México SA
La culpa de los sucesores
CSG y su fijación de diván
Carlos Fernández-Vega
El ex presidente Carlos Salinas de Gortari durante su participación en el seminario sobre privatización bancaria y el rescate financiero, el pasado 23 de febrero Carlos Ramos Mamahua
C
on tal de reivindicar –por mucho que cada intento resulte fallido– logros y virtudes de sexenios idos, varios ex mandatarios han recurrido a la tradicional falta de memoria de los heroicos habitantes de este país para acomodar a conveniencia los negros acontecimientos políticos, económicos y sociales que les tocó protagonizar, y achacarlos a las torpezas y excesos de sus sucesores. Así procedieron, por ejemplo, José López Portillo y Miguel de la Madrid, con sus respectivos y voluminosos libros que pretendieron reacomodar el porqué de las cosas.
Quien se lleva la palma es Carlos Salinas de Gortari. Hace 16 años dejó Los Pinos (versión oficial) y no quita el dedo del renglón. Ernesto Zedillo, sin duda, se llevó entre las patas a millones de mexicanos, pero una crisis –sobre todo de la profundidad e impacto de la que se vivió en 1995– no se cocina en tres semanas, ni es resultado de un cambio de gobierno. El hijo predilecto de Agualeguas parece tener una fijación de diván en el tema de pérdida de reservas internacionales en 1994, pues la achaca íntegramente a su sucesor. Por ello, vale recordar el informe que el Banco de México presentó en febrero de 1995 sobre el particular, y que en aquel entonces se publicó en La Jornada con la firma del autor de estas líneas. Tal vez ayude a despejar algunas dudas y corregir ciertas declaraciones. Van pues los elementos más ilustrativos:
“La junta de gobierno del Banco de México envió hace pocos días al Congreso de la Unión y al presidente Ernesto Zedillo la Exposición sobre la política monetaria para 1995, en la que expone no sólo la estrategia a seguir en ese renglón durante el presente año, sino que se analizan las causas que, desde su muy particular óptica, provocaron el desplome vertical de las reservas internacionales del país a lo largo de 1994. El documento involucra a ciertos personajes que ocuparon cargos relevantes en el gabinete presidencial de Carlos Salinas de Gortari como causantes –directos o indirectos– de la pérdida masiva de reservas internacionales en 1994.
“En su Exposición sobre la política monetaria, el Banco de México involucra al ex secretario de Gobernación, Jorge Carpizo, y al ex subprocurador general de la República, Mario Ruiz Massieu, como presuntos responsables indirectos de la pérdida de 6 mil 615 millones de dólares de reservas internacionales en dos periodos: la tercera semana de junio y la tercera semana de noviembre de 1994.
“El organismo financiero revela que ciertos hechos políticos y delictivos coincidieron con las etapas en las que el tipo de cambio llegó al techo de la banda (de flotación) y consecuentemente se perdieron reservas. Dos de los cuatro hechos políticos fueron la renuncia del secretario de Gobernación, Jorge Carpizo, en la tercera semana de junio, y su regreso triunfal luego de aceptar la invitación presidencial de continuar en su cargo (vodevil previo al que hoy protagonizan Calderón y Gómez Mont). De acuerdo con la tesis del Banco de México, el efecto político de ese hecho se prolongó, por lo menos, hasta mediados de julio, lo que provocó, entre una fecha y otra, que el nivel de las reservas internacionales de México se redujera en 2 mil 902 millones de dólares.
“El segundo hecho político se refiere a las denuncias y renuncia (en realidad fueron dos: al PRI y a la PGR, en ese orden) del ex subprocurador general de la República, Mario Ruiz Massieu, realizadas una semana antes de que concluyera el sexenio salinista. En este contexto, el Banco de México revela que la actitud asumida por el ex funcionario le costó al país 3 mil 713 millones de dólares en reservas internacionales. La tesis de la junta de gobierno del BdeM va más allá y sostiene que la fuga de capitales en 1994 no es sorprendente, pues eventos políticos y delictivos, como los ocurridos (en aquel año) tienden a reducir abruptamente el rendimiento esperado, ajustado por riesgo, de invertir en el país; ello, aunado a la mayor movilidad actual del capital, provoca ajustes de cartera de gran rapidez y magnitud, virtualmente imposibles de contrarrestar mediante alzas en las tasas de interés.
Dos situaciones políticas concretas registradas a lo largo de 1994 redondean el argumento descrito por el Banco de México: el asesinato de Luis Donaldo Colosio, en marzo (con repercusiones hasta mediados de abril), y la hostilidad intensificada del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en la segunda semana de diciembre. Ambos acontecimientos habrían costado al país 11 mil 937 millones de dólares en reservas internacionales: 10 mil 388 millones adjudicados a la muerte del candidato priísta a la Presidencia de la República, y mil 549 millones a la actividad del EZLN.
“El organismo bancario menciona que en respuesta a graves hechos delictivos, como el secuestro de un prominente banquero (Alfredo Harp Helú, en aquel entonces, junto con Roberto Hernández, cabeza visible de Banamex) y, sobre todo, el asesinato del candidato del PRI a la Presidencia de la República, el incremento del tipo de cambio se exacerbó en marzo y durante el resto del año se mantuvo cercano al techo de la banda (de flotación), y en ciertas etapas lo alcanzaba.
“Sin explicar por qué, el Banco de México dejó fuera del balance otros “hechos delictivos y políticos como el levantamiento armado del EZLN el primero de enero de 1994, el secuestro del vicepresidente del Grupo Gigante, Angel Losada, en abril del mismo año, y el asesinato del secretario general del PRI, José Francisco Ruiz Massieu, el 28 de septiembre. También el erróneo manejo de la política cambiaria por el ex secretario de Hacienda, Jaime Serra Puche, de donde surgió el mote de errores de diciembre.
El hecho es que, de acuerdo con los indicadores del Banco de México, el saldo de las reservas internacionales comenzó a mostrar signos de preocupante deterioro a partir del secuestro de Alfredo Harp Helú y de manifiesto y sostenido desplome a raíz del asesinato de Colosio, situación que no ha mostró mejoría hasta el cambio de gobierno. Cierto es que Zedillo apretó a fondo el acelerador, pero resulta que no fue el único.
Las rebanadas del pastel
Tras los errores de diciembre circuló la siguiente historia: resulta que Ernesto Zedillo se quejaba amargamente de que Carlos Salinas de Gortari le había dejado la economía nacional prendida con alfileres; enterado de tan agrio reclamo, el hijo predilecto de Agualeguas le respondió: ¡y para qué se los quitaste, pendejo!... Y 16 años después lo sigue diciendo, sin asumir que él también tiene su historia.
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Fuente: La jornada
Difusión AMLOTV
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