México D.F., 16 de marzo de 2010 (Cencos).- El ejercicio periodístico en México atraviesa por un proceso de segregación, las y los reporteros hacen su trabajo bajo el temor de sufrir desde pérdidas materiales, amenazas y agresiones físicas hasta secuestros, desaparición forzada y asesinato con el fin de acallar lo que se publica. Estas agresiones son consumadas por el crimen organizado, pero con mayor frecuencia provienen de los propios agentes del Estado, como corporaciones policiacas, funcionarios estatales o militantes de partidos políticos, que obstaculizan el trabajo informativo ejerciendo varios tipos de violencia sobre el gremio periodístico.
Durante el foro Ni un periodista menos, organizado por la red Periodistas de a pie, el Centro Nacional de Comunicación Social (Cencos), Artículo19, el Centro de Periodismo y Ética Pública (CEPET) y Reporteros Sin Fronteras, que tuvo lugar el día de ayer en la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF), periodistas de varios estados y del Distrito Federal, se reunieron para intercambiar reflexiones sobre las principales problemáticas a las que se enfrentan.
México se sitúa como el país más peligroso de América Latina para el ejercicio de la labor periodística. Los grados y patrones de violencia en contra de los y las periodistas han sido documentado ampliamente por diversas organizaciones de libertad de expresión y derechos humanos como Reporteros Sin Fronteras, Committee to Protect Journalists (CPJ), el Centro de Periodismo y Ética Pública (Cepet), la Fundación Rory Peck, la Sociedad Intereamericana de Prensa (SIP), ARTICLE 19 y el Centro Nacional de Comunicación Social (Cencos).
Los asistentes coincidieron en que dado el “trabajo deficiente” de la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos cometidos contra Periodistas, así como el de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) y el de la Comisión Especial de Atención a Periodistas y Medios de la Cámara de Diputados, y que no existe una instancia adecuada para ofrecer seguridad a quienes hacen los medios de comunicación, los y las trabajadoras deben debatir y actuar sobre su propia situación para crear mecanismos propios de prevención y protección que garanticen el ejercicio de su trabajo.
Los periodistas Darío Dávila y Luis Alberto Medina coincidieron en que una de las principales problemáticas es la carencia de protocolos de seguridad que funcionen como manuales de operación grupal e individual al interior de las redacciones. Las y los reporteros salen a cubrir la información a las calles sin los mínimos elementos de seguridad, puesto que los dueños de los medios y los editores no toman en cuenta los peligros a los que se enfrentan sus equipos, no existe una planeación real de la cobertura de los eventos, dejándolos en indefensión frente a situaciones de alto riesgo, todo esto en un contexto agudo de violencia e impunidad, tanto del crimen organizado como del propio Estado mexicano.
En este sentido los asistentes coincidieron en la importancia de retomar sus reivindicaciones laborales relacionadas con los salarios, seguridad social, despidos injustificados y contar con un marco legal que avale esta labor como una profesión.
Por su parte, el también periodista Marco Lara Klahr advirtió que es necesario que el periodismo en México recobre su legitimidad como una profesión que cumple con una función social primordial para la democracia: “necesitamos que cuando se nos vulnere a los que hacemos los medios, la sociedad se sienta igualmente agraviada, y que sepan que cuando se viola el derecho a la libertad de expresión se está violando al mismo tiempo el derecho de todos a ser informados”. Lara Klahr consideró que los protocolos deben hacerse a la par de un cambio estructural hacia un periodismo ético, que por una lado representa un modo de autoprotección y por otro asegura el respaldo de la ciudadanía ante las agresiones que sufre el gremio.
En este sentido, el periodista y especialista en temas de seguridad, Jorge Luis Sierra puso de relieve la propia responsabilidad que tiene el gremio periodístico al jerarquizar el valor de la información “basándola en la misma lógica de mercado de los medios”, exponiendo la vida por obtener información descontextualizada de los sucesos históricos y políticos, y centrándola únicamente en la imagen espectacular de la violencia sin cuestionarse sobre qué tanto valor informativo tiene el “reportear a medias” cuando se cubre un enfrentamiento entre grupos armados, sin mayores referentes que el hecho en sí, arriesgando con ello la vida. “Debemos hacer un periodismo que ayude a la sociedad a comprender la realidad del país”, concluyó.
Este espacio de encuentro es un esfuerzo importante por generar acciones articuladas con los y las periodistas.
Fuente: Centro Nacional de Comunicación Social
Difusión: Soberanía Popular
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