Dinero
La escuela de la violencia
¿Volvo chino?
Medicina sin receta
Enrique Galván Ochoa
El reportaje de mi compañera Sanjuana Martínez que ocupó el epígrafe principal de la edición de ayer de La Jornada, Monterrey, en medio de una verdadera guerra urbana, inevitablemente nos conduce a plantearnos una pregunta: ¿cómo empezó el desastre, cuál es la causa de la causa? Hay muchas respuestas pero una resulta evidente: la delincuencia de cuello blanco ha servido de inspiración a la delincuencia de cuello gris. ¿O en que otro lugar aprendió las claves de la corrupción y la impunidad? Nos encontramos en una guerra irregular. Es el colapso total de las instituciones de Nuevo León. Todo se está cayendo como si fuera un castillo de barajas, dice el analista político Javier Livas, citado por Sanjuana. Y no sólo es Nuevo León, los derrumbes suceden en distintas partes del país. La delincuencia de cuello gris aprendió del saqueo de Pemex y la CFE que el fraude se premia, no se persigue. Si un político pobre es un pobre político, como dijo el profesor Hank, entonces, ¿un narco pobre es un pobre narco? Habrá que hacer mucho dinero para comprar procuradurías, jueces y magistrados. La clase política tiene en su historia el asesinato de un candidato presidencial y la desaparición de comunidades indígenas completas ¿por qué no seguir su ejemplo, al amparo de la impunidad? Algunos delincuentes habrán aprendido, por lo demás, que por el camino del trabajo honrado, paciente y laborioso lo único que tienen seguro es una vida de salario mínimo, la promesa de nivelar la desigualdad es tan falsa como un billete de dos pesos. Uno de los argumentos favoritos de la clase política para quitarse culpas es echárselas a la frontera de Estados Unidos. No puede negarse la responsabilidad que le corresponde. Sin embargo, olvida que Estados Unidos no tiene sólo una frontera, tiene otra, casi de la misma extensión, con Canadá. Sólo que el país de la hoja de maple es uno de los menos corruptos del mundo, según la evaluación de transparencia internacional. ¿Por qué en la frontera de Canadá no hay una Ciudad Juárez o un Monterrey o un Nuevo Laredo?
¿Volvo chino?
El primer automóvil Volvo fue fabricado en 1927, lo crearon dos suecos, Assar Gabrielsson y Gustaf Larson, a quienes financió SKF. De sus orígenes modestos saltó al nicho del lujo europeo, con gran éxito en EU. Dificultades económicas llevaron a la marca a poder de la Ford. Algo perdió de su abolengo. Ahora Ford vendió Volvo a los chinos. La compañía Zhejiang Geely pagó mil 800 millones de dólares.
@Vox Populi
Asunto: café Internet y las licencias
Soy propietario de un pequeño café Internet que es la base de mi sustento, con cinco computadoras y hace unos días recibí un correo de BSA (Business Software Alliance), en el cual me indican que tienen conocimiento de que manejo en mi negocio programas de cómputo que no cuentan con las licencias necesarias y en razón de ello me puedo hacer acreedor a multas y hasta pena corporal. Efectivamente no cuento con las licencias, pero en igual situación están miles de cafés Internet en todo el país, así como alrededor de 4 millones de computadoras en pequeñas o medianas empresas. En el sexenio infausto de Vicente Fox hubo presiones similares que no prosperaron. En mi caso las licencias me costarían aproximadamente 40 mil pesos, que no tengo.
Luis Piña Mayen/Distrito Federal
R: Recordarás que Microsoft hizo donativos a la Fundación Vamos México de la señora Marta y el gobierno uniformó sus sistemas con Windows, sin tomar en cuenta que la mayoría de la gente no podría comprar las licencias. En aquellos años propuse algo que me parece todavía factible hoy: la migración a Unix.
Asunto: medicinas sin receta
Leí con particular interés tu columna en La Jornada, ya que abordas un tema de salud pública en el ámbito de mi competencia. Se hace mención a la venta de medicamentos en las farmacias de México y se discuten dos temas, primero, si se debe pedir que para su distribución se presente una receta médica; y segundo, si el profesional que lleve a cabo esta actividad sea un químico o un médico. Me pronuncio en ambos. Estoy completamente de acuerdo en que se requiera receta médica; que no se nos olvide, los medicamentos no son más que compuestos químicos con actividad terapéutica pero también tóxica. En la mayoría de los países desarrollados, la supervisión y verificación de esta actividad no recae en un químico ni en un médico, sino en un farmacéutico. Esta profesión es inexistente en nuestro país. Como tu bien lo mencionas, las cadenas farmacéuticas en México facultan a prácticamente cualquier persona para que se coloque detrás del mostrador y reparta consejos, donde lo que importa no es que tanto sepa de fármacos, sino que sepa contar dinero y cobre su importe. Me da tristeza ver cómo (a diferencia de México) en Estados Unidos y Canadá el farmacéutico es reconocido como parte integral del sistema de salud y es de los mejor pagados. Aquí no se permite a ninguna farmacia o botica que funcione si no cuenta con profesionales de turno, a toda hora. La figura del responsable sanitario en nuestro país es otra de las cientos de burlas que hay en la ley y la cual sirve para que empresarios sin escrúpulos se hagan ricos a costa del consumidor.
Carlos A. Velázquez, Ph.D.
University of Alberta/Canadá
R: El problema es que mucha gente no tiene dinero para pagar la consulta. En la práctica puede suceder algo indeseable: que florezca el negocio de la venta de recetas. Ya hoy día puedes comprar una por 50 pesos hasta para comprar medicamentos sicotrópicos. Y quiero ver cómo paran la venta sin receta en la frontera. Miles de gringos compran acá su Viagra o su Diazepam.
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Fuente: La jornada
Difusión AMLOTV
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