martes, 30 de marzo de 2010

Obra para el Wal Mart de La Margarita, cara y riesgosa para la gente: especialista


JAVIER PUGA MARTÍNEZ

Realizar una obra hidráulica sobre el río Alseseca para facilitar la instalación de la empresa Wal Mart en La Margarita no sólo requerirá una inversión millonaria, sino que representará un severo riesgo a la población, en especial para quienes habitan en la colonia La Hacienda, que se ubica a 500 metros aguas arriba de donde se pretende instalar el centro comercial.

Aunque es posible encauzar al Alseseca, jamás existirá un “riesgo cero” en ese cuerpo de agua, por lo que los costos de posibles pérdidas de vidas humanas, así como para pagar los daños a las viviendas perjudicadas por inundaciones de hasta un metro y medio de profundidad, serán más elevados que las acciones que hoy se pueden realizar si se respeta el cauce natural del río y no se permite más la invasión del mismo, consideró el especialista en ingeniería hidráulica e investigador César Solís Gómez, propietario de la empresa Ingeniería de Innovación Integral, quien fue consultado sobre la inversión de 18 millones de pesos que conjuntamente realizarán la trasnacional y el gobierno federal para evitar la inundación de un nuevo supermercado que pretende instalar en esa zona el consorcio Wal Mart de México.

Lejos de infundir temor entre los habitantes de La Hacienda, La Margarita y otras demarcaciones asentadas regular e irregularmente a las orillas del Alseseca, Solís Gómez subrayó que de lo que se trata es de crear una “cultura de la prevención de desastres y de peligros”.

Afirmó que esa “cultura” no es la de entregar cobijas y láminas después de una contingencia, sino de analizar el riesgo y mitigarlo evitando cualquier tipo de construcción, incluyendo la de unas canchas de futbol planeadas a un costado de la nueva tienda, entre el puente de la avenida de Las Torres y el puente Nezahualcóyotl.

“El río jamás va a modificar su cauce, y si la propia naturaleza nos está diciendo que ahí se encharca, eso va a pasar un día”, subrayó el ex académico universitario. En cambio, si se deja el lugar tal cual está le permitirá a la ciudad ganar más áreas verdes que, señaló, buena falta le hacen y se evitarán riesgos en el futuro.

El investigador agregó que no está en contra de la labor que hacen los inversionistas, pero sí de tirar, literalmente, una inversión en una zona de encharcamiento, “porque tarde o temprano el río se los va a recordar”.

Además, autorizar una obra en la que se aplicará dinero del erario también requiere de funcionarios que públicamente se hagan responsables de haberla autorizado, pues deben ser ellos quienes responderán por lo que pase en el futuro.

Simulador pone en evidencia el riesgo

Hace dos años Jadir Solís Montero presentó la tesis de maestría titulada “Análisis beneficio/costo de obras de protección contra inundación, tramo del río Alseseca en la colonia Hacienda”, en la Universidad de las Américas Puebla. Los resultados obtenidos sirvieron de base para crear un simulador digital de inundaciones en zonas de riesgo de ríos y barrancas del municipio de Puebla.

Durante la entrevista concedida a este diario, Solís Gómez cargó el programa creado por su hijo con base en información del Centro Universitario para la Prevención de Desastres Regionales (Cupreder) de la UAP, de instancias municipales y federales, así como con datos de elaboración personal, y simuló cuál sería el daño causado tras una tromba en el norte del municipio: al menos seis cuadras de una sección de La Hacienda, cercana a la avenida Fidel Velázquez, serían las más perjudicadas, pues el agua llegaría a alcanzar una profundidad de un metro y medio en esa zona.

En el resto de las casas a la ribera del río la inundación tendría distintas profundidades, incluida la parte donde se pretende crear el Wal Mart, donde el agua llegaría a los 30 y 50 centímetros. A esa profundidad el agua tiene tal cantidad de empuje que podría arrastrar sin problemas a una persona.

