lunes, 30 de noviembre de 2009

Los 60 del SME




Los 60 del SME

Los el Gran Silencio tocaron una de las canciones que más esperaba y, seguido de eso, otra cancionsota

Emmanuel Calderón Pastrana


El pasado jueves fui al festival “Por la luz y con la fuerza” que se organizó en la UNAM para apoyar la lucha del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME).

Los boletos empezaron a venderse a las 10 de la mañana. Llegué al estadio de prácticas Roberto Tapatío Méndez casi a las 12 y vi, con horror, la interminable fila que aún no empezaba a moverse.

Un camión cerca de la entrada funcionaba como taquilla. El boleto costaba 60 pesos y junto había puestito de kilos de arroz y frijoles. Pagué mi boleto y un kilo de frijoles, para ayudar a la causa.

A las 12 y veinte empezó la chifladera y diez minutos más tarde empezamos a caminar. Tardé media hora más en entrar, pero… por fin, a la una de la tarde estaba adentro (aunque no había ni señas de empezar el concierto)

El ambiente estaba tranquilo. Unos tomaban el sol y otros comían mientras se ambientaba el sitio con música de Café Tacvba y Soda Stereo. Saludé a algunos conocidos, como Emilia Cano, hija de un buen periodista de La Jornada.

Por fin, dos horas y media después de lo programado: “La música es política”. Y con esta frase inició el concierto.

Hubo una ovación, mientras Barricada Sur salía al escenario. La gente se prendió. Empezó a saltar y cantar.

Con Bailando Ska, se armó el primer slam del día. “No hay que dejarnos engañar, no hay que dejarnos confundir”, decía la banda, que terminó con la rolota Sr. de la Mentira y una frase acuñada antes de que la mayoría de los que estábamos ahí hubiéramos nacido: “El pueblo unido jamás será vencido. ¡Gracias!”

Después llegó una de las bandas más esperadas: el Gran Silencio.

Mientras tocaban se fue el sonido (se escucharon gritos de “¡no apaguen la luz!”) pero esto no desanimó a la banda, que sólo se detuvo para aclarar: “El SME también estuvo en el 68… Nosotros también estuvimos en el 99”.

Con la falla arreglada, los el Gran Silencio tocaron una de las canciones que yo más esperaba: Dormir Soñando (fue una maravilla, el ambiente se prendió). Y seguido de eso, otra cancionsota: Chuntaro Style.

Llegó la parte más flojona del concierto, mientras tocaban Lengua Alerta y los Guanábana. Eran las 4 de la tarde y la gente aprovechó para comprarse unas tortas y batanear.

Después, el grupo Ganja dio inicio al reggae. Siguieron Los Rastrillos y se detuvieron para dejar una dedicatoria: “Esta canción esta dedicada a fecal y a su achichincle Lozano”… Claro, la canción era Pendejo.

Cuando Los Rastrillos terminaron hubo un momento de tensión –el único– porque empezaron los botellazos. El presentador puso un poco de Ska-P para armar el slam, pero apenas acabó continuaron los botellazos, y sólo pararon cuando pidió: “No sean porros, mejor córranse unos”. (Por cierto, esto me hizo reír).

Para seguir con el reggae subió al escenario Antidoping, que empezó diciendo: “deberían correr al presidente y a todo su gabinete”.

La tarde ya no bajó de tono, con Los de Abajo, Estrambóticos, Yucatán a Go-go, Sekta Core, la Tremenda Korte y al final, el grupo más esperado: Panteón Rococó.

El cierre no fue tan intenso, quizá porque ya la gente estaba cansada. Eso sí, los de Rococó no fallaron a la banda que esperaba un cierre de oro con La Carencia.

A las 11 de la noche salí de CU, feliz, y seguro de que fueron los 60 pesos mejor invertidos de mi vida.

Fuente: El Periódico
Difusión AMLOTV

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