jueves, 26 de noviembre de 2009

Desmemoria




Desmemoria



Cruz
Fue el 7 de febrero de 2006. Felipe Calderón debe tener la fecha presente porque se sentía como en casa ante la plana mayor de los ejecutivos y consejeros de BBV-Bancomer. Estaban también los clientes más importantes del banco.

Tan en casa se sentía el candidato presidencial panista que les contó un secreto de vida: “Mi primera chamba formal, mi primer sueldo lo tuve en Bancomer. [...] De tal manera que tengo una identificación con la casa”.

Banqueros y clientes importantes arroparon a Calderón cuando cargó en forma abierta contra su rival priista Roberto Madrazo Pintado, quien representa una opción de pasado… “de complicidad, de corrupción, de falta de confiabilidad que no debe volver”.

Se cansaron de admirar al candidato panista cuando les recordó que aquellos “quebraron a México varias veces y que en nombre de los pobres dejaron a México, a la mitad de los mexicanos en la pobreza. Ese pasado, amigas y amigos, tampoco debe volver”.

Apapachado en las miradas, viendo las cuentas repletas de créditos españoles –que nunca llegarían, como no llegarían de ningún otro banco extranjero– a media reunión el candidato soltó una imagen imborrable para los banqueros y aquellos clientes importantes.

“Entre ese México del pasado y del futuro, amigos, yo propongo el del futuro, y el del futuro es un México que no agacha la cabeza, que no le tiene miedo al mundo”.

Sin tratar de meter miedo, los estadunidenses alertaron ayer sobre una nueva bomba de tiempo en la economía de su país: una nueva crisis hipotecaria porque más de 10 millones de estadounidenses poseen hoy viviendas que valen menos que la deuda hipotecaria del inmueble, factor que generó la crisis de 2008 y la recesión de 2009 en México.

En la misma línea de peligro, el ministro de Finanzas de Rusia, Alexéi Kudrin, advirtió: las consecuencias de la crisis persistirán en todo el mundo por uno o dos años más


Fuente: El Periódico
Difusión AMLOTV

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