lunes, 14 de junio de 2010

Ecosofia: Urge redirigir la política energética mexicana


Domingo, 13 de Junio de 2010 00:00Escrito por Luis Tamayo

Sirva esto como homenaje a nuestro entrañable amigo Efraín Pacheco (QEPD), quien tuvo la visión de iniciar con nosotros una serie de programas sobre la crisis medioambiental en su emisión Divagaciones y fantasías de Mundo TV.

La interminable catástrofe del Deep Water Horizon en el Golfo de México, recientemente catalogada como la peor crisis ambiental de los Estados Unidos, obliga a nuestro país a aprender de tal experiencia y, por ende, redirigir su política energética.

El presidente de aquella nación, Barack Obama, no pudo sino establecer una moratoria a la proyección y establecimiento de nuevos pozos pues está bastante claro que las empresas tecnológicamente más avanzadas del mundo (como British Petroleum “BP”, la responsable, junto con Halliburton, del Deep Water Horizon, y que es una de las “siete hermanas”) no pueden dejar de cometer errores que ponen en riesgo ecosistemas enteros.

Y la catástrofe en el Golfo de México no es la única. La que ocurre desde hace ya mucho tiempo en el Delta del Níger (14 mil toneladas de petróleo vertidas sólo en 2009), y de la cual es responsable una subsidiaria de Shell, no ocupa espacio en las planas de los diarios del mundo pues no afecta a una gran potencia sino a una pobre nación del África subsahariana (Cfr. Jean-Philippe Rémy: Invisibles desastres pétroliers, Le Monde, 3.06.2010). Y en el mismo Golfo de México ha sido, recientemente denunciada otra: la plataforma Ocean Saratoga, de la compañía Diamond Offshore, la cual se encontraba en las cercanías de la Deep Water Horizon, está dejando escapar crudo desde el 30 de abril, de acuerdo con un documento federal citado por el diario Online de Alabama. Dicho derrame ha dejado ya una senda de unos 16 kilómetros.

La tragedia del Golfo de México ocasionada por tales petroleras, como bien sabemos, aún no termina, el pozo de BP sigue vertiendo cantidades ingentes de hidrocarburos cuando ya ha iniciado la temporada de huracanes.

Sólo es necesario que un huracán atraviese por la mancha de petróleo para que se revele la imposibilidad de detenerla, para que alcance no sólo a las costas de Louisiana, Mississippi, Alabama y Florida, sino a las de Texas, Cuba, Tamaulipas, Veracruz y la Península de Yucatán, mostrando así el rostro de destrucción que realiza, ya actualmente, en las regiones submarinas concernidas. Y todo esto sin hablar de las también enormes cantidades de sustancias que la BP ha arrojado a la zona del desastre para “neutralizar” la mancha.

Algunos científicos “como el doctor Mendelev, presidente del Ministerio de Recursos Naturales de Rusia” sostienen que el solvente Corexit 9500 diseñado por Exxon, y que la BP ha arrojado en enormes cantidades en la región, es varias veces más peligroso para los ecosistemas que el mismo petróleo, lo cual amenaza con “destruir totalmente a la mitad oriental del continente americano”.

Es necesario que Pemex y la secretaria de Energía Kessel aprendan de la lección de British Petroleum y que parece la llevará a la quiebra (hasta el 10 de junio acumularon una deuda de mil 430 millones de dólares: es un grave error intentar extraer el petróleo a tales profundidades en nuestros mares tropicales.

Es por todo ello que no podemos estar más en desacuerdo con que nuestro país siga intentando extraer petróleo de aguas profundas. Como informó Israel Rodríguez para La Jornada el 9 de mayo pasado (Pese a millonaria inversión, Pemex no halla tesorito en aguas profundas), nuestro país ha invertido ya más de 16 millones de pesos en explorar 14 pozos, con muy magros resultados (en sólo uno de los pozos encontró algo de gas). Lo cual, desde mi punto de vista, ha sido una bendición pues pudimos haber sido nosotros, en aguas muchísimo más cercanas a nuestras costas, los que produjésemos la catástrofe y tuviésemos que pagar los costos, los cuales, por supuesto, los USA no dejarían de cobrarnos… ¿Cuánto exigirá nuestro país a BP una vez que se revele el daño a nuestros ecosistemas marinos? ¿O será que a ellos, como a tantas otras transnacionales (a quienes nos les exigimos paguen los impuestos que en sus naciones originarias sí les cobrarían), les “perdonaremos” las consecuencias de sus imprudentes actos?

Sería magnífico si nuestro país dejase de subsidiar las gasolinas (15 mil millones anuales) y también dejase de explorar pozos petroleros en aguas profundas (16 mil millones), que destinase esas enormes cantidades de dinero para apoyar un amplio programa de desarrollo de las energías renovables (solar, eólica, undimotríz, etc.), considero que tal sería un paso en la dirección correcta, una que nos alejaría de las catástrofes y nos prepararía para la próxima década, esa donde volveremos a ser una nación importadora de petróleo y que exigirá una plasticidad y creatividad enormes a nuestros ingenieros y científicos. ¿Lo entenderán nuestras autoridades?

No termino sin antes invitarle a la conferencia que dictará Pietro Ameglio, Decrecimiento moral y normalización de lo inhumano, al interior del ciclo de conferencias “El hombre ante la crisis medioambiental”, el próximo miércoles a las 18 horas en el Museo de Ciencias de Morelos (sito en la ex-penitenciaría). La entrada es libre.

Fuente: La Jornada de Morelos
Difusión: soberanía popular

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