes que desafiaron el toque de queda para protegerlo, al final de una jornada en la que el mandatario reapareció públicamente en Tegucigalpa –86 días después de haber sido expulsado de su país a punta de fusiles– para convocar a los que participaron en el golpe de Estado del 28 de junio pasado a iniciar personalmente un diálogo nacional e internacional que restablezca el orden constitucional hondureño sin violencia en las calles.
La noticia sobre el retorno de Zelaya fue difundida al mediodía de este lunes por la local Radio Globo y retomada por la cadena Telesur; minutos después la voz del mandatario se escuchó en los canales 11 y 36 de la televisión hondureña, así como en radios locales, en una acción que sorprendió al gobernante golpista Roberto Micheletti, quien primero negó la versión, pero luego –cuando se confirmó el hecho– ordenó el toque de queda en todo el territorio nacional, a partir de la cuatro de la tarde y hasta las seis de la tarde de este martes, debido a los acontecimientos ocurridos en las últimas horas. También ordenó el cierre de todos los aeropuertos del país, hasta nuevo aviso.
Un viaje de 15 horas
Además de estas medidas, el gobierno golpista suspendió el suministro de energía eléctrica y agua potable en el barrio Palmira, donde se encuentra la embajada de Brasil, que este lunes acogió como huésped al mandatario, después de un viaje de 15 horas en el que, acompañado por cuatro personas que no identificó, y con quienes caminó por montañas y ríos, esquivó los controles de las fuerzas armadas, la policía y los agentes migratorios.
En su primera reacción a las versiones de que Zelaya había vuelto a Honduras, Micheletti sólo declaró: No es cierto, él está en la suite de un hotel de Nicaragua, y denunció un terrorismo mediático.
A esa hora, desde Managua, la embajada hondureña informó que Zelaya se había alojado en la sede de la Organización de Naciones Unidas (ONU) en Tegucigalpa, y de inmediato cientos de simpatizantes del presidente –que realizaron actos de resistencia casi ininterrumpidos desde el 29 de junio– organizaron una manifestación de apoyo frente a las oficinas del organismo en esta capital.
Sí se pudo, coreaban los manifestantes, mientras un centenar de policías que llegaron a la zona se vieron obligados a retirarse por la presión de la gente.
Ana Elsy Mendoza, vocera de la ONU en Honduras, informó que Zelaya no estaba en las oficinas del organismo y por unos minutos hubo incertidumbre sobre su paradero, hasta que en una segunda comunicación con Telesur y otros medios se supo que el mandatario había sido recibido en la legación brasileña.
Les habla el comandante general de las fuerzas armadas en Honduras que el pueblo eligió para dirigirlos y que siempre les tendió una mano. Les hago pacíficamente un llamado a la cordura, que no vaya a haber violencia en las calles, declaró Zelaya.
La gente que está aquí, con nosotros, está desarmada gritando consignas de alegría porque hoy es una día de fiesta, agregó el mandatario al dar un testimonio preciso de su ubicación. La información fue confirmada por gobiernos extranjeros y allegados a Zelaya, así como por su esposa Xiomara Castro, quien permaneció en Honduras a pesar de los riesgos.
En su tercer intento de regreso a Honduras –los dos primeros ocurrieron en julio, por vía aérea desde Estados Unidos y por vía terrestre desde Nicaragua–, Zelaya explicó que su presencia en Tegucigalpa sucede en la víspera de que la Asamblea General de la ONU se inicie con la presencia de jefes de Estado y de gobierno de un centenar de países.
Espero tener apoyo y resoluciones contundentes tanto de la ONU como de la OEA (Organización de Estados Americanos) para que este diálogo sea fructífero y vuelva la paz y la tranquilidad después de 86 días de lucha, manifestó.
En su primera comunicación con Telesur, Zelaya afirmó que éste es el momento de la reconciliación, de encontrarnos otra vez para que podamos diseñar el camino que le permita a Honduras recobrar la paz y la tranquilidad que tanto necesita. Vamos a buscar el diálogo, nosotros creemos que ése es el mejor camino, y esperamos que las fuerzas armadas no usen sus armas para que vaya bien este diálogo que vamos a iniciar por la democracia.
Llamó a sus seguidores a congregarse en torno a la embajada brasileña, y dijo que en las siguientes horas iniciaría contactos para comenzar un diálogo nacional; recibió a dirigentes de la resistencia contra el golpe de Estado, y agradeció a su colega brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, la hospitalidad.
Zelaya dijo que el acuerdo de San José propuesto en julio por su par de Costa Rica, Óscar Arias, en su condición de mediador de la crisis política, “tiene que ir mejorando, en la medida que nosotros podamos participar activamente y de frente, no por medio de una intermediación.
Mi presencia aquí es para que el diálogo sea personal. Agradezco la contribución que han hecho los distintos miembros de las organizaciones internacionales. El gesto del presidente Arias fue traicionado por los golpistas, nunca le hicieron caso a su propuesta e incluso ha sido objeto de burlas, agregó Zelaya, quien durante su exilio fijó su residencia temporal en Nicaragua y realizó giras por varios países del continente para recibir la solidaridad de gobiernos y organizaciones sociales.
Más tarde, y al hablar ante miles de manifestantes de la resistencia congregados frente a la legación brasileña, el coordinador general del Frente Nacional contra el Golpe de Estado en Honduras, Juan Barahona, dijo que existen pocas oportunidades de que Micheletti pueda permanecer en el poder por más de 24 horas, y advirtió que sólo un baño de sangre podrá detener la fuerza del pueblo pacífico.
Al atardecer, Micheletti se presentó en cadena de radio y televisión –acompañado de todo su gabinete y principales colaboradores– para reconocer que Zelaya, efectivamente, se encontraba en el país, aunque subrayó que eso no cambia nuestra realidad y no queda claro por qué ha regresado. A esa hora también estaba reunido el alto mando de las fuerzas armadas, que al cierre de esta edición no se había pronunciado.
Desde el palacio presidencial Micheletti hizo un llamado al gobierno de Brasil a que respete la orden judicial dictada contra Zelaya, y lo entregue a las autoridades competentes de Honduras. El Estado está comprometido a respetar los derechos de Zelaya en un debido proceso, dijo.
Ahí, el gobernante de facto aprovechó para dar por terminada la mediación del presidente de Costa Rica, debido al regreso de Zelaya.
Arias ya no tiene absolutamente nada que hacer en este conflicto, desde el momento que Zelaya llega aquí sin mediar palabra, subrayó Micheletti.
Aun cuando el toque de queda ya había sido impuesto y las tropas comenzaban a patrullar calles de ciudades y carreteras, miles de personas continuaron agolpándose en torno a la embajada de Brasil para impedir la irrupción de las fuerzas de seguridad gubernamentales.
Pese al riesgo, al cierre de esta edición había reportes de que los simpatizantes de Zelaya seguían en el barrio Palmira, donde también está la embajada estadunidense, y donde las autoridades golpistas retiraron el suministro eléctrico, según diversas denuncias, que confirmó el propio Zelaya en declaraciones a la periodista mexicana Carmen Aristegui.
El presidente constitucional salió esta noche a pronunciar un discurso. Nadie me volverá a agarrar dormido y mi posición es: patria, restitución o muerte, dijo Zelaya. Creyeron que me iban a parar en la frontera, pero aquí estoy vivito y coleando porque venía cubierto con la energía de este pueblo.
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