miércoles, 26 de mayo de 2010

De vergüenza.


EDITORIAL


De vergüenza.

Sin entender qué fue lo que aceptó Bazbaz para prestarse a tan inverosímil y degradante farsa; que en el menor de los casos le puede traer dolorosas consecuencias a su persona y consecuentemente a su familia, pues de ahora en adelante el apellido Bazbaz será sin duda mal recordado.

Pues la versión de la muerte de Paulette que dio el pasado viernes y que ha sido tan acremente criticada por la sociedad del mundo, no solo de nuestro México (excepto por los políticos, lo que es de notarse)

Tendría la misma validez y credibilidad que si hubiera dicho que a la nenita Paulette la había dejado ahí Santa Claus sin que se hubiera dado cuenta nadie, pues en la noche bajo con su trineo en la terraza del lujoso apartamento.

O los Reyes Magos, o el Conejito de Pascua; para el caso viene siendo lo mismo. Nadie podría creer en esas estupideces.

Ni un pueblo tan creyente como el nuestro que creé en la aparición de la Virgen de Guadalupe y que no sé quién caminó sobre las aguas, puede creer en semejante farsa.

Pero el que Peña Nieto haya aceptado su renuncia para después salir con que se compromete a transparentar la investigación y que entregarán los expedientes hasta que quede todo aclarado.

Hace pensar en lo que ya se suponía y aquí comentamos. Que ahora se convertirá en el héroe al aclarar todo y encarcelar a algún chivo expiatorio que cargará oficialmente con la responsabilidad de este asesinato que ha ofendido a todo México.

Y todo con tal de salvar su posible candidatura al 2012, el que Peña Nieto haya censurado a los Partidos que tratan de sacar ventaja política de esta tragedia. Cuando el PRI le anda coqueteando a Lizette Farah para que se una a la campaña del propio Gobernador hacia la Presidencia.

Lo que es de esperarse que no haga, pues exculparía de facto al arrogante joven Gobernador de la complicidad en el homicidio de su hija.

Pero esto hace de la política y sus políticos un verdadero asco, una verdadera vergüenza.

Aunque asimismo es de esperarse que esto no se nos le olvide a los ciudadanos, cuando el cínico individuo (católico, por cierto) y sin duda cómplice de asesinato, intente llegar a Los Pinos.

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