lunes, 26 de abril de 2010

Que la nación me lo demande


Felipe Moreno
felipemoreno0326@prodigy.net.mx

Calidad, cantidad o mera espectacularidad. Perdido, totalmente extraviado y embriagado en su soberbia, el principal inquilino en la residencia oficial denominada Los Pinos, sigue sin entender que ya perdió la guerra que inicio el 1º de diciembre de 2006 y debe dimitir; ése y no otro es el sentimiento popular que la nación le demanda.
Y es que “su guerra”, sobre todo la existente en el frente abierto en Ciudad Juárez y toda la franja fronteriza, ha tomado un giro preocupante, o bien otorga la razón a los análisis y argumentos pasados, donde el combate al llamado crimen organizado, es únicamente una pantalla para cubrir o encubrir lo verdaderamente trascendente. “La gran guerra al sur de Lutero” ya se encuentra presente y se llama exterminio a todo y cuanto huela a latinoamericano.
Las noticias nos vienen desde Washington, donde siete corporaciones de Estados Unidos de América, incluida la FBI, participarán en las averiguaciones del asesinato de tres personas relacionadas al consulado estadunidense en la conflictiva Ciudad Juárez. Más aún, las cosas se pondrán al rojo vivo, después de escuchar la advertencia o amenaza pronunciada por el portavoz del Departamento de Estado, JP Crowley, quien sostuvo ante los medios que se perseguirá a los asesinos “de forma incansable” y los llevarán ante la justicia norteamericana. Ojalá y así fuera o fuera tan sencillo.
Y es aquí, en este punto de la tragicomedia, donde deben hacerse algunas anotaciones del lado mexicano, donde la guerra del todavía presidente Felipe Calderón Hinojosa ha perdido otra gran batalla. Léase y entiéndase la pérdida sobre el control de las “nacionalidades restringidas” que a partir del asalto panista a la Presidencia de los Estados Unidos Mexicanos, el 1º de diciembre de 2000, comenzaría a causar graves estragos sobre el aparato de seguridad de Estados Unidos. Nunca como ahora fue tan frágil el control sobre posibles criminales de otras nacionalidades.
Tenían que ocurrir los lamentables sucesos del segundo fin de semana de marzo, donde fueron ejecutadas tres personas de nacionalidad estadunidense y más todavía, relacionadas con el consulado en Ciudad Juárez, para que comenzara a darse una guerra conjunta en contra del llamado crimen organizado.
Quien ha vivido y conoce la franja fronteriza sabe bien lo que esto significa, de un lado se encuentra el paraíso, la gloria, mientras del otro se vive en el infierno. Del lado mexicano se manejan tres especies como: el “pollo”, el “pollero” y el “roba pollos”, protagonistas de un mercado más que popular, por donde pasa y se da de todo, incluido el narcotráfico o simple paso de droga.
La nacionalidad de las víctimas y sobre todo la manera en que fueron cazadas y ejecutadas, dan pauta a dos líneas de investigación fundamentales que no se pueden soslayar. Y entiéndase, no estamos hablando de narcotráfico o crimen organizado simplemente, sino de una relación personal que bien pudiera corresponder a los diarios flujos migratorios, sobre todo los provenientes de Centro y Suramérica, por donde también pudiera entrar algún asiático o mestizo cubano. ¿O es que acaso todos los migrantes y posibles delincuentes son originarios de México? El narcotráfico y el tráfico de humanos tienen carácter universal.
Otro de los errores del segundo presidente de matrícula panista fue y ha sido precisamente ése, pensar únicamente en los delincuentes mexicanos, para luego extraditarlos y que sean juzgados en el territorio y bajo las leyes de Estados Unidos. El gran policía y justiciero mundial.
El problema del narcotráfico o del llamado crimen organizado seguramente tomará otros rumbos a partir de estos lamentables sucesos. Y es que esta vertiente, la de los flujos migratorios latinoamericanos y sobre todo de las “nacionalidades restringidas” que han dejado sueltos los panistas desde el 2000, no habían llegado tan lejos, hasta enfrentarse al poderío norteamericano matando a sus connacionales.
La cantidad determina la importancia del asunto, serán siete corporaciones gubernamentales de Estados Unidos, incluida la doméstica FBI, las que participarán en las averiguaciones del asesinato de tres personas vinculadas al consulado estadunidense en Ciudad Juárez.
Sólo recuérdese una cosa, no sería la primera vez que algunos de ellos regresaran en un saco. Hace ya algunos años y de manera discreta, la FBI vino por algunos de ellos. Sólo que antes, nada de eso se dijo. Pero ahí está el problema, de manera latente. El Departamento de Estado estimó que unas 100 personas, entre diplomáticos y familiares, tendrán que abandonar en los próximos días las sedes de al menos seis oficinas consulares de la franja fronteriza por el aumento de la violencia en la zona. Y es que el miedo no anda en burro, o se cuenta con información más precisa.
La delincuencia en la frontera bien pudiera no tener matrícula mexicana. Ojo Felipe Calderón, sobre todo en quien has puesto al frente del Instituto Nacional de Migración o la Secretaría de Relaciones Exteriores que, dicho sea de paso, han dejado pasar sobre todo de “nacionalidades restringidas” hacia el territorio continental de Estados Unidos.
Los cadáveres de Ciudad Juárez van más allá de un simple hecho delictivo, sin duda traen un negro mensaje. Además de ese que dice: “Que la nación me lo demande”.

Fuente: Forum
Difusión: Soberanía Popular

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