martes, 17 de noviembre de 2009

MUERA LA INTELIGENCIA

MUERA LA INTELIGENCIA
17/11/09

Por: Francisco Rodríguez
EJECUTIVO Y CONGRESO pleitearon por cacahuates. Recursos magros de una economía agónica que paulatinamente se dirige a la fosa. Pronto, muy pronto, el país dejará de ser “viable”, como se dice ahora quienes carecen de futuro exitoso.



México no podrá vivir mucho tiempo más del turismo ni de la mano de obra barata. Tampoco podrá seguir dándose el lujo de seguir recibiendo capitales golondrinos que aquí sólo especulen y se lleven sus ganancias al extranjero.

Si de verdad se busca que los mexicanos vivan mejor, debe apostarse por la educación superior y, sobremanera por la investigación. Tal no quiere decir necesariamente que haya que abrir más universidades públicas, sino propiciar el desarrollo científico a través de becas y patrocinios, amén de fortalecer presupuestalmente a las instituciones de educación que ahora existen en el territorio nacional.

Pero se hace exactamente lo contrario. Se recorta el gasto de inversión a las universidades. Se escamotean las becas –sólo para hijos de influyentes--, se condena a la juventud a una adultez carente de sustento y de perspectivas.

Dice el investigador Héctor Zagal que estamos tras los pasos de Argentina que, “durante el siglo XX se sustentó en la exportación de carne y trigo. Lamentablemente, este modelo de desarrollo caducó por dos motivos. Primero, el populismo alegre e improductivo de Juan Domingo Perón y su amada Evita. Segundo, en la sociedad de la información no se puede competir exportando churrascos y futbolistas.

Ya cumplimos con el primer requisito. Sufrimos sexenios de populismo y nos endeudaron irresponsablemente. Olvidamos que no se debe gastar más de lo que se gana. Estamos dando ahora el segundo paso al abismo: no producimos conocimiento.”

México no exporta trigo ni carne. México exporta materia prima (petróleo, jitomate) y mano de obra barata (braceros, maquiladoras, beachboys, odaliscas). El valor añadido que generamos es ínfimo, especialmente si consideramos lo que pagamos por patentes, tecnología, derechos de autor, franquicias y otras exquisiteces de la civilización.

Especialmente engañoso es el turismo. Nuestra característica competitiva es el sol radiante y los sueldos bajos de jardineros, meseros, camareras y mozos. Además, olvidamos que casi todas las aerolíneas son extranjeras, que los turistas se hospedan en hoteles extranjeros y que beben agua Perrier y whisky escocés. Nos deja, eso sí, fuentes de trabajo siempre y cuando los salarios sean de tercer mundo.

O bien México produce conocimiento o estará condenado a perpetuarse como mucama de las naciones ricas. Tender las camas es dignísimo, pero no está tan bien remunerado como la ingeniería genética. Y tristemente nuestro país no se distingue por sus patentes científicas, sino por un desempleo pavoroso. Lo peor de todo, es que en este maravilloso planeta siempre hay quien está dispuesto a trabajar por menos dinero.
Pero, cuidado, las maquiladoras se van ya a China e India.

Y el turismo tendrá pronto a Cuba como gran competencia.

En los presupuestos tendrían que privilegiar la investigación, la creación y la invención. Resulta curioso que nuestros eficaces servidores públicos estén eximidos de pagar impuestos sobre sus aguinaldos y jugosos bonos, mientras que los derechos de autor entran ahora al régimen de cualquier contribuyente.

La investigación se fomenta con dinero, pero también con valores intangibles como el prestigio social. No sé si el alemán promedio sea más culto que el mexicano, pero de una cosa sí estoy seguro, y es que la academia y la investigación son respetadas en Alemania. Nuevos vientos soplan en la política mexicana, el estilo es más informal y desenfadado, menos retórico y pomposo. El gobierno debe ser cuidadoso, pues la informalidad fácilmente se convierte en descortesía.

Los académicos son vanidosos y quisquillosos. En general, los científicos y humanistas no pretenden ser millonarios; sí esperan, en cambio, cierto reconocimiento social. Ciertas atenciones y fórmulas de cortesía son parte de ese vaporoso prestigio que requiere la comunidad académica.

Y hoy, ese sector está en la mira. De quienes confunden a Borges con un tal Borgues. De quienes adjudican a Arjona lo escrito por Galeano…

La ineptitud contra la inteligencia, pues.
Y no, así “no somos viables”.

Índice Flamígero: Poca vida política le resta a Rodolfo Elizondo, quien el fin de semana decía no estar triste por la reasignación de recursos a la Secretaría de Turismo que no desaparece, cual quería Felipe Calderón.

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Fuente: Indice Político
Difusión: AMLOTV

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