jueves, 8 de abril de 2010

La hermana agua

Rosario Ibarra
La hermana agua
08 de abril de 2010


2010-04-08




Aún no se puede decir “hace siglos”, hace apenas unos 70 años, el líquido maravilloso corría por valles y llanuras, bajaba de las montañas mansamente o con ensordecedor estruendo en las cataratas, atravesaba ciudades en mansos ríos, brillaba límpido en las acequias que circundaban huertos y hortalizas, colmaba las norias caseras en las rancherías y en los pueblos pequeños, ayudaba a “la madre tierra” a fecundar las semillas que en su seno caían... todo esto y más, muchísimo más, hasta inspirar a los poetas, como al que la llamó “hermana agua”.

Recuerdo la gran emoción que me produjo, cuando apenas tenía 7 años, contemplar el llamado Salto de Basaseachic a donde me llevó mi padre, antes de que dejáramos Chihuahua para ir a vivir en Monterrey. Aún conservo una fotografía de la caída de agua, que tenía más de 300 metros, que fue tomada con gran dificultad en dos partes, pues la cámara no la abarcaba por entero y recuerdo también la aventura de haber llegado hasta ese lugar... pero que para mi fantasiosa infancia, fue como un esplendoroso sueño, pues en algún momento, los colores del iris se aposentaron entre el caudal y mi paciente padre me dijo que éste era agua que venía de lejos, de viejos ríos y que la montaña por la que caía era de roca basáltica y me explicó en el camino de regreso, para satisfacer mi curiosidad, que el basalto es una roca volcánica muy dura, de color oscuro y terminó con unos versos que decían... “y el buda de basalto sonreía”.

Ya en Monterrey, no había río o arroyo cercano que no conociera nuestros saltos para ahuyentar el calor del verano. La alberca Monterrey, en pleno ojo de agua, era la preferida de los 16 nietos de mi abuela Adelaida y los sabinos de la “Punta de la Loma” eran los gigantescos quitasoles verdes del paraje a donde a menudo íbamos a merendar.

Al correr de los años, todo aquello se fue acabando. El progreso, decían unos con enjundia.

Sí, en todo hay costos. ¿Querían fábricas, industrias importantes? Pues ya las tienen... no se quejen. Y Monterrey fue entonces la Sultana del Norte, creció sin medida para todos lados, se llenaron los cerros cercanos, los lomeríos; colonias y más colonias albergaron a los miles de obreros de la “fundidora”, de cristalería, de la cervecería, de las fábricas de refrescos para apagar la sed del pueblo de aquella ardiente tierra en los tórridos veranos... y el líquido incoloro se fue acabando o fue quedando en las manos codiciosas de los ricos que lo querían para hacer cerveza y Coca-Cola y todos los demás mejunjes azucarados y pintados, que jamás pudieron competir con la “hermana agua” para calmar la sed, pero que la marrullería de la propaganda, logró hacer al pueblo consumir las aguas coloreadas y gasificadas y así, llenar los bolsillos y las cuentas bancarias de los usufructuarios del líquido vital a bajísimo costo, mismo del que carecían y carecen millones de pobres en este empobrecido país, en el que... ¡Oh cruel ironía! Hay “clasemedieros” que se sienten orgullosos de que tengamos por habitante “al hombre más rico del mundo”.

Hoy, en todo el orbe se habla con dolor del “cambio climático”, de la escasez preocupante de agua, de ese elemento indispensable para la vida, que lo aprisionan los poderosos en presas para darle el uso que se les dé la gana; para venderlo, para guardarlo para lo que se les antoje, en fin, son los dueños y señores del H2O y harán lo que quieran con lo que queda. Pero... afortunadamente, siempre hay peros en defensa de los derechos de los oprimidos... Hace poco, el 22 de marzo para ser exacta, Día Mundial del Agua, Evo Morales, el presidente de Bolivia, dijo que “su gobierno solicitará a la ONU, una declaración que considere el acceso al agua potable y al saneamiento básico como un derecho humano universal”. Estoy segura que habrá un gran apoyo a estas palabras, pero no sé si la ONU seguirá —como en muchas ocasiones— padeciendo sordera y como de derechos humanos se tratan estas líneas, no resisto el deseo de hacer partícipes a mis amables lectores de algo que me comunicaron por teléfono hace apenas media hora.

Aquí les va: una voz conocida en el teléfono, de una de las tantas organizaciones campesinas de Chiapas, me informó que fueron citados él y otro compañero al café La Habana, para un diálogo con un empleado de la Secretaría de Gobernación de nombre Emeterio Carmona Carlón. Yo me pregunto, ¿por qué al café La Habana estando a una cuadra la citada secretaría? (¡Apareció el peine!) Inesperada y curiosamente, “se dio un operativo” en el que fue secuestrado Francisco Jiménez Pablo, miembro de la organización, “invitado” al “diálogo”... Sigo pensando que en esa dependencia son hábiles para tender “cuatros.”

Hasta el momento de dar fin a estas líneas, nada se sabe del destino del compañero.

¡Vaya con los derechos humanos!

Dirigente del comité ¡Eureka!


Fuente: El Universal
Difusión AMLOTV

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