Por Alfredo Velarde
El pasado sábado 7 de febrero del 2009 cuando el presidente boliviano Evo Morales encabezó ante miles de sus simpatizantes la ceremonia de Promulgación de la Nueva Constitución Política para su país, quedó definitivamente cerrado un capítulo del largo y complejo ciclo de luchas de resistencias e insurrecciones indígenas que atraviesan el turbulento aunque rico pasado histórico de la república de Bolivia, durante 183 años de vida formalmente hablando “independiente” y contra la explotación y la injusticia que la ha singularizado en su volátil existencia . Pero también se abrió, con ello, la perspectiva para que un nuevo e innovador capítulo de libertad iniciara, aspirando a proyectarse -en sus contenidos legales - como la definición de las siempre diferidas alternativas hacia un deseado devenir de emancipación general que su gente ha ambicionado siempre, ante la secular y ominosa persistencia hasta el tiempo histórico reciente, del racismo colonialista más absoluto que la rigió, la suma de las más indignas opresiones padecidas y la más pura explotación económica en su historia, a manos de las despóticas oligarquías criollas y en convergencia con los intereses metropolitanos soportados desde afuera y que explican la postrada y dependiente condición periférica que no obstante ha resistido y luchado para llegar a lo que hoy se promete que ocurrirá, aún sin sobrestimar sus logros pendientes y reconociendo sus límites objetivos así como los mismos problemas que aún hoy encara de muy diverso orden. Entender esto, incluso por la propia simbología que entraña la entrada en vigor de la nueva constitución , supone también comprender que lo nuevo que pugna por surgir, en medio de grandes desafíos, ha de implicar verdaderos alcances de justicia e igualdad para todos, por los que han caído y combatido tantos desde la lucha ejemplar que emblematiza, por señalar aquí un solo ejemplo, la figura emblemática de Tupac Katari .
El nuevo texto constitucional boliviano, en éste sentido, y que en lo sucesivo regirá los destinos autóctonos del peculiar Estado plurinacional de mayoría indígena y en torno del cual se acrisola la representación colectiva y multicultural de los 36 grupos étnicos que esculpieron la expresión original de su actual identidad , enfrenta como primer reto suyo estar a la altura de las expectativas que han logrado levantar las nuevas rebeliones latinoamericanas contra la expresión neoliberal , es cierto, pero también contra todo capitalismo del que surgió y que han poblado la geopolítica del todavía muy joven siglo XXI en el Cono Sur , como en el caso de las luchas indias en el específico ejemplo boliviano que resulta esencial para la propia dinámica de la lucha general en esta parte del mundo. De hecho, si se hace un poco de historia reciente, hace por lo menos 50 años que en Bolivia se pelea persistentemente por llegar a lo que ahora está pugnando por ocurrir, si y sólo sí más allá de la letra de la nueva constitución , el texto aprobado que ordenó, entre otras cosas, el retorno al Estado que gobierna el primer presidente indígena en la historia boliviana, de 36 mil hectáreas de diez latifundios en que todavía se mantenían ominosas condiciones prácticamente de trabajo servil , y se acompaña de la materialización objetiva de los logros que la nueva constitución anuncia . En mayor medida esto es así, si se reflexionan las complejas implicaciones del Estado plurinacional unitario , social y económicamente hablando de “socialismo comunitario” , que a partir de la promulgación de su texto constitucional, se pretende edificar.
Según el vicepresidente Álvaro García Linera , la promulgación de la decimoséptima constitución en la historia de la república y primera genuinamente consultada entre el conjunto de sus habitantes, implica la “refundación de la república y de sus instituciones, de manera democrática”. Un evento parte aguas boliviano, por tanto, y al que asistieron, por cierto, personalidades invitadas como la guatemalteca Premio Nobel de la Paz 1992, Rigoberta Menchú , y el chileno secretario de la OEA , José Miguel Insulza , entre otras muchos más. La constitucional ceremonia promulgadora de la nueva Carta Magna , que procede del amplio triunfo mayoritario de la consulta del pasado 25 de enero, en favor del sí a fin de que entrara en vigor, empero, no finiquita sino que redefine el pesado conflicto con los gobiernos departamentales desde donde sus prefectos disidentes han alentado un regresivo “autonomismo criollo” , en las llamadas regiones que conforman la Media Luna , de fuertes connotaciones secesionistas y que incluso han contado con el soporte político en la labor de zapa para la refundación constitucional de la república de mayoría indígena, de los más conservadores gobiernos de la Unión Europea y ni qué decir del Departamento de Estado Norteamericano , en su momento denunciado por el presidente Evo Morales . Está por verse también y todavía, en todo caso, si el ahora denominado “socialismo comunitario” en que sostiene inspirarse la nueva arquitectura constitucional (que inicialmente tolera con torpeza la propiedad privada ), dilucida el complejo jeroglífico transicional hacia una modalidad congruente de nuevo socialismo andino y no se queda circunscrito y acotado a la retórica del nacional-estatismo que aparece y reaparece en prácticamente todas y cada una de las llamadas “presidencias progresistas” que han terminado por obliterar los alcances de las nuevas rebeliones latinoamericanas del siglo XXI. Para quienes pensamos que la perspectiva emancipadora socialista, genuinamente entendida, es la realizable alternativa frente a cualquier régimen, observaremos si en Bolivia se desbroza dicha ruta, o no, justo cuando se advierte que hoy es posible erigir una sociedad sustentada en el trabajo sin el capital; donde la propiedad privada sobre los medios de producción sea erradicada por sus funestas connotaciones explotadoras; y donde la perniciosa clase capitalista, igualmente, pueda ser evaporada por cuanto las necesidades de emancipación social no la requieren y la comprenden como franco obstáculo para un verdadero desarrollo en libertad. La Bolivia de Evo Morales, sin duda, tiene la palabra .
Más Días de Prisión a los Cerezo Como lo había ya advertido el comité Cerezo, el Estado mexicano realizando una artimaña legaloide notifica que, de acuerdo al cómputo oficial, la sentencia de los hermanos Cerezo se cumple el día 16 de febrero y no el día 13. Argumentando que son diversas penas de prisión (puesto que se les sentenció por cuatro delitos) la primera sentencia por el delito de violación a la ley de la delincuencia organizadas se computa del día 13 de agosto de 2001, fecha de su detención, al día 13 de agosto de 2005; la segunda sentencia de 6 meses por el delito de almacenamiento de artificios inicia el cómputo el día 14 de agosto de 2005 y así sucesivamente, por lo cual al tener "cuatro sentencias", son tres días de libertad que el Estado les roba a pesar de haber jurisprudencia de que no se debe realizar de dicha manera el cómputo de las penas privativas de prisión. Por lo anteriormente expuesto el día para recibir a los hermanos Héctor y Antonio Cerezo Contreras se recorrió al lunes 16 de febrero de 2009.
miércoles, 11 de febrero de 2009
La Nueva Constitución Boliviana
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