martes, 3 de septiembre de 2013

Persiguen militares a comunitarios de Olinalá que marcharían en la capital


“¿Qué buscan?”, dice guardia que encaró a los soldados que los siguieron hasta El Fortín, en Tixtla

MARGENA DE LA O

Chilpancingo, 2 de septiembre. Después del acoso de militares, que retrasó más de dos horas el arranque, los policías comunitarios de la casa de justicia de El Paraíso de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (Crac) marcharon en Chilpancingo en demanda de la liberación de los 32 policías comunitarios y los coordinadores de Olinalá y Ayutla, Nestora Salgado García y Bernardino García Francisco, detenidos por el Ejército y la Marina.

Una camioneta que venía de Olinalá, llena de policías comunitarios, fue perseguida por el Ejército hasta la colonia El Fortín, de Tixtla, sede de la Crac, y punto de reunión de los miembros de El Paraíso para partir a Chilpancingo a la marcha.

Los policías comunitarios perseguidos llegaron hasta El Fortín, donde ya los esperaban sus compañeros, encararon a los militares, encabezados por dos tenientes, que entraron hasta territorio comunitario. Uno de los comunitarios, ya mayor, sin esperar que algún militar hablara, le increpó que eran miembros de la Crac, de la casa de justicia de El Paraíso, legalmente reconocidos en asamblea, que marcharían en Chilpancingo y que lo harían sin armas. “¿Qué buscan?”, preguntó al final, y los militares se retiraron junto con la patrulla de la Policía Estatal que estaba a los márgenes de la colonia.

La marcha estaba prevista partiera a las 11 horas, pero salió hasta la 1:14 de la tarde, con contingentes de policías comunitarios de Tixtla, Huamuxtitlán, Tatlauquitepec (Atlixtac), y Olinalá, desarmados, además del miembros del Movimiento Popular Guerrerense (MPG) y del #YoSoy132, primero al zócalo, y después al Congreso del estado. Los policías comunitarios de Ayutla nunca llegaron a la marcha, aun, según informó Gonzalo Molina González, promotor de la Crac en Tixtla, cuando le informaron que estaban en camino; dijo, incluso, que era probable que los haya detenido el Ejército.

“¡Nestora, aguanta, el pueblo se levanta!”, gritaba el contingente de la marcha al salir del punto conocido como el caballito hacia el zócalo, el cual era encabezado por los comunitarios de Olinalá que llevaban una gran manta en la que se leía: “El pueblo exige la liberación inmediata de Nestora Salgado”.

En la marcha se sintió la presencia de miembros del MPG, las consignas emblemáticas de ese movimiento contra la reforma educativa que duró más de tres fueron adecuadas para la marcha de hoy: “¡Ni con tanques ni metrallas, a la Crac se le calla!”, “¡Aguirre, idiota, la Crac es tu derrota!”, “¡Aguirre Rivero, ya veré de Guerrero!”, “¡Nestora Salgado, el pueblo está a tu lado!”. El contingente pasó por toda la avenida Benito Juárez hasta el zócalo, donde aun con los trabajos de remodelación del gobierno municipal realizaron el mitin. Molina González dijo que falló la estrategia de dividir a la Crac, porque hoy está unida, que la mayoría de los desparecidos regresaron, pero preocupaba el paradero de dos, que pudieron ser ejecutados por el Ejército.

Recordó lo que también difundieron en volantes durante la marcha, que en el acoso militar a la Crac, el Ejército liberó de la casa de justicia de El Paraíso a pederastas, violadores, asesinos, secuestradores, asaltantes y descuartizadores, “lo que demuestra la complicidad entre la delincuencia y los gobiernos”.

Marisela Jiménez, promotora de la Crac en Olinalá, cercana a Salgado García, dijo que el pueblo, comandado por su compañera, tomó las armas en su municipio porque los gobiernos no hacía lo que le correspondía para combatir la inseguridad.

Consideró que aun con ese mérito el gobierno prefiere tacharla de secuestradora, endilgándole la retención del subsecretario para Asuntos Políticos, Misael Medrano Baza, y del director de Gobernación, Moisés Alcaraz Jiménez, con quienes tuvieron una reunión poco antes de que la aprehendiera el Ejército y la Marina, el 21 de agosto, cuando en realidad quienes los retuvieron fueron gente cercana el alcalde priísta Eusebio González.

El mitin duró casi una hora en el zócalo y el contingente decidió seguir hasta el Congreso del estado para repetir el pronunciamiento de exigencia para que liberen a sus compañeros, donde llegaron pasadas las 15 horas, es decir, después del horario laboral y ya no había nadie; la movilización se disolvió tan pronto llegaron los 500 marchistas al recinto legislativo.

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