Julio Ricardo Blanchet Cruz
• De Luege y sus “expertos”…
• Del silencio de los no-inocentes…
• Y las bendiciones del B 16…
10 febrero 2010
jrbc@diariolibertad.org.mx
Mientras el encargado del agua nacional hacía declaraciones a los medios de comunicación, entiéndase que a los electrónicos, que le enviaban a su auditorio una panorámica del desastre que año con año se repite inundando partes del Valle de México bajo aguas negras…
Y sus palabras resonaban fuerte ante los señalamientos de Marcelo Ebrad de que don José Luís no les avisó a tiempo del peligro…
Pero aunque hubiera advertido, hay que decirlo claramente, el problema es que el desague del Valle de México no solo está arriba de su nivel, está sobrecargado y cualquier aumento en la presión del agua lo rebasa, por eso sucede año tras año en época de lluvias…
Por lo que cuando el encargado del agua ya anunciaba con gran satisfacción que el problema estaba resuelto, que los “expertos” técnicos mexicanos habían podido controlar el boquete; ¡ZAZ!, que se vuelve a reventar el Canal de la Compañía…
No duró casi nada la reparación y de nueva cuenta los “expertos” a los que hacía alusión don José Luís, volvieron a hacer fila cual colonia de hormigas llevando hojas sobre sus espaldas, solo que en esta ocasión eran sacos de arena…
Por lo que ahora son miles los damnificados que, se crea o no, son el más claro ejemplo de que están bajo el influjo del pensamiento cristiano que dice que a este mundo se viene a sufrir, pues a pesar de lo rutinario de las inundaciones, no se mudarán…
A pesar de que el Gobierno no asumirá su responsabilidad de haber negociado con terrenos que claramente debían de respetarse, tanto en las riveras de los ríos, como en los embalses y las playas…
La avalancha de aguas negras en algunos sitios llegó en minutos y alcanzó a tener hasta dos metros de altura. El continuar viviendo en esos lugares es temerario y en consecuencia imprudente…
Pero en vez de reubicar a los afectados a lugares más seguros, las Autoridades, que ya se empezaron a pelotear la responsabilidad del desastre, cuando mucho ayudarán “del alguna manera” a los damnificados para resarcir las pérdidas, que en algunos casos fueron totales…
A ver si Calderón, aprovechando las inundaciones, también les va a mandar ayuda en barcos desde Veracruz a los michoacanos (envió ayuda a Haití desde Acapulco y desde Manzanillo, no veo porqué no pueda enviar ayudar a Michoacán desde Tampico)
Pero lo curioso del caso en estos desastres, es el silencio de los no-inocentes, es decir, de los que se dicen representantes de Dios en La Tierra, y que son tan representantes de él, como lo son los diputados del Pueblo; pero en fin…
Y aunque no se duda que de un momento a otro, si no es que a estas alturas ya lo haya hecho, Benedicto XVI envíe miles y miles, si no es que millones de bendiciones a los damnificados…
Además de que sin duda elevará sus oraciones al Señor, para que se apiade de las almas de quienes han sido víctimas de los múltiples desastres (no nada más en el Valle de México, también en Michoacán, en Chilpancingo, en León, etc.)…
Almas, las de quienes murieron en las desgracias de nuestro México, que el Sumo Pontífice espera que moren en el corazón de Jesús y gocen de su protección, para que ya nada las pueda dañar (o algo así por el estilo va a decir el B 16, pero de enviar apoyo en efectivo, eso ni de broma)…
Y nos vemos mañana, si el Sol me presta vida.
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