lunes, 26 de abril de 2010

10% es imaginación, 90% es operación




Manuel Camacho Solís
10% es imaginación, 90% es operación
26 de abril de 2010


2010-04-26




En la época en que me dediqué a ser profesor-investigador de El Colegio de México me proponía entender cómo, mediante el ejercicio de la política, se habían podido enfrentar exitosamente crisis graves de la historia de México. Metido en esa tarea, leí un ensayo y tuve dos conversaciones que fueron entonces esclarecedoras y hoy son relevantes para los tiempos que vive nuestro país. El ensayo fue el de Lorenzo Meyer, acerca de la manera como Plutarco Elías Calles encaró la crisis que provocó el asesinato de Álvaro Obregón. Las conversaciones fueron con doña Hortensia de Torreblanca, la hija de Calles y con el historiador John Womack. Desde entonces, en el ejercicio de la política, una y otra vez he podido comprobar que la diferencia entre el éxito y el fracaso depende más de la capacidad de dedicar horas y horas a escuchar, negociar, organizar y dar seguimiento a las decisiones que de las grandes reformas o los nuevos diseños: 10% es imaginación; 90% es operación.

El ensayo de Lorenzo Meyer me hizo ver que hechos aparentemente inconexos de esa parte de la historia, en realidad respondían a una estrategia brillante que permitió convertir una crisis en una oportunidad para una fundación institucional. Calles pudo haber sido arrasado por los acontecimientos, pero en vez de ello construyó una salida —sacar al Ejército de la política y fundar el PNR— con la que evitaría en el futuro el recurso de la guerra civil. El manejo de esa crisis es un tributo a la política.

Después de leer a Meyer, conversé con doña Tencha. Quería saber más sobre el talento político de su padre. Para mi sorpresa, me encontré con una respuesta anticlimática, pero no por ello menos esclarecedora. Ella me dijo: lo que recuerdo de esos momentos es que durante semanas, meses y años, mi padre tuvo que enfrentar grandes presiones y que los riesgos de violencia y conflicto nunca desaparecieron. Mi padre tenía que dedicar muchísimo tiempo a negociar, prevenir y enfrentar los peligros. Lo hacía hasta quedar exhausto.

Movido por el contraste entre la lucidez del hombre de Estado que enfrenta la crisis y los recuerdos de su hija quien vivió cerca de su padre, le pregunté al historiador John Womack si pensaba que en los desenlaces de la historia política era más importante la imaginación o la operación. Me contestó que la operación, en una proporción de nueve en 10. Desde luego que la concepción y la estrategia cuentan, pero sin operación, la idea más brillante fracasa.

Por sobre la pretensión de quien cree saber más que los demás, o de quien se cree moralmente superior, lo que en un liderazgo hace la diferencia es la capacidad y sensibilidad para escuchar y tomar en cuenta al otro (nada ayuda más en una negociación que “ponerse en los zapatos del otro”). Es la perseverancia para no darse por vencido al punto de que, ante la irracionalidad, uno pueda responder con un “sin embargo” (Weber). Es la valentía para poder “sonreír en medio de la presión” (Hemingway).

Coordinador del Diálogo para la Reconstrucción de México (DIA)

Fuente: El Universal
Difusión AMLOTV

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