Ciudad Juárez
El fracaso de una guerra
Lo que sucede en Ciudad Juárez deja en claro que la estrategia para abatir la narcoviolencia tiene que ser revisada y corregida. Expertos en seguridad afirman que es necesario aprender de la experiencia de Colombia.
Se intentó recuperar este territorio a base de sangre y fuego.
Su gente está sitiada. Los soldados están por todas partes, más de 5 mil. Los militares ingresan a cualquier domicilio sin orden de cateo y detienen sin orden de aprehensión.
Lo anterior lo afirma Gustavo de la Rosa Hickerson, visitador de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH).
Según el activista, los soldados en Ciudad Juárez encarcelan e incomunican a los ciudadanos por más de 10 días. Y eso, cuando no los desaparecen, los torturan o les hacen juicios en los que alteran las evidencias.
"Esto es una simulación absoluta y completa, por ello está una ciudad como Juárez sufriendo increíblemente las decisiones absurdas, arbitrarias, irresponsables, sin congruencia, de las personas que decidieron meter a Ciudad Juárez en esto", denuncia de la Rosa Hickerson.
El visitador de la CEDH fue entrevistado en el Segundo Foro Internacional "Inseguridad, dolor inevitable" convocado por la Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA) y realizado en Ciudad Juárez.
Y justo el día de la inauguración del evento, la violencia cotidiana de esta ciudad fronteriza se hizo presente. Mientras el secretario de Seguridad Pública federal, Genaro García Luna ofrecía una conferencia sobre el impacto que tienen las organizaciones criminales en México, 13 personas fueron asesinadas a balazos.
Una de las víctimas fue masacrada a escasos metros del recinto Cibeles, donde se encontraban el gobernador de Chihuahua, José Reyes Baeza Terrazas, y los mandatarios estatales de Michoacán y Morelos.
La situación en esta ciudad fronteriza se ha vuelto insostenible. Además de los negocios que quebraron ante la ola de extorsiones y cuotas de "derecho de piso", el crimen organizado se enfrenta al Ejército para defender lo que considera su territorio.
"Ciudad Juárez tiene 17 meses con suspensión de garantías individuales, con un Estado de facto de suspensión de garantías individuales. Con un colapso de las instituciones de seguridad pública civiles", asegura De la Rosa Hickerson.
"Quien suspendió las garantías individuales en Ciudad Juárez fue el Ejército, y lo hizo sin la autorización del Congreso de la Unión", agrega.
El visitador de la CEDH explica que los militares se han prestado a participar en una gran comparsa de la "guerra" contra el crimen organizado.
"El Ejército ha sustituido totalmente a la fuerza de Seguridad Pública. Entonces, pedir que se vaya el Ejército y deje todo este tiradero, no es posible. Entonces, Felipe Calderón tiene que hacerse responsable de lo que vinieron a hacer sus soldados a Juárez. Y antes de retirarlos, tiene que dejar bien fortalecida la policía", señala.
EL EJEMPLO DE COLOMBIA
Por su alto índice de criminalidad, Ciudad Juárez reunió a especialistas en seguridad de países latinoamericanos en el Foro Internacional "Inseguridad, dolor inevitable", encuentro convocado por la Organización Demócrata Cristiana en América (ODCA).
Frente a delegados de varios países, el secretario de Seguridad Pública federal, Genaro García Luna, argumentó que las experiencias internacionales marcaban que en los primeros tres años de la guerra contra el crimen, la tasa de homicidios repuntó, para luego dar paso a un periodo de mayor estabilidad.
Pero Ciudad Juárez es sólo un ejemplo de lo que ocurre en otras ciudades.
Hay estados "calientes" donde hablar de muertos, extorsiones y levantones es cosa del día a día. Por eso acudieron al foro en calidad de invitados los gobernadores de Michoacán, Leonel Godoy Rangel; de Morelos, Marco Antonio Adame Castillo, y de Chihuahua, José Reyes Baeza.
CAMINO A MEDELLÍN
Los medios impresos y electrónicos reflejan el escenario cotidiano de México: secuestros, decapitados, extorsiones, balaceras, tráfico de armas, infiltración del narco en el gobierno y la disputa de territorios entre los cárteles de la droga.
Para algunas voces, este ambiente de violencia recuerda la época dura de Colombia, particularmente de Medellín y Cali, donde se asentaban los cárteles más poderosos. Funcionarios y especialistas en seguridad de ese país sudamericano analizaron en el foro la problemática común de ambos países y plantearon propuestas para poner un alto a la criminalidad.
En el encuentro, los expertos afirmaron que sólo faltaban las bombas que a diario asolaban a la población de Medellín. Sin embargo, en 2008, cuando dos artefactos explosivos estallaron en Michoacán durante la ceremonia del Grito de Independencia, atentado que dejó ocho muertos y más de 100 heridos, la lectura fue que se habían roto los códigos entre las bandas.
En ese momento se había llegado a un punto irreversible, ya que los grupos del crimen organizado habían faltado a uno de los códigos más importantes: no perjudicar a la población civil.
"En Medellín, uno a diario se despertaba esperando dónde iba a estallar la bomba. Incluso las organizaciones criminales manejan unos códigos, por llamarles de alguna manera, allá se rompieron todos los códigos", explicó Paola Andrea Holguín, asesora de Álvaro Uribe, presidente de Colombia.
La funcionaria colombiana dijo que cuando ocurrieron las explosiones en Morelia, Michoacán, ella se encontraba de visita en México.
"De eso se valen los criminales. Causan temor entre la población para que se paralice. Entonces, causan terror con actos simbólicos y actos inimaginables que son igual de violentos, como las narcomantas que llaman ustedes. Divide y reinarás", explicó Holguín.
Alertó sobre la capacidad económica de los grupos criminales, que termina permeando en los poderes del Estado: el judicial, el militar, el policiaco. Y, claro, también en la sociedad.
También advirtió del riesgo que implica incentivar una cultura mafiosa entre las nuevas generaciones, que se sienten atraídas por el oropel de los narcos. Es entonces cuando se crean paradigmas peligrosos que la juventud quiere imitar, como Pablo Escobar en Colombia y "El Chapo" Guzmán en México.
Sin embargo, los expertos en crimen organizado afirmaron que la confianza de los jóvenes y de la ciudadanía en general se gana cuando el gobierno pone el ejemplo.
Luis Camilo Osorio, embajador de Colombia en México, señaló que la ciudadanía tiene que apoyar a la autoridad. Pero, a su vez, la autoridad tiene que demostrar que está del lado de la ley y del apego a un orden jurídico: cero corrupción y plena transparencia en todos sus actos.
En esto, las corporaciones policiacas tienen un rol fundamental.
"Los policías no pueden ser los últimos seres de la cadena social, deben ser gente con formación, con educación, con valores, con compromiso consigo mismos, con los valores, con la sociedad. Ese perfil debe estar verificándose todos los días con exámenes de control de confianza", precisó Osorio.
Alan Jara, ex gobernador colombiano que estuvo secuestrado durante siete años en poder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), hizo un llamado para evitar que el plagio se convierta en un arma política de los grupos delictivos para amagar al gobierno de México o para negociar con él.
"El problema del narcotráfico y de mafias es algo que desborda la capacidad misma del Estado, es una empresa que mueve muchos miles de millones de dólares", expresó.
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