miércoles, 7 de abril de 2010

Del virus del dinero.



Del virus del dinero.

El que la OMS, que hace algunos años dictaminó que la homosexualidad no es una patología (una enfermedad) sin que se hayan percatado quienes diagnosticaron que no solo los homosexuales están enfermos, sino la humanidad entera.

El grado de inconsciencia en que vivimos depredando a La Tierra, es prueba de una intoxicación que altera la psique. Aclarando que no todas las drogas actúan de igual manera.

Unas drogas aumentan el grado de conciencia, como los hongos, o la hoja de coca, que masticada durante un ayuno es una experiencia muy interesante.

Y otras drogas la disminuyen, como el alcohol, que hace inconcientes a las personas.

Pero ciertamente que no seríamos capaces de hacer lo que estamos haciendo y no entender que todo tiene consecuencias, si no estuviéramos intoxicados.

Solo un enfermo es capaz de atentar en contra de sí mismo. Y atentar contra La Tierra es atentar en contra de nosotros mismos. Quien es capaz de atentar en contra de sí mismo, es capaz de atentar en contra de todo lo que le rodea.

Pues independientemente de las creencias individuales o colectivas, nadie puede negar que quien nos da de comer a todos, es La Madre Tierra. Y por consiguiente, escupir en el plato (o patear el pesebre, como suele decirse coloquialmente) no puede decirse que sea una actitud conciente.

Por lo que ahora la misma OMS se diga alarmada por las 17 mil defunciones a causa de la pandemia de influenza, es evidenciar que forma parte de un descubierto negocio y por consiguiente, carece de calidad para emitir juicios al respecto.

Además de que su lista de prioridades que deja mucho que desear, pues si en el mundo entero han muerto por la influenza 17 mil personas en un año, según su recuento, en nuestro México, a causa del tabaco han muerto 18 mil en solo cuatro meses.

Pero atreverse a ir en contra de las poderosas cigarreras, causantes de más muertes que el paludismo, lo que ya es decir bastante, es algo que no podrá hacer la susodicha Organización Mundial de la Salud que, dicho sea de paso, es evidente que ha fracasado en su encomienda.

Ni siquiera se da cuenta que la humanidad está enferma. Y tal vez sea por el virus del dinero.

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