J. Enrique Olivera Arce
Que festeje Javier y la fidelidad. Mañana recogerán las varas
Partiendo del supuesto de que para la gran mayoría de los veracruzanos el Maestro Fidel Herrera lo es todo, que su poder es omnímodo, y que el pensamiento único que el promueve se impone por sobre la pluralidad de una sociedad que permanentemente exige cambios y respuestas disímbolas en atención a sus demandas de progreso y modernidad, un convulsionado PRI, fracturado y cada vez más alejado de las necesidades reales y sentidas de la población, celebra con fastuosidad y soberbia el primer aniversario sexenal de eso que llaman “fidelidad”, ungiendo al adalid que como candidato único ya se asume como el llamado a gobernar a Veracruz.
En días pasados Javier Duarte de Ochoa expresó que tanto Miguel Ángel Yunes Linares como Dante Delgado Rannauro, no representan a nadie y, bajo tal criterio tanto el como el ejército clientelar que le sigue actúa en consecuencia, uniformando en pensamiento y acción a la corriente de la “fidelidad” –que no a la militancia priísta veracruzana en su totalidad- dando la espalda a la realidad y subestimando peligrosamente a sus adversarios políticos y partidos a los que éstos abanderan en la búsqueda de la gubernatura, diputaciones locales y alcaldías. Bajo esta premisa, no desmentida y si alentada por el gobernador Herrera Beltrán, “fidelidad” celebra su onomástico y el triunfo anticipado del PRI en las urnas el próximo cuatro de julio, para dar paso a la continuidad de un régimen que sustenta sus éxitos lo mismo en el triunfalismo mediático que en teñir todo de rojo a su paso.
Sin contrapesos, cooptada la casi totalidad de la prensa impresa y electrónica, con honrosas excepciones, la disidencia, la crítica y la autocrítica, no tienen cabida en los escenarios virtuales de lo que con boato festeja la fidelidad. Cual la frase bíblica atribuida a Jesús: “El que no está conmigo está contra mí; y el que no recoge conmigo desparrama.”, la corriente maniquea galopa desbocada, no atiende a razones y mucho menos escucha el estruendo que deja a su paso tras ofender y lastimar a quienes piensan diferente. Virtudes y defectos, fortalezas y debilidades de aspirantes desdeñados y candidatos impuestos no cuentan, mucho menos el sentir o el pensar lo mismo de la militancia que del resto de la población; Al igual que en 2007 o 2009, el esperado triunfo en las urnas tiene un solo artífice: Fidel, “el que nunca ha conocido de derrotas”.
En medio de todo esto, los adversarios electorales del proyecto fiel avanzan, acumulando aceptación y simpatía incluso entre la tropa priísta. A la parafernalia de la fidelidad y el chato discurso del improvisado delfín responden con propuestas puntuales, interactúan con la población y concitan expectativas y esperanzas. Quienes “no representan a nadie” escuchan, amarran y construyen, cada uno a su paso una oposición real que convencida de que el tiempo de Fidel Herrera ya pasó, otean nuevos horizontes en los que no tiene cabida el color rojo de la imposición y la continuidad. Oposición que no se quiere ver ni escuchar, pero que ahí está, latente, esperando su oportunidad de expresarse en las urnas.
También, en medio del barullo y la quema de incienso, bajo la mesa operan quienes desde el centro neurálgico del priísmo nacional ven en un posible carro completo de la fidelidad, amenaza a sus futuros intereses. No pueden permitir que el Maestro Fidel Herrera tome la elección en Veracruz como su pasaporte a la candidatura por la presidencia de la República. Tampoco se ven, tampoco se escuchan en la torre de marfil de la fidelidad, pero ahí están el PRI de Enrique Peña Nieto, el PRI de Manlio Fabio Beltrones, lo mismo prestos a negociar una calculada derrota del PRI del veracruzano Herrera Beltrán que a recoger el tiradero a reconstruir del que habrán de valerse para el 2012.
Las festividades habrán de prolongarse por 60 días más y de más despilfarro del joven delfín seremos testigos. Lo único que ensombrece el aquelarre es el temor de Herrera Beltrán a que Calderón Hinojosa siga metiendo las manos; no es de gratis, él con todo el cuerpo inmerso en lo mismo que acusa, sabe de lo pactado en la cúpula nacional del PRIAN. Lo percibe, siente y vive a cada momento, no por mucho madrugar se amanece más temprano, cuando en medio del festejo fiel se escucha el paso de los enanos del tapanco. Ese es el karma de un gobernador que obligado por las circunstancias del momento sabe que debe callar, pues el miedo es contagioso, antes que descarrilar y dar al traste con la fiesta, apechuga. No hay marcha atrás, entrado en gastos su decisión está tomada, “manque le lleven los pingos” en su afán de trascender.
Que festeje Javier y la fidelidad, es su momento. Ya mañana Dios dirá cuando se deban recoger las varas.
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Difusión: Soberanía Popular
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