Tomado de un artículo de Mario Rivera Ortiz, forum en línea: forum@forumenlinea.com
1. Monopolizar el terror para aniquilar la resistencia del pueblo colombiano, como parte primera y medular de la política de “seguridad democrática” del gobierno de Álvaro Uribe. Con las armas más sofisticadas en el frente militar y con la criminalización de la lucha civil. Sus objetivos en orden de prioridades, según puede deducirse de los hechos expuestos, son los siguientes: destruir a las FARC, después extender la “guerra justa” a la totalidad de la Amazonia, pues el objetivo estratégico es dominar la mundo.
En el bienio de 2008-2009 el Comando Sur, en Colombia, condujo cientos de operaciones de inteligencia, realizó miles salidas de reconocimiento y espionaje terrestre y aéreo, puso en funciones un complejo sistema de localizadores satelitales y drones, (aviones sin piloto) e instaló 7 nuevas bases militares.
En el mismo periodo también fueron asesinados miles de luchadores sociales y gente sin partido político.
2. Tratar de mantener el control político de algunas zonas geográficas de Colombia apoyándose en el aparato oficial burocrático-militar y paramilitar del gobierno de Uribe. Convertir el paramilitarismo y su complemento (la extradición-exilio protegido), en una política de Estado.
3. Utilizar las terribles prisiones clandestinas estadounidenses, incluido Guantánamo, para encerrar, torturar y exterminar a los miembros de las FARC, extraditados por Uribe, (Simón Trinidad, Sonia e Iván Vargas, etc.)
4. Monopolizar la propiedad y explotación de la narco-industria y el narco-mercado en la región amazónica, tal y como se ha hecho en Nicaragua y Afganistán y, consolidar en Colombia un régimen esclavista de trabajo que superexplote a todo el proletariado de ese país.
5. Utilizar a discreción la plusvalía producida por la explotación de millones de asalariados estadounidenses, mexicanos, portorriqueños y demás, dentro y fuera de los EU para financiar sus actividades guerreristas e incrementar las ganancias de empresas como la Northrop Grumman y General Atomics, productoras de los drones y otras armas.
6. Incrementar la guerra sicológica, “la guerra sin fusiles” (PSYOP, por sus siglas en inglés), contra las FARC y sus bases sociales.
7. Estimular el nacionalismo anticomunista, pequeño y gran burgués, dentro de los gobiernos progresistas de la UNASUR, para provocar enfrentamientos entre las fuerzas progresistas y revolucionarias.
8. Comprar la rica experiencia del Estado de Israel en materia de técnicas de exterminio en masa, además de fortalecer el mercado de carne de cañón barata, a costa, principalmente de los Narcos-Paracos y Melandros . Las guerras justas reclaman mucho de ese material.
9. Someter a los militares, ex prisioneros de las FARC, a “procesos de reintegración a la vida cotidiana” (lavado de cerebro), en sus bases militares, verbigracia los casos de los “contratistas” norteamericanos, Keith Stansell, Marc Gonsalves y Thomas Howea enviados inmediatamente a Lackland, Texas, después de su liberación.
10. Contribuir con su actividad a la desinformación del pueblo norteamericano para que siga participando indefinidamente en guerras “justas y necesarias”, como las ha calificado el Premio Nobel de la Paz, Barack Obama.
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