jueves, 28 de enero de 2010

Cohabitación y satanización



Ricardo Rocha
Detrás de la Noticia
28 de enero de 2010

Cohabitación y satanización

La primera palabreja es deliciosa en el sentido aquel de amancebarse




La primera palabreja es deliciosa en el sentido aquel de amancebarse. Y muy democrática y esperanzadora en la acepción esta que le dan mis parientes franceses cuando hablan con tanta naturalidad de gobiernos compartidos o de alianzas electorales que aquí dirían que ni los animales.

Hoy todavía algunos se llaman a sorpresa porque el PAN y el PRD se arrejuntarán, ya es un hecho en Durango y muy probablemente en Oaxaca, Puebla e Hidalgo en un intento desesperado para arrebatarle al PRI territorios de poder e impedir que vaya solo hacia el 2012. Y en su indignación traen a cuento lo de las ideologías. Como si, desde su fundación para acá, haya habido un solo partido que hubiera sabido mantener los principios que lo hicieron nacer.

Hoy, impera el puro pragmatismo. Y el 90% de los militantes del partido que sea —chicos o grandes— no tiene ni la más remota idea de cuál es su declaración de principios. En cambio, los eufemísticamente llamados institutos políticos, están convertidos en pequeñas o gigantescas empresas que además no corren riesgo alguno porque están subsidiadas por el dinero de todos nosotros. Así que, en el terreno de la conveniencia negocian todo lo negociable. Y no hay de qué espantarse, porque nada podemos esperar de ellos. Tampoco vale satanizarlos porque de alguna manera son nuestros propios engendros. En todo caso sólo queda la movilización social en la calle o en la red para luchar un día sí y otro también por salvar nuestro proceso democrático y la vida toda del país.

Porque en otros ámbitos la intolerancia también se hace presente de manera rabiosa. Como en el caso de las parejas homosexuales y su derecho no sólo a la cohabitación, sino al matrimonio y la adopción. Que ha provocado el desgarramiento de vestiduras de la Iglesia y la ultraderecha que satanizan por igual a los homosexuales y a los progresistas. Cuando ellos son la personificación misma de los demonios que han destrozado la vida de decenas de miles de niños a los que han forzado a una cohabitación abusiva, tramposa y diabólica.

Y hablando de luzbeles contemporáneos es inevitable mencionar cómo el caso de Salvador Cabañas ha disparado una satanización generalizada de la ciudad, su gobierno y hasta del país y sus leyes. Como si uno de los grandes encantos del Bar Bar no fuera precisamente que sus clientes —incluyendo el infortunado— disfrutaban del quebranto de la ley. De hacer, hasta la hora en que se les pegara la gana, lo que la inmensa mayoría de ciudadanos de a pie harán nunca.

Está bien, si el jefe delegacional es un corrupto, que lo refundan en la cárcel. Pero de ahí a la desproporción de las frases que hemos escuchado en las horas recientes hay una distancia gigantesca.

Todo para que se tratase de un incidente de faldas. Que nunca hubiera pasado a mayores, salvo que ocurrió en un lugar duro, rudo y por ello más apetecible y atractivo para algunos. Por eso y sin el menor asomo de ironía, qué lamentable lo ocurrido a Cabañas. Sobre todo su mala suerte.

Fuente: El Universal
Difusión AMLOTV

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