El programa se alimenta de diferentes variables, como lo son los puntos de inundación, las trayectorias de las corrientes, la acumulación de lluvia y la dirección de las tormentas, la cuenca, el tipo de vegetación, la velocidad con la que baja el agua de La Malinche y el tiempo que esta tarda en llegar a un determinado punto, entre otras.

Todo esto permite determinar lo que los ingenieros hidrólogos conocen como “gasto”, que es la cantidad máxima de agua que pasa por un determinado lugar tras una tormenta; a mayor nivel del gasto, mayor será el daño causado por el agua.

Para Solís Gómez lamentablemente La Malinche y todo el norte del municipio de Puebla padecen una severa deforestación y urbanización acelerada, lo que provoca que las caídas de agua sean cada vez más severas y en menor tiempo; así, fenómenos meteorológicos que se presentaban en la capital cada 40 o 50 años ahora ocurren entre cinco y 10 años.

“La frecuencia de los eventos ha aumentado y en función de eso podemos decir que como parte de una cultura del peligro tenemos que estar analizando fenómenos más severos y más frecuentes, y eso es lo que nos da la hidrología: si deforestamos aumenta el gasto, pero si llueve más, también. Todo lo que le hagamos a la cuenca (del Alseseca) incide directamente en el gasto”, destacó.

En las obras de ingeniería hidráulica es común calcular los periodos de retorno, continuó Solís Gómez, que se refieren a la probabilidad de que un evento hídrico ocurra con alguna consecuencia y daño para la población. Los periodos de retorno varían de los cinco a los 10, 25, 50 y 100 o más años. A mayor periodo de retorno es mayor la probabilidad de que una eventualidad tenga consecuencias catastróficas.

De acuerdo con el delegado de la Comisión Nacional del Agua, Manuel Beristáin Gómez, la obra que se pretende construir en el Alseseca a un costado del Wal Mart tendrá un periodo de retorno de mil años.

Para el investigador esto significaría que esa obra tendrá que soportar los fenómenos naturales que ocurren en ese tiempo, calculando la posibilidad de que la obra falle un determinado número de veces en un milenio, pues de llegarse a reventar causaría un daño tal en vidas y en la economía que tiene que edificarse con precisión.

Actualmente solamente las grandes presas y construcciones de esa magnitud son las que se preparan para un periodo de retorno tan largo.

“Construir una obra así es igual a tener poco dinero y gastarlo. Nunca hay una probabilidad cero dentro de topografía, por lo que una construcción así debe tener una base económica”, ponderó.

Afirmó que es la actividad humana, a través de la presión urbanizadora, la que está invadiendo el cauce del Alseseca, y no al revés, como se piensa después de que el agua penetró a las casas y destruyó muebles y aparatos. Sin embargo, los gobiernos terminan “premiando” a quienes invadieron el libre paso de los cuerpos de agua al modificarlos en vez de retirar a la población de esos lugares.

Construcción solidaria

El Alseseca está azolvado desde la construcción de una represa a la altura de la colonia Tres Cruces, allá en la década de los años 30 del siglo pasado, aproximadamente, y eso propició la construcción de casas, de escuelas y otros asentamientos. El problema se agravó con la construcción de los puentes de La Margarita, Las Torres y, recientemente, con el Nezahualcóyotl, que ahora es el punto más vulnerable de todos debido a su poca altura.

“La recomendación sería que si quieren hacer algo en el Alseseca lo hagan con razones solidarias. Esa es parte de la responsabilidad que debemos tener como sociedad, porque el Alseseca implica que hay muchas zonas de riesgo antes de la aparición del Wal Mart”, subrayó.

Y agregó: “nuestra obligación es darle los elementos políticos a los que toman decisiones, que ellos tengan argumentos, pero realizar una obra en una zona de inundación debe hacerlos responsables del dinero público que se va a aplicar. Si se ocasiona un desastre tiene haber responsables, y eso escapa a cualquier concepto de ingeniería”, finalizó.

Fuente: La Jornada de Oriente
Difusión: Soberanía Popular

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