jueves, 17 de septiembre de 2009

Hartazgo de pocos

Pedro Echeverría V. en RazonEsdeSer.

1. Las declaraciones del relator especial de la ONU, sobre el Derecho a la Alimentación Oliver Schutter en La Jornada reflejan una realidad que vivimos todos los días: un pequeño número de familias en el mundo -México es uno de los ejemplos- se queda con toda la producción y la dilapida a manos llenas, en los que se les antoja; entre tanto la inmensa mayoría de la población en el mundo, particularmente en África, Asia y América Latina carece de lo más indispensable obligando a los productores, a morirse de hambre y de otras enfermedades curables. No siempre se publican este tipo de declaraciones que hablan objetivamente de la realidad; lo que siempre hacen los medios es esconder esas verdades y cubrirlas de declaraciones color de rosa que les sirven para engañar.

2. De Schutter señaló: El mundo nunca produjo tantos alimentos como en el último año. Y, paradójicamente, el número de seres humanos que padece hambre crónica es más elevado que nunca: mil 20 millones de personas, una sexta parte de la población mundial. De ellos, 115millones, poco más que la población de México, se sumaron en el último año. El error que hemos cometido en el pasado es creer que produciendo más alimentos conseguiríamos necesariamente victorias decisivas en la batalla contra el hambre. La magnitud de la crisis financiera distrajo sobre los efectos derivados del alza en el precio de los alimentos. Los precios internacionales de los cereales en 2008 fueron los más altos en 30 años, según la Agricultura y la Alimentación (FAO). Han bajado desde entonces, pero se mantienen arriba de los niveles observados en años recientes y la FAO prevé que sigan así.

3. A pesar de toda la campaña de desprestigio de los empresarios y los gobiernos contra los trabajadores, de decir que éstos son flojos y sin capacitación, la producción en el mundo –bien distribuida- alcanzaría para que los habitantes del planeta coman y vivan bien. ¿Qué sucede entonces? Que las especulación mundial del mercado y de los precios permite ganar gigantescas cantidades de dinero a los negociantes de granos y otros productos e incluso –lo más criminal- tirarlos a la basura o al mar que dárselos a los seres humanos a bajos precios o en forma gratuita. La realidad es que esa actitud de los capitalistas de monopolizar productos para luego vender caro, es decir, doblar los precios y evitar vender más barato, es una práctica de más de cinco siglos. La realidad es que –como se ha demostrado en mil formas-mientras siga el capitalismo la especulación determinará los precios.

4. Es una absoluta mentira la difundida por los ricos millonarios en el sentido en que la pobreza de nuestro pueblo es por la baja productividad. Es tan elevada la producción de riquezas en el mundo que podría decirse que estamos arrancándole a la naturaleza mucho más de lo que los seres humanos necesitan. Los ricos –como se ha dicho-no tienen llenadera. Acumulan miles de millones de pesos, compran 100 grandes negocios, compiten incluso entre ellos para ser los más ricos del mundo y quieren más.

Les importa un bledo que la miseria se esté extiendo más en el mundo porque los trabajadores no tengan nivel económico para comprar las mercancías. Por eso los revolucionarios desde los tiempos de Marx decían: los poderosos jamás entregarán sus riquezas por las buenas, hay que arrebatárselos mediante la revolución social.

5. Cuánta literatura se ha producido a través de los siglos para demostrar lo injusta que es la sociedad en que vivimos. Escritores, periodistas, filósofos, poetas, que han tenido la sensibilidad y el pensamiento limpio no han dejado de manifestar esa realidad que no puede ocultarse. Solamente los grandes empresarios y gobiernos -los que han acumulado riquezas y han gozado de ellas- la defienden con todas sus fuerzas. De lo que estoy seguro es que –aunque tengan que pasar más años, décadas si se quiere- este tipo de sociedad divididas en clases sociales, en clases antagónicas, tendrán que morir, serán enterradas por realidades nuevas que requieran de justicia e igualdad.

No se puede hablar de años sino de procesos, de cambios que cada día se hacen más permanentes. Así tendrá que ser porque no es un simple deseo o una creencia. Es la tendencia social.

pedroe@cablered.net.mx

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