Javier Solórzano
Vitral
07 de mayo de 2010
De El Sásabe a Phoenix
El Sásabe es un pequeño poblado en la frontera entre Sonora y Arizona. Vive de migrantes. Debe tener tres pequeños y descuidados hoteles. En cada cuarto pueden estar entre 10 y 15 migrantes hacinados que esperan el “pase” a la frontera, para después entrar al desierto con todos los riesgos imaginables, y llegar como puedan a Phoenix. Cada vez más niños y adolescentes intentan cruzar para alcanzar a sus padres, hermanos o amigos.
Para llegar a Sásabe hay que recorrer 100 km de terracería. Los migrantes viajan evitando que los polleros se aprovechen aún más de ellos sin perder de vista que los retenes del Ejército pueden ser otra bronca interminable. Los migrantes son mayoritariamente mexicanos, pero cada vez hay más guatemaltecos, salvadoreños y sobre todo hondureños.
En El Sásabe la única autoridad son los polleros. Son amenazantes y desafiantes. Controlan todo. Desde las tiendas de ropa para abrigarse en las frías noches del desierto, hasta la comida y el “alojamiento” en hoteles. Esta zona tiene como 6 km de barda. Hay una garita que divide la barda por la cual si pasa un vehículo cada 5 minutos es mucho, nada que ver con Tijuana-San Isidro.
Para llegar a Phoenix hay que caminar y caminar. Hay que evitar a la migra y a los animales de la zona. Los migrantes además de recorrer el país, en el caso de los centroamericanos el suyo y el nuestro, entran bajo el riesgo de la vida o la muerte. Muchos se pierden y no se sabe nunca más nada de ellos. Los polleros asumen su “responsabilidad” hasta cierto punto, después dejan a los migrantes. Asumen que por ello cobraron entre 2 mil 500 y 3 mil dólares; se habla de que la cuota ha subido hasta los 4 mil dólares.
El cruce por El Sásabe se ha convertido en lugar estratégico porque la zona de las Californias está cada vez más vigilada. La migración está dejando desde hace unos años el mar para irse hacia el centro. Los gobiernos de México y EU saben todo lo que sucede en este poblado que da la impresión de que salió de la nada. Por esta zona de la frontera no sólo pasan hombres y mujeres, pasan armas, droga y está incrementándose la trata de personas.
Está difícil que la señora Brewer no sepa esto y más. Debiera conocer la dinámica del estado que gobierna en su frontera con México. La ley SB1070 busca de forma demagógica y electorera frenar lo que es imposible y para prueba El Sásabe. La migración es un asunto integral. La ley lo único que está logrando es desatar odios, discriminación y racismo en una nación que tiene su razón de ser en la migración. El flujo de personas seguirá entre otras razones porque México sigue en lo económico en lo mismo. Como nos dijo un migrante “después del trabajo de llegar hasta acá, a ver cómo le hacen para sacarme”.
¡OUUUCHCHCH! A estas alturas la cuestión no es si va o no. El problema es que si va no nos vaya a caer de nuevo el chauistle futbolero.
Fuente: El Universal
Difusión AMLOTV
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