PAULA CARRIZOSA
“La estrategia para que la gente se despierte no es nueva: hay que apagar la televisión y encender el cerebro, que la única luz que se vea de noche en nuestras casas sea la de una lámpara que cobija a la lectura”, recomendó el caricaturista de La Jornada, Rafael Barajas El Fisgón, durante la conferencia que brindó en Puebla el pasado viernes en el Auditorio “Elena Garro” de la Facultad de Filosofía y Letras, de la Universidad Autónoma de Puebla.
El cartonista encabezó la serie de conferencias que irán bajo el tema de “200 años de la Independencia y 100 años de la Revolución Mexicana”. En ella, abordó temas como el narcotráfico, la política, los funcionarios y ex presidentes mexicanos, y se detuvo en analizar la función social de las televisoras mexicanas, en especial de Televisa.
“¿Quién tiene voz en Televisa?”, preguntó El Fisgón, y la respuesta la brindó enseguida, al enfatizar que la oportunidad de expresión la tienen los amigos de la organización, y éstos son el empresariado mexicano, los que en conjunto han formado un consejo, convirtiéndose en el instrumento de difusión, protección y promoción de sus propias estrategias. “Es un negocio redondo”, confió.
Explicó que los medios de comunicación masivos se han convertido en los aparatos psicológicos que sirven para defender sus intereses, por lo que se han vuelto un bloque cerrado en el que entregan a los televidentes unas “pildorotas”, una suerte de engaños en forma de futbol o telenovelas, que vuelven al público en un ente pasivo y heterogéneo.
Para Rafael Barajas, la televisión, la radio y la prensa ya no siguen el objetivo principal con el que fueron creados que fue el de difundir ideas, sino que ahora, se han vuelto en mecanismos de opresión carentes de pensamientos racionales y más bien, enfocados en llamar y provocar los sentimientos más animales del ser humano.
Agregó que los discursos desde hace 20 o 30 años, se han convertido en la parte principal de esa estratagema irracional que hace que el público se confunda y tenga miedo, “siendo este el peor enemigo de la sociedad”, apreció.
Puso como ejemplo lo que sucedió en el proceso electoral de 2006, y la campaña negra a la que fue objeto el candidato a la presidencia del Partido de la Revolución Democrática, Andrés Manuel López Obrador. En esa ocasión, refirió el conferencista, el aparato del poder ejercitó las tres armas claras de la propaganda: la primera se trata de buscar un enemigo en común, la otra es provocar el miedo a la población, y la última, es la destrucción de su imagen pública.
El Fisgón recomendó que para lograr un cambio es importante que la sociedad parta de una premisa: entender que así se opera, que detrás de todas las acciones –por muy inocentes que parezcan–, están varios personajes a los que es interesa que el problema termine de una forma u otra.
Sobre los intelectuales de México, o más bien sobre los que aparecen en la televisión, preguntó al público si esos que se veían a cuadro eran todos. Al unísono, la gente respondió que no, puesto que “los que se ven en los noticiarios son los que conocen y saben que su discurso debe estar imitado, si es que desean seguir gozando de los favores del poder”, tal como expresó el Fisgón.
Advirtió que al actual aparato ideológico algunos teóricos le han llamado la “guerra asimétrica”, “de cuarta generación” o “la guerra sin fusiles”, llamada así por que la batalla que se realiza sucede en la mente de los espectadores, y los actos violentos son ejecutados por los del poder. Por ello, enfatizó que ante esta ofensiva de operaciones ideológicas, una de las primeras defensas que puede aplicar el público será apagar la televisión.
Expresó además, que hay otra guerra, una real y social, que ha sido protagonizada por el presidente Felipe Calderón. “Yo ya sabía que el gobierno actual iba a ejercer su poder por medio de las armas”, recordó y dijo que en la toma de posesión como nuevo mandatario, fue un alto mando del Ejército quien le tomó protesta y que un día después de asumir su cargo, ejerció represión sobre el magisterio de Oaxaca.
Está también la guerra del narcotráfico, hombres que fueron educados en la década de los 70 del pasado siglo, y que como jóvenes, cumplieron con las órdenes que les dio la gente del poder en aquellos tiempos. Lo que hicieron estos grupos, precisó El Fisgón, fue institucionalizarse y crear células profesionalizadas.
“La guerra que Calderón que supuestamente tiene con el narco, tiene dos fallas: se está realizando a nivel de la calle y no está desarticulando a las redes de lavado de dinero y a las de protección política”, explicó el caricaturista y aprovechó para apuntar que la mafia, “es una relación amarrada entre el poder político y el narcotráfico”, por lo que es imposible que termine de un día para otro.
Por ello, ante el panorama de un país desecho que tiene crisis económicas, sociales, religiosas, gubernamentales, es decir, de todo tipo, lo que queda es que la sociedad se organice desde abajo, que provoque una verdadera “colectividad”.
Por último, uno de los asistentes preguntó: ¿y la desaparición de Diego Fernández ? a lo que El Fisgón respondió con tres posibles escenarios: o se lo llevaron los extraterrestres, o él mismo se raptó o fue desaparecido por Calderón. “De cualquier forma, creo que no sabremos nada”, expresó y una mujer complementó: “dios quiera”.
Fuente: La Jornada de Oriente
Difusión: Soberanía Popular
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