Soportan largas jornadas con bajos salarios y sin derecho a servicios de salud
CHRISTIAN HERNÁNDEZ
En Michoacán existen alrededor de 80 mil jornaleros agrícolas que en su mayoría sufren condiciones de explotación similares a la esclavitud, pues enfrentan largas jornadas de trabajo con bajos salarios, sin los implementos necesarios para protegerse de los productos químicos que aplican, sin vivienda ni acceso a servicios básicos, además de que 40 por ciento de esta población son niños, a los que se les considera una parte importante de la cadena productiva agrícola y del sustento del hogar de las familias de trabajadores migrantes, expuso Abraham García Gárate, asesor de la Secretaría del Migrante, durante la ponencia Jornaleros Agrícolas Migrantes, en el marco del Taller de Capacitación para Centros Municipales de Atención al Migrante.
Esta masa de trabajadores se encuentra en constante migración en diversos puntos del estado y hasta del país, y un 54 por ciento de ellos son de origen michoacano, mientras que el resto provienen de varias entidades, como Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Hidalgo y Veracruz, que dentro de la geografía michoacana se movilizan hacia las zonas de gran producción agrícola, como Yurécuaro, Zamora, Tanhuato, Apatzingán, Huetamo, San Lucas y el Oriente michoacano.
En temporadas de cosecha la región de la Meseta Purhépecha se vacía por la migración de sus pobladores hacia otras zonas del estado, explicó el especialista, y prácticamente el 99 por ciento de los jornaleros agrícolas sufren de las peores condiciones de explotación laboral, pues cuentan con ningún tipo de seguridad social y en caso de accidentes, por el uso de agroquímicos o por algún otro riesgo laboral, el patrón se desentiende la situación y los deja a su suerte.
Luego de señalar que hay plantaciones en las que los dueños tienen sus tiendas donde les venden sus productos a los jornaleros, lo que puede considerarse como un símil de las tiendas de raya del siglo antepasado, García Garate expuso que gran cantidad de estos trabajadores ni si quiera cuenta con un acta de nacimiento, lo que les impide, además de su condición migratoria, acceder a los programas de apoyo implementados por los distintos niveles de gobierno.
Los jornaleros agrícolas son “los pobres de los pobres”, ubicados sólo a un paso de caer en la indigencia, pues no cuentan con propiedades, el sueldo que tienen apenas les alcanza para sobrevivir, y en cuanto a expectativas de desarrollo a futuro, los propios trabajadores ubican a la educación en un segundo o tercer plano, siempre después que el empleo.
En este sentido, explicó, el nivel educativo de los jornaleros migrantes es variable, y está en función a su lugar de procedencia. Los que son de origen michoacano cuentan con un grado de primaria incompleta, pero superior a los que provienen de Guerrero y Oaxaca; sin embargo, algunos de los que son originarios de Hidalgo cuentan con grado de bachillerato, pero por falta de oportunidades de trabajo se enlistan en las filas de los trabajadores rurales migrantes, cuyo viaje varias veces culmina al otro lado del río Bravo.
Fuente: La Jornada de Michoacán
Difusión: Soberanía popular
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