“TERCERA GENERACIÓN DEL CRIMEN”
Por: Claudia Rodríguez
Ahora que la secretaria de Relaciones Exteriores, Patricia Espinosa, insiste en refutar la existencia de términos como “narcoinsurgencia” o “narcoterrorismo” en el derecho internacional y que además no son aplicables al entorno de violencia que se vive en México, luego que su jefe, el señor Felipe Calderón emprendió la llamada por él mismo “guerra contra el narcotráfico”, cabria preguntarle a la señora canciller, si ubicar a más de 100 mil efectivos del Ejército mexicano y otros tantos de las corporaciones policíacas en varios puntos del territorio nacional, se comprende dentro del derecho internacional al que la dama tanto alude.
Si los funcionarios de la administración calderonista se sienten tan lastimados porque sus pares del gobierno estadounidense de Barack Obama señalen sobre la presencia de “narcoinsurgencia” en nuestro país como recientemente lo hicieran primero, la secretaria de Estado, Hillary Clinton y después el senador estadounidense Richard Lugar, respecto a que la violencia originada por la acción del narcotráfico en México está adquiriendo características de “narcoinsurrección”, deberían estar los funcionarios mexicanos, más preocupados por la sensación de miedo en la que los mexicanos estamos viviendo a causa de la estrategia violenta más que de inteligencia como marcan los Convenios del derecho internacional para aniquilar al mercado de los estupefacientes.
Pero esto que apuntan los americanos no es ninguna novedad y no debe ser motivo para levantar una cortina de humo, ni para lucimiento –o lo contrario— de la canciller Espinosa.
El año anterior, en el mes de julio, el reporte del Instituto de Estudios Estratégicos del Colegio de Guerra del Ejército de los Estados Unidos, ya enviaba una alerta sobre el crecimiento de varios grupos paramilitares en nuestro país. Se señalaba en el informe titulado “La narcoinsurgencia de México y la política antidrogas de Estados Unidos”, que esos tropas paramilitares se usan por los propios cárteles de la droga para controlar ciertos puntos de la geografía nacional y a la vez, retar al Estado Mexicano.
En ese informe se acotaba sobre la detección de la creación de “la tercera generación del crimen”, que no era sino la transición del gansterismo tradicional de asesinos a sueldo, a terrorismo paramilitar con tácticas de guerra.
De tal suerte, el Instituto encargado de dicho informe y dependiente del Pentágono, planteaba en sus líneas la imperiosa necesidad de que el gobierno de Barack Obama modificara la estrategia contra el narcotráfico y la cambiara a contrainsurgencia.
Tal vez lo más preocupante del reporte para los funcionarios mexicanos, es que se alertaba al gobierno estadounidense a que no sería una tarea fácil --cambiar estrategia del narco a contrainsurgencia--, pues sería necesario el uso de la fuerza frente a un esquema de programas políticos, militares, diplomáticos y económicos.
¿Dónde está la resistencia de la administración calderonista a aceptar la realidad en términos y hechos? Ojalá no sea colusión.
Acta Divina… La secretaria de Relaciones Exteriores, Patricia Espinosa rechaza que se registre “narcoinsurgencia” y “narcoterrorismo” en México como califican en el exterior del país y explica que no existen definiciones acordadas internacionalmente para ninguno de estos términos.
actapublica@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